¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La luna llena de invierno era uno de los momentos más importantes para algunos aquelarres. Para Khaleesi era la noche en la que sus poderes o parte de ellos, se renovaban. Aquella noche era distinta, pues estaba más vulnerable y, quizá, mucho más débil que en otras ocasiones. Pero, como todos los anteriores años, aquel fenómeno lunar no iba a mostrar que la afectaba.
Como, anteriormente, Esther había conseguido, una parte de su poder se había quedado la tierra, provocando que de nuevo Rebekah se hubiera vuelto a esconder junto a Hope, provocando que está vez Kol fuera a ayudarlas a para buscar un lugar más seguro.
Pero aquel día, Khaleesi no podía mostrar que todo la estaba afectando. La despedida de Kol, el regreso de Esther y de Mikael, el Kanima, sus continuas pesadillas y su distanciamiento con Derek, estaban causando que el poder de la Original comenzara a colapsar, pero la hereje sabía que no eran esos los causantes de su descontrol y su colapso, tal vez sí un detonante. Pero en realidad, todo venía fomentado por la cantidad de magia negra que estaba haciendo a escondidas. Crear y prácticar hechizos de aquellas dimensiones la estaba trayendo graves consecuencias, que no tardando, comenzarían a mostrarse.
—Necesito que vengas conmigo a la estación. No creo que esas viejas cadenas soporten la fuerza de los tres.— Dijo Aria entrando en la habitación de Khaleesi, haciendo que la Original cerrará rápidamente su grimorio, donde tenía medio desarrollado un hechizo.
—¿Es necesario que vaya? Tengo cosas que hacer respecto con el regreso de mi madre.— Respondió Khaleesi mostrando su negativa por ir, no porque no quisiera, sino porque Derek había dejado bastante claro que no quería su ayuda.
—Leesi si no fuera algo importante no te lo diría. Se lo que está pasando con Esther y el peligro que Hope corre, pero si está noche mi hermano se va a hacer cargo de tres Betas sin ninguna ancla quiero asegurarme de que estará bien.— Explicó la mujer lobo haciendo que Khaleesi se levantará de su cama y caminara tras la morena.
Al llegar a la estación, Khaleesi se percató de que no había nadie. Hecho que agradeció, ya que prefería hacer magia sin público, pero cuando terminó la realidad fue muy diferente.
—¿Las cadenas ya están?— Preguntó Aria acercándose a Khaleesi, observando las venas que empezaban a marcarse tras su cuello.
—Deberían.— Respondió de forma cortante mientras se cruzaba de brazos.
—No dan mucha confianza.— Comentó Boyd desde una esquina.
—Están reforzadas con el hechizo que Esther uso para las cadenas que le pusieron a mi hermano la noche en la que le bloquearon su lado de hombre lobo. Si soportó su fuerza, lo hará con la vuestra.— Afirmó Khaleesi recordando aquella noche y los días anteriores y posteriores.
—¿Deberíamos de fiarnos de un hechizo de hace mil años que detuvo a un Beta?— Preguntó Erica confundida.
—Los hechizos no caducan. Y las transformaciones de los hombres lobo con la maldición son distintas a las nuestras. Ellos pierden el control, mientras todos sus huesos, uno por uno, se van rompiendo mientras se transforman en lobos.— Explicó Derek, mientras Khaleesi recordaba la primera vez que Klaus se transformó. Tal vez era de los pocos sonidos que estaban gravados en su cabeza.
