21| A d v e r t e n c i a s

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Snowman- Sia

CHARLOTTE:

Cameron me quería. Maldita sea, nos queríamos mutuamente y eso me había mantenido contenta todo el día.

Estaba siendo tan feliz estos últimos días que temía que algo pudiera arruinarlo.

Ahora, por la tarde me encontraba arreglándome en mi departamento, haciendo una videollamada con Maddy para que me ayudara a escoger un atuendo. Mi amiga, ya se encontraba en tierras británicas, solo que había llegado justo para las fiestas y decidió pasarlas en Liverpool con su familia.

—Estoy extremadamente nerviosa. No sé que ponerme.— dije sacando mis mejores vestidos. La noche pintaba ser fría, pero quería lucir bien, además, con unas pantimedias el frío no sería tan notorio.

—¿No conoces a tus suegros ya? Es solo una cena por Navidad.— menciona mi amiga a través de la pantalla de mi teléfono mientras terminaba de pintarse las uñas.

—Sí, pero no estarán únicamente mis suegros, también habrá más personas. ¿Qué te parece esto?— anuncié, mientras le mostraba un vestido azul, el cual era de mangas tres cuartos, adherido al cuerpo y tenía en la espalda una pequeña abertura en forma de corazón. Ella silba

—El azul te sienta genial. Eso, con tus botas altas hará que seas la puta ama.— dice la experta en moda y maquillaje.

—Menos mal, ya estaba bastante cansada de buscar algo. Me iré a duchar. Trata de no hacer desastres y feliz Navidad, por si no nos vemos.

—Feliz Navidad, belleza. Te quiero. ¡Usa protección!— fue lo último que dijo antes de colgar la llamada.

Una vez aseada, me dispuse a maquillarme mientras esperaba que mi pelo se secara un poco y luego le hice unas ondas, dejándolo caer en cascada por mi espalda. También terminé de darle los últimos retoques al pastel de fresas y moras que había preparado, quería dar una buena impresión ante las familias de mis amigos y mi novio, y decidí que debía engancharlos a través de la comida.

Barriga llena, corazón contento. O algo así era el dicho.

Sonreí satisfecha ante el bello pastel que había elaborado y luego sonreí satisfecha ante mi reflejo, me veía bien, mi cabello ya estaba bastante largo y me encantaba la forma en la que se veía. Debo admitir que mi autoestima había crecido un poco durante los últimos meses.

 El portero eléctrico sonó, anunciando que alguien espera abajo.

—Vengo en busca de la mujer mas bella de todo Londres— dijo la voz de mi novio al otro lado del altavoz, sonreí.

—Lo estoy esperando, hombre ardiente— dije mientras presionaba el botón para que pudiera ingresar.

Dos minutos después Cam llama a la puerta. Casi caigo de culo al suelo al verlo vestido en unos pantalones negros, camisa blanca y por encima un suéter azul de la misma tonalidad que mi vestido. Vaya casualidad.

El condenado se veía guapísimo, y caliente. Y más cuando me estaba dando esa mirada que me devoraba con los ojos. El silba, de la misma forma que lo había hecho horas antes mi amiga.

—Mujer... Te ves jodidamente ardiente. Te propondría un rapidito, pero Wendy espera en el auto y además llegaremos tarde.

—Siempre puedo recompensarte mas tarde— a pesar de llevar tacos altos, debí ponerme de puntitas para poder besarlo.— Hola, tú. Te ves increíble.

Luego de compartir algunos besos castos, porque Cam no quería arruinar mi ardiente maquillaje— sus palabras— bajamos al auto donde Wendy esperaba sentada en la parte trasera.

En el gris de tus ojos [Libro I bilogía "Miradas"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora