24| L o c u r a

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Besos en guerra- Morat, Juanes.

CAMERON:

La vida se reduce a instantes, eso lo tengo claro. Pero nunca lo había experimentado hasta hoy, mientras veo como suben a Charlotte, al amor de mi vida, a la ambulancia, estoy destrozado y lo único que me pregunto es por qué y cómo sucedió todo esto.

Recuerdo haber estado feliz con ella momentos atrás y lo siguiente después de verla marchar, fue ver a Jaden corriendo desesperado, diciéndome que habían atropellado a Charlotte.

—Señor Barry, usted deberá venir con nosotros a la estación para dar su declaración— advierte el policía, anotando algo en su libreta.

—¿Alguien acompañará a la señorita hasta el hospital?— pregunta un paramédico. J me da un leve empujón y me dice que él recogerá a Wendy. Se lo agradezco para después acercarme al vehículo— ¿Es usted familiar de la señorita? De no ser así, deberá llamar a alguien que lo sea.

Estoy tan desesperado e ido que suelto lo primero que viene a mi cabeza para que me dejen ir.

—Ella es mi prometida.— El médico asiente, dándome acceso para subir. En el trayecto me encargo de llamar a Brid, a mamá y a Derek.

Me destruye de una manera inexplicable verla toda magullada, golpeada y con sangre saliendo de su cabeza. Pero debo mantenerme sereno, no ganaré nada perdiendo el control, además, me empezó a doler la cabeza.

Luego de varias calles en silencio, me encuentro preguntando si ella estará bien y ellos me dicen que lo estará siempre y cuando logren parar la hemorragia que sale de su cabeza.

***

Dos horas después me encuentro comprando un café en la cafetería del hospital. En todo este tiempo aquí, he recibido varias noticias.

La primera. Los médicos pudieron parar el sangrado y ahora Lottie se encuentra en una habitación, todos esperamos que despierte pronto.

La segunda noticia me la dio Jaden cuando regresó de la estación de policía, el choque fue planeado y me enfurece saber quien fue la persona que lo provocó. Por que sí, saben quien fue, ya que no logró escapar luego de provocar el accidente. Cuando Charlotte despierte y esté lo bastante recuperada la llevaran a dar su declaración, espero que se haga justicia y esta persona ya no pueda hacer más daño.

Una hora más tarde, llega Brid, junto a mi madre. Agradezco que Wendy no venga con ellas. Por lo que supongo que se ha quedado con papá.

—¿Cómo está ella?— Bridget, quien ahora tiene su pelo teñido de morado en donde antes tenía sus mechas azules, está agitada y ojerosa. Me pregunto qué es lo que tiene tan angustiada a mi pequeña amiga, porque esas ojeras parecen llevar días en sus ojos.

—Estable.— respondo— Los doctores esperan a que despierte para seguir haciéndole análisis.

Ella asiente y suspirando se sienta en una silla alejada de J y me sorprende que no lo salude puesto que ellos estaban intentándolo, pero ahora que lo observo, Jaden también tiene bolsas debajo de sus ojos, y la sigue con la mirada como esperando alguna palabra de parte de Bridget. Más tarde ocuparé el lugar de cupido, y no quiero sonar egoísta, puesto que amo a mis mejores amigos y me preocupa su bienestar, pero mi prioridad en este momento es la mujer en la habitación.

Lorene como toda una mamá oso, me pregunta si estoy bien, si comí, si fui al baño, entre otras cosas que la preocupan como madre, supongo.

Quince minutos más tarde,—los cuales me parecen una eternidad—, aparece Derek y justo en ese momento una joven y regordeta enfermera sale de la habitación en donde está Charlotte.

—La señorita ya despertó, señor Lawrence. Pueden entrar pero de a uno y cada cierto tiempo para no agobiarla.— Con eso y un asentimiento de cabeza, ella  se aleja, diciendo que luego volverá a chequearla.

Mi mirada va desde mi madre, pasa por Brid y Jaden, y cuando veo a Derek este habla.

—Entra tú, se nota a kilómetros que quieres empujarnos a todos para entrar primero.— se lo agradezco con una sonrisa y me adentro en la blanca y reluciente habitación.

Lottie tiene la cabeza y un brazo vendados, una magulladura en la mejilla y una tirita en la ceja. Quien sabe que otras partes están así o peor de lastimadas, pero ella está despierta y es lo que importa porque podrá sanar, mi chica es fuerte.

—Caramelo. . . —susurro llamando su atención. Ella levanta la vista y me ve, embozando una leve, muy leve, sonrisa.

—Cam— dice apenas en un murmullo.

—Por Dios. Creí que te perdía— me acerco a ella y tomo su mano sana, dejando suaves caricias en su dorso.

—¿Cuánto ha pasado? ¿Semanas? ¿Meses?— río porque su dramatismo no para ni aunque esté hospitalizada, pero por un lado la comprendo, ella perdió totalmente la consciencia y es bueno que recuerde lo que pasa después de haber recibido un fuerte golpe en el coco.

—Tranquila, cielo. Sólo han sido cinco horas. ¿Cómo te sientes?

—Siento como si me estuvieran clavando un martillo lentamente en la cabeza, mi brazo y una de mis piernas duelen, pero creo que lo superaré.

—Claro que lo harás, eres tan fuerte que lo admiro.

—Y yo te admiro a ti.— ella me observa con sus ojos hipnotizantes.— Adivina.

—¿Qué?

—Creo que me recuperaría más rápido si tuviera a este sexy enfermero que entró hace unos minutos— puedo ver la picardía en su mirada, entonces le sigo el juego.

—¿A sí? De casualidad. . . ¿este sexy enfermero tiene le cabello negro?— asiente y sonríe— ¿Ojos verdes y altura prominente?— vuelve a asentir y esta vez me acerco a su oído y susurro— Este enfermero ¿es un Dios en la cama?

Siento como suelta un suspiro y yo suelto una pequeña risa.

—Eres un tramposo, no puedes venir, decir ese tipo de cosas y no hacer nada. No es justo.—dejo un beso en su frente y me separo de ella.

—No soy tramposo, además tu has empezado, chica microondas— sonríe.

Ambos nos quedamos en silencio mirándonos, nos hemos convertido en algo cliché y cursi, y eso me hace sonreír.

La observo y pienso. Pienso en cuanto la amo, con cada fibra de mi ser, pienso en cuan afortunado soy de tenerla conmigo. Pienso en todo lo que me hace bien.

—Sé que han sido sólo unas horas. . . pero— estoy hablando tan cerca que siento nuestras narices chocar.

—¿Pero?— suelta nuestras manos para dirigir la suya a mi nuca y afianzar su agarre en esa zona, como instándome a que nos quedemos así, cerca.

—Pero extrañé perderme en el gris de tus ojos.— sin decir mas, cierro mis palabras con un beso suave para no lastimarla.

Luego de salir de nuestra burbuja, hago una pregunta que seguramente la deja mirándome descolocada, seguramente piensa que estoy loco, o drogado.

—Charlotte.

—Mhm. . .

—¿Te casas conmigo?

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¡Actualización entre semana para compensar los días que no subí!

Solo digo que no me maten, espero que lo disfruten y no olviden comentar y votar.

Sin mas que decir.

¡Felices pascuas y besos azucarados!


En el gris de tus ojos [Libro I bilogía "Miradas"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora