18| I n t e n s o

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Me da igual- Katie Angel

Mini maratón 1/3

CHARLOTTE:

—Abuela. ¿Tu crees que soy fea?

Los ojos grises de mi abuela me observan como si fuera el ser más maravilloso que habita la tierra.

—¿Qué dices, chispita? Claro que no, tu eres la niña más hermosa que ha pisado este mundo. Además, no solo tu exterior es hermoso, tienes sentimientos, emociones, tienes una personalidad hermosa también, chispita.—menciona la mujer mayor frente a mi, acariciando mi cabeza.

—Mamá y los demás no dicen eso, dicen que soy poco agraciada, que nadie nunca me querrá.

—Ellos no saben lo que dicen, chispita. Estoy completa y totalmente segura que alguien se va a enamorar profundamente de ti. Espero que siga viva para ese entonces.

—Claro que lo estarás, deberías ser inmortal.

—Pero no lo seré, chispita. La vida se acaba, por eso debes vivir, dejar tu huella, no importa de la forma que sea... Te amo, Charlotte, nunca lo olvides.

Poco a poco, la imagen de la anciana se va difuminando, trato de correr para alcanzarla, pero siento una mano en mi cadera.

Abro los ojos lentamente, notando que alguien se encuentra detrás de mi, en la enorme cama, tomando mi cadera, con lo que supongo es la nariz, entre mi cuello.

Cameron, a quien ahora puedo decir que oficialmente es mi novio.

Cameron, mi novio.

Que bien suena. Sonrío.

—Sé que estas despierta—dice en un susurro contra mi oreja.

—Uhum. . . 

—¿Te encuentras bien?— sé a lo que se refiere.

—Yo... no me siento devastada, siento que... a pesar de que su momento de irse llegó, la disfruté y la amé muchísimo mientras estuvo viva. Aunque eso no quita que la extrañaré toda mi vida. Me hubiera gustado que se conocieran.—me giro sobre el colchón para observarlo. Tiene los ojos un poco hinchados por dormir, sus hermosos orbes verdes brillan y una incipiente barba de pocos días se hace notar en su barbilla.

—Hubiera sido un gusto, caramelo. Eres fuerte, por todo.— dice dando un beso en la punta de mi nariz.

—Igual tú. ¿Y Wendy?— pregunto observando que la cama detrás de él está vacía.

—Luego de que te durmieras fui a buscarla. Pero me dijo que quería dormir con los chicos, deben estar roncando aún.— habla, mientras juega con mi pelo. Estamos muy cerca.

—Oh, debemos levantarnos. Hay que volver a Londres.— anuncio mientras salgo de la cama y me dirijo al baño.

Una vez ahí, hago todas mis necesidades, me lavo los dientes, la cara y me peino el pelo. Al salir, Cam sigue acostado, tapado hasta la cintura, con los brazos detrás de su cabeza.

—¿No piensas levantarte?— pregunto, cruzando mis brazos.

—No puedo, necesito un beso para hacerlo... novia.— comenta, dándome una mirada llena de picardía. Me acerco hasta él, y planto un suave beso en sus labios.

—No era el beso al que me refería, pero lo acepto de igual manera.— se estira y sale de la cama, parándose a mi lado, mientras envuelve sus brazos a mi alrededor, haciendo que me curve un poco.

En el gris de tus ojos [Libro I bilogía "Miradas"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora