E p í l o g o

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CHARLOTTE:

Miro mi reflejo en el gran espejo de cuerpo completo frente a mí y no puedo creer que esa mujer del otro lado sea yo, hago un repaso con mi vista de todo lo que veo.

Unos preciosos zapatos con tacón fino en color blanco con brillos hacen más delicados mis pequeños pies, la gran falda blanca los cubre. Mi vestido blanco con corte de sirena se amolda a mis curvas de una manera muy linda que hace cosas buenas por mi autoestima. El corsé, del mismo blanco que la falda, está cubierto por una fina tela de encaje que tiene pequeñas mariposas. No es nada extravagante, más bien precioso, con su toque delicado.

Repaso mi rostro, llevo un maquillaje leve pero notorio que hace mis ojos mas grandes y oscuros, mis labios tienen un color nude con brillo y llevo mi cabello largo suelto con ondas y una pequeña tiara que sostiene el velo.

Si, definitivamente me veo bien. Hoy no hay tiempo para dejar salir las pocas inseguridades que tengo, porque el hombre que me ayudó a superarlas está esperándome para pasar el resto de nuestra vida juntos.

—Joder, tu eres preciosa, pero hoy, te ves radiante, esplendida, feliz.

—Ay Brid, estoy feliz, nerviosa— digo dándome la vuelta y viendo a Bridget, quien también está preciosa, sus caderas, al igual que las mías se hicieron un poco mas anchas debido al parto, pero eso solo ha favorecido nuestra figura. 

Mi amiga, lleva un hermoso vestido de dama de honor en color lila, sutil, pero precioso. Tiene en sus brazos al pequeño Connor, quien no deja de succionar de su pecho, mientras que la hermosa Grace duerme en su cochecito. 

—Mírate, estás hermosa tu también— digo.

—Ambas están hermosas— Lorene dice, mientras que entra a la pequeña sala donde estamos esperando que la estilista termine de maquillar a Bethany. Mi suegra entra cargando a mi hijo quien lleva un pequeñísimo traje, parece un pingüinito, tan chiquito.

—Lograste dormirlo— digo tomándolo en mis brazos.

—Si, necesitaba un poco de silencio para poder dormirse, nieto hermoso.

Lorene ya está lista, está esperando que su esposo pase a recogerla, ellos se llevarán a los tres niños en su auto, mientras que Wendy esta con Cameron y Jaden. Me hubiera gustado que ella estuviera aquí con nosotras, pero el traidor de Jaden la convenció de irse con ellos comprándole un helado.

Un claxon se escucha afuera del local en el que estamos. Stuart ha llegado.

—Oh, ese debe ser mi esposo, linda Bridget, ayúdame a abrigarlos así los pongo en sus asientos.

Me despido de mi niño, quien ya tiene cuatro meses y veo a través de la ventana como mi suegra y mi mejor amiga los ponen en los asientos especiales detrás del auto. Son niños buenos, así que no llorarán.

***

Llegó la hora, joder, Derek pasará a recogerme para ir a la iglesia, Bridget y Bethany se fueron hace cinco minutos con los padres de Brid, y ahora estoy aquí junto a la estilista esperando que mi hermano llegue en cualquier momento. 

Como si fuera invocado, Derek entra al lugar vestido con su elegante traje negro, luciendo mas guapo de lo que ya es.

—Hermanita, te ves. . . totalmente hermosa.— dice tomando mi mano y haciéndome girar sobre mis propios pies.

—Tu también te ves bien.

—¿Estás lista?— soltando aire, asiento con mi cabeza.

El camino hasta la iglesia se me hace eterno, pero vale la pena.

Cuando menos lo espero, me encuentro bajando del auto con una gran sonrisa en mi rostro, yendo hasta las grandes puertas de roble, donde las damas de honor me esperan con sus parejas. Y Wendy quien es la niña de los anillos y la hermana de Jaden la "Niña" de las flores. Ambas están divinas con sus vestidos a juego. Seguramente los hermanos de Bridget deben haber molestado a Stacy con eso de la niña de las flores.

Mi hermano es quien me acompañará hasta el altar, desafortunadamente—o no— mi familia se rehusó a venir a mi boda, pero mi hermano me hizo darme cuenta que no vale la pena derramar lágrimas por alguien que nunca derramó esfuerzos por mi. 

Cuando las puertas se abren y las damas de honor entran, lo veo. 

Está allí, parado al otro lado, observándome de esa manera en la que me enamoró, vistiendo un traje gris claro, y viéndose condenadamente guapo.

Cuando la marcha nupcial comienza, sé que es mi turno de avanzar, con un mano en el brazo de mi hermano y la otra sosteniendo mi ramo de rosas blancas, comienzo a caminar hacia el amor de mi vida. Y cuando Derek me deja en el altar,  extiende la mano a Cameron.

—Espero que sepas valorar a la preciosa mujer que te estoy entregando— le dice mi hermano.

—Créeme que la valoraré cada instante que pase a su lado— dice Cameron mirándome. Y yo creo que podría largarme a llorar en este preciso momento.

Entonces la boda empieza. El cura habla y habla. Por un momento me siento mal de que a lo único que le esté prestando atención sea al hombre que toma mi mano, pero luego veo que el también esta mirándome y el único sentimiento que me embarga es amor.

El momento de los votos llega y creo que tartamudeo cuando le digo lo mucho que lo amo, lo feliz que me hace crear una familia con él, cumplir nuestros sueños juntos, le digo que es ese hombre que siempre soñé, pero que nunca esperé tener. Y muchísimas cosas mas que no expresan ni la mitad de lo feliz y agradecida que me siento. 

Cuando termino con mis votos, le siguen los de él, y ahí si que empiezo a llorar.

—Charlotte, caramelo, amor de mi vida. Sabes que no soy muy bueno con las palabras, pero es por ti que haré un esfuerzo.— se aclara la garganta y sigue— Sé que no soy el hombre ni el padre perfecto, nadie lo es, pero es por ti y por mis hijos que todos los días me levanto con al intención de ser mejor, por ti, por ellos y por mi. Amo de ti cada faceta, amo perderme en ti, en tu aroma, en tu cuerpo, en tu alma. . .

»Amo que me sonrías cada vez que te miro, amo que nuestro amor sea sano. Es por eso que he decidido que quiero pasar el resto de mi vida junto a ti, que cada mañana cuando despiertes nos miremos y digamos "hemos hecho lo correcto".  Y que cuando estemos viejos con el cabello blanco y sin dientes, nos volvamos a mirar y digamos "te dije que eras el amor de mi vida". Yo amo en ti lo imposible, amo tu forma de bailar cuando cocinas, cuando me besas, cuando me miras, porque cuando me miras me siento en casa, me siento seguro. Me siento completo cuando me pierdo en el gris de tus ojos.

FIN

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GRITOS DE PERRA LOCA

En el gris de tus ojos [Libro I bilogía "Miradas"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora