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En esa noche hubieron razones para desconfiar, para sentirse inseguro y preocupado.

¿Por qué aún no había vuelto a casa? Ya tenía la cena lista, y deseaba poder hablar por fin de forma correcta.

Esa mañana había prometido volver antes de las once, pero ya era media noche y no habían señales de su esposo. Había mandado a Soobin a dormir, el seguiría esperando a Jungkook hasta que volviera.

Jeon tenía una pequeña reunión con directores de muy reconocidas galerías de arte. Sus obras estaban teniendo mayor éxito, en especial las obras inspiradas en su esposo.

Después de horas de platicas y de estar mostrando sus obras, al fin llegaron a un acuerdo. Estaba frustrado y muy exhausto, aunque tubo un buen día no tenía ganas de volver a su casa en ese momento, ya se había pasado de la hora a la que dijo que llegaría. Tenia tantos demonios en su cabeza.

No quería discutir con su esposo.

— Señor Jeon ¿se encuentra bien? — Sook, la chica que le ayuda a organizar las exposiciones y debes en cuando le coquetea.

— ¿Ah? ¿Qué-... Si, si — Despertó de su profundo transe, no tenía cabeza en ese momento para pensar. Necesitaba despejarse— Creí que ya te habías ido a casa. No deberías estar aquí, ya puedes irte.

— No me iré hasta que usted lo haga. Se ve cansado — Se sentó cerca suyo y acaricio su hombro.

— Suspira mientras se masajea entre sus cejas— ¿Hay algo fuerte para beber?

— Enseguida busco — Sonrió levemente mientras se ponía de pie y se dirigía a la cocina. Unos minutos después volvió con dos vasos con hielo y la única botella que había de alcohol — Solo encontre whisky.

Se sentía solo, y Sook parecía querer animarle. Necesitaba desahogarse con alguien en ese momento y hablar de las complicaciones que pasaba en su matrimonio.

Pero ingirió demasiado alcohol y cometió uno de los peores errores de su vida.

.─❝ 🌻 ❞─.


Se despertó de golpe, asustado por el sonido de la puerta al ser cerrada con fuerza. No recordó en qué momento se quedó dormido después de ir a dejar a Soobin a la escuela.

Se levantó del sofá y se asomo por el pasillo comprobando que era él, llegando a casa hasta las once de la mañana.

— Al fin decidiste llegar.

Lo vio ahí, al final del pasillo de la entrada, cruzado de brazos y con una mirada llena de dolor y parecía desvelado — Yo... Lo lamento.

— ¿Lo lamentas? ¿En serio? Me tuviste con el corazón en la boca, ¡Maldita sea Jungkook! ¡Te espere toda la jodida noche y ni un maldito mensaje respondiste! — Era normal que estuviera molesto, decepcionado y dolido.

Habia arrepentimiento en su mirada, estaba jodidamente arrepentido de lo que hizo. Sollozo y seco sus lágrimas, a pasos decididos se acercó hasta su esposo apresandolo en un fuerte abrazo y en un inesperado beso — Lo lamento, por favor perdóname Jiminie. No quise, yo... — Vio esos lindos ojos que tanto le encantaban, sintió su corazón bombear con fuerza.

¿Tanto tiempo tenían sin haberse dando un solo beso? ¿O de haberse tocado?

— ¿Po-por qué?-. — No comprendía, parecía muy arrepentido pero había algo más en esa triste mirada. ¿Por qué lo había besado así tan de repente? Hacía ya años que no le robaba un beso — Jungkook...

— Quiero que me perdones — Volvió a besarlo, lo acorralo contra la pared y no se resistió en tocarlo, en sentir esas dulces curvas nuevamente contra su piel. Estaba enloqueciendo, incluso más que anoche.

— ¿Qué haces? — Apenas podía formular alguna palabra en suspiros, cuanto había pasado desde la última vez que besaron así. Había desesperación en ese beso, tanto deseo, se habían extrañado demasiado, sus labios, sus cuerpos, su piel ardiente.

— Soobin — Bajo los besos hasta el sencible y adictivo cuello de su esposo — ¿Soobin esta en casa? — Pudo verlo negar mientras sacaba suspiros. Iba a hacerlo, iba a sentirlo de nuevo como tanto había deseado desde hace meses.

Era lo que podía hacer para intentar arreglar su error, demostrar que se arrepentía de lo que sucedió que no hay otra persona que lo ponga más que su esposo. Es al único al que desea, se sentía tan culpable.

Jadeo al sentir sus muslos ser apretados con fuerza y sus glúteos ser acariciados con morbo. Lo deseaba demasiado, deseaba que por fin ocurriera de nuevo.

Desabrocho su camisa colando su mano bajo la suave tela que comenzó a estorbar. Quería tocar su piel perfecta, sentirlo de nuevo, sentirse suyo nuevamente.

Se estaban comiendo en medio del pasillo de la entrada, sin la vergüenza de que alguien los viera por la ventana. Y si tan solo se hubiera duchado antes de llegar a casa, hubiera podido hacerle el amor a su esposo.

Aquellas marcas en su piel, en su cuelo y pecho, no fueron hechas por el menor. Y aquel ligero aroma de fragancia de flores tampoco le pertenece.

— Jimin — Pudo sentir como algo en su interior era destruido, se derrumbaba mientras se sentía tan estúpido— Jimin, por favor escúchame-.

Empujó al mayor alejando lo de el. No era verdad, no lo era, no lo era.

— ¡Soy un estúpido!

Tenía razón, tuvo razón todo ese tiempo. Lo había aburrido, ya no lo quería, tenía a alguien más que lo hacía.

— No, Jiminie, cariño por favor — Intento acercarse, pero el menor se lo negó.

— ¡No quiero que me toques!

¿Como iba a explicarle?, ¿como iba a pedirle perdón? Sabía que había cometido un gran error.

Tuvo que hacerlo, tuvo que volverse un estúpido y engañar al amor de su vida justo el día de su aniversario.

.─❝ 🌻 ❞─.

Lᴏᴠᴇ ɪs ɴᴏᴛ ᴏᴠᴇʀ  // KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora