Siempre fui de las que hacía un drama enorme por cualquier tontería pero cuando los problemas eran grandes o no sabía reaccionar o lo asimilaba muy rápido.
Cuando conocía a un nuevo grupo de amigos empezaba hablando sobre los gustos musicales, los restaurantes donde más nos gustaba comer y cualquier cosa sin importancia real.
Con los Rodriguez y Martha no tuve tiempo de preguntar que música escuchaban o si preferían la playa antes que la montaña, todo fue rápido e intenso y ni siquiera tuve la oportunidad de asumir muy bien lo que estaba pasando.
—¿Estás bien?
Asentí dos veces antes de que la puerta se abriera y Man entrase. Su vista fue directamente a la mesa y a los papeles que había sobre ella. Frunció su ceño y luego miró a su novia.
—Acaba de vivir un tiroteo no sé si deberías estar llenándola de información ahora.
—Está bien. — Hablé y con una sonrisa tímida lo miré. Él suspiró y vino hasta donde estábamos para apoyarse en la mesa. Pasó una mano por su pelo, gesto que indicaba la frustración que sentía, y se movió para poner su mano en mi hombro.
— Lo siento, no es justo que tengas que vivir esto. Nadie te avisó las consecuencias que tendría el simple hecho de venir a nuestra casa. Podremos comprender que quieras volver a tu vida y olvidarnos.
Una sonrisa triste cruzó los labios de Martha y también los míos. ¿Realmente quería volver a mi vida? ¿Podría hacer como si nada? ¿Que quería hacer?
—¿Qué sabéis de mi?
— Quienes son tus amigos, tu familia, lo que estudias, tus informes médicos, tus horarios, tu cuenta bancaria, e incluso lo que buscas en Google. - Man que se había separado unos pasos comenzó a dar vueltas mientras hablaba. Por unos segundos me sentí acosada, es muy gracioso pensar que nos espían pero cuando realmente alguien invade toda tu intimidad te angustia. - Realmente no hay nada que puedas ocultarnos.
La puerta se abrió interrumpiendo el momento y entraron los otros dos hermanos. Chris con una sonrisa - como siempre - y David con una mueca que no sabía descifrar. Ellos también fijaron su vista en los papeles pero no hubo expresión como si ya se lo esperasen.
-Man, ella no está preparada para esto.— David sentenció desde la puerta sin ni siquiera mirarme. La vergüenza haciéndose presente en mi cara que debía estar roja.
—¿Por qué? ¿Cómo ha reaccionado antes?
Y en ese momento si me miró con toda la duda que cabe en una mirada. Mis cara ardiendo y mis manos sudando, yo no quería que todos supiesen sobre mi ataque de pánico y mucho menos sobre el beso. Entonces él tragó, su nuez bajando por su garganta de una manera provocadora, y una mueca cruzó sus labios.
— Ha reaccionado bien pero eso no es suficiente. — Tardé varios segundos en asimilar su respuesta, él estaba mintiendo por mi. Una sonrisa cruzó mis labios aunque no me devolvió el gesto. Chris resopló con cansancio.
— ¿Que hacemos entonces?
Su pregunta no se contestó porque se escucharon unos pasos por el pasillo y todos nos giramos hacia la puerta.
—¡Chicos! — Un grito de una voz que pude reconocer. Max. — ¿Como estáis? — Entró y su cara expresó una mueca de sorpresa cuando me vio. — Lydia.
Saludé con una sonrisa que si fue correspondida. — Estamos bien, ¿has averiguado algo?
— Me queda poco para comprobar que esos tíos estuvieron en el club la otra noche, tengo a varias personas comprobando imágenes.
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Los trillizos R
RandomUn historia demasiado cliché. ¿Qué pasaría si una chica normal y corriente que tiene como hobbie leer se encontrase en la vida real a unos trillizos guapos, ricos y diferentes? Man, David y Christian son tres hermanos muy diferentes pero muy unidos...