David tuvo la amabilidad de llevarme a casa, le había contado lo que mi madre me había dicho por teléfono y su reacción fue extraña, casi parecía que estaba en otro mundo. Cuando me bajé de la moto no supe muy bien cómo despedirme así que murmuré gracias y me giré para subir.
Cuando entré a mi casa me sorprendí de ver a Jason y Maddie, los amigos de mis padres, sentados en el sofá junto a mi madre. Mi padre apareció unos segundos más tarde con el ceño fruncido y mirándome con odio.
—Ni siquiera te reconozco. — Murmuró. Sentí como sus palabras golpeaban mi pecho con fuerza. —Te he dado la mejor educación y la mayor de las libertades. ¿Qué hemos hecho mal contigo para que acabes así?
Lo entendí todo cuando fijé la vista en la televisión. Estaban emitiendo un programa de prensa rosa dedicado sólo a mi, incluso había un número de teléfono por si alguien de mi círculo quisiese llamar y dar datos sobre mí. Las noticias se acumulaban, no paraban de reproducir el momento en el que entré al hotel con Chris, luego montándome en la moto con David y por último la fiesta.
No había sido consciente, por los niveles de alcohol y de adrenalina, de las consecuencias que podía tener que un paparazzi nos grabase a los Rodríguez y a mí besándonos. Salía besándome con Chris, con Martha y con Man, también bebiendo y bailando en la plataforma. En los titulares hablaban de prostituta, cazafortunas y otras cosas parecidas.
En el salón reinaba el silencio, mi madre no se atrevía ni a mirarme y yo no pude decir nada, no podía justificar nada de lo que había hecho.
—Nos has mentido todo este tiempo, tus salidas con tu amiga no eran más que mentiras. ¡¿En qué clase de persona te han convertido esos desgraciados?!— Gritó. Retrocedí unos centímetros del susto, no estaba acostumbrada a esto. Mis padres nunca me levantaban la voz, aunque yo tampoco había causado muchos problemas nunca.
—Ellos no han hecho nada papá.— Dije con un hilo de voz. Su cara reflejaba incredulidad, sabía lo que estaba pensando, yo sólo había hablado para defenderlos y eso haría que su teoría sobre el mal que ellos me estaban causando, se incrementase.
—¡No pienso permitir que se vuelvan a acercar a ti! ¡Mírate! — Señaló la televisión donde volvían a retransmitir el momento de los besos en la fiesta. —Que vergüenza.
Me sentí muy mal viendo a mi padre tan alterado, pero me sentí aun peor por no arrepentirme de haber conocido a los Rodríguez, su mundo y de haberme divertido de esa manera.
—Lydia. —Jason intervino para intermediar. —Esos chicos son peligrosos, todas las personas de alta clase lo son, eso es lo que conlleva el poder. Además... —Se quedó pensativo unos segundos, supuse que pensando en cómo convencerme sin volverme en su contra.— Ellos son especialmente conflictivos, uno de ellos está pendiente de un juicio muy grave, siempre hay tiroteos y peleas en su casa y su padre ha desaparecido.
Intenté ignorar la última parte de lo que había dicho y respiré hondo. —No les conocéis como yo. Ellos no son conflictivos, son buenos chicos. — Mi padre resopló indignado.
El timbre sonó, me giré extrañada pero no me moví. — ¿Esperamos a alguien? — Fueron las primeras palabras que pronunció mi madre. Mi padre se acercó para abrir la puerta y casi me dio un infarto cuando vi a los Rodríguez de pie en la puerta. Martha me miró con pesadez, o con culpa, y me ofreció una sonrisa triste.
—¡¿Cómo os atrevéis a pisar mi casa?! Después de todo lo que le habéis hecho a mi hija... — Cogió aire y se giró para mirarme. Yo estaba palarizada y solo vi como Jason se ponía de pie a mi lado con el ceño fruncido.
ESTÁS LEYENDO
Los trillizos R
RandomUn historia demasiado cliché. ¿Qué pasaría si una chica normal y corriente que tiene como hobbie leer se encontrase en la vida real a unos trillizos guapos, ricos y diferentes? Man, David y Christian son tres hermanos muy diferentes pero muy unidos...