Lᴏᴠᴇ ɪs ɴᴏᴛ ᴏᴠᴇʀ // Kookmin

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Habían rentado una camioneta para poder llegar hasta el bosque, subieron las cosas y no tardaron en marcharse.

Era mejor irse muy temprano, podían buscar un lugar perfecto para acomodarse e instalarse.

— ¿Ya llegamos? — Era mucha su emoción, a sus padres les parecía muy tierno.

— Aún falta un poco, pero estamos cerca — Jungkook era el piloto, y su amado esposo era su copiloto. Quizás habían olvidado un poco cual era el camino.

— Amm, debes seguir el desvío que viene —Miraba un mapa y un GPS. La forma de llevar hasta ese lugar de campamentos era algo complicada en el último tramo.

— ¿Estas seguro?

— Muy seguro.

— Bien — Asintió y tomo sus indicaciones, no les tomo ni cinco minutos y ya habían llegado los al estacionamiento.

— ¡Si! — Soobin se apresuró a bajar después de su papá Jimin. Ayudaría a bajar las cosas del auto.

Habían más familias y personas por el área, era la época del año indicada para llegar a ese lugar.

Hecho un vistozo a su alrededor, los recuerdos se plasmaban frente a él como una película.

Miro a su esposo, parecía divertirse con su hijo mientras bajaban todo. Esa hermosa sonrisa aún le causaba cosquillas en el estómago, aquellos ojitos que a causa de su sonrisa se hacían más chiquitos aún lo dejan alucinando.

Su hermosa piel pálida, sus dulces y gruegos labios carmín, es tan hermoso, tan perfecto.

— ¿Puedes dejar de mirar y venir a ayudar? — Le pidió cruzado de brazos y arqueando una ceja, podía fingir que su mirada no le ponía aún nervioso.

— Oh, claro... — Río levemente y se acerco a ayudarlos — Perdón.

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A ambos les parecía algún tipo de broma, increíblemente su pequeño había encontrado el lugar exacto donde habían acampado. Era justo el mismo lugar, hasta las mismas partículas de tierra.

— ¡Este lugar es hermoso! ¿Podemos quedarnos aquí? Es perfecto para quedarnos.

— Claro que sí, es perfecto.

Sonrieron y comenzaron a instalarse en el lugar. Acabaron pronto y su pequeño quiso acercarse a la orilla del lago, claro que con la mirada de sus padres.

— Es muy curioso.

— Se lo contagiaste — Le sonrío al mayor.

— No hablo de Soobin. Hablo de esto, el que hayamos vuelto justo aquí...

— Oh — Igual lo sorprendía un poco todo eso —  Entiendo, también lo pensé.... Es una gran casualidad.

— O quizás no — Esa debía ser algún tipo de señal, algo que le dice que aún hay amor entre ellos y no deben separarse.

— ¿A qué te refieres? — Lo miro algo confundido, y curioso por saber que pensaba.

Sonrió levemente, no iba a contarle esa locura, aún no — Sigues siendo tan hermoso como ese día que te conocí... — Sus palabras tomaron por sorpresa al menor y lo hicieron ruborizarse — Sigues viéndote tan encantador y adorable. Me dan ganas de besarte.

— ¿Quisite besarme cuando nos conocimos? — Sonrió levemente siguiéndole un poco el juego.

— Oh, si, quice besarte apenas te vi. Tienes unos labios tan atrayentes amor mío.

Río avergonzado, sabía como hacerlo vulnerable y ponerlo nervioso. Pero no podía ignorar el dolor que seguía en su pecho — ¿Pensaste eso cuando me fuiste infiel?... — Suspiró, se acerco a su esposo y beso suavemente sus labios, dejando que se tocasen un poco.

— Jiminie... — Lo tomó de la cintura evitando que se alejara de su lado. Ama su esposo, está arrepentido de lo que hizo, quiere amarlo el resto de su vida — Voy a demostrarte que aún te amo con locura, y que quiero tu perdón.

No hubieron más palabras, solo profundas miradas, y aunque el menor quería creerle, sintió algo de duda. Terminó deshaciendo ese abrazo.

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