— Vamos a pedir una ronde chupitos de tequila. — Gritó Max en mi espalda, David ya no estaba en la barra. Lo busqué por toda la pisa pero no lo veía.
— ¡Vamos joder! — Gritó Chris por el micrófono que tenía su hermano en la mesa. La música rebotaba en mi cabeza. Que mareo. Me apoyé en la pared del interior y cerré los ojos esperando a que el mundo dejase de girar.
— ¿A quién buscabas?
Abrí los ojos para comprobar que efectivamente no me lo estaba inventando. David se bebió todo lo que quedaba en su vaso de un trago mientras me miraba. Entrecerré mis ojos para ver mejor las marcas que había en su camiseta. Pintalabios rojo.
— Creo que tu también has tenido una noche interesante. — Murmuré y sin trabarme, todo un éxito para estar en esas condiciones. Él bajo la vista a la zona de su hombro y sonrió. Maldita sonrisa de anuncio de dentista.
Un chaval vestido de negro y con un auricular entró en la sala con una bandeja llena de chupitos, la dejó sobre la mesa y se fue sin decir nada. Gracias, ni siquiera me dio tiempo a decirlo. Todos salieron del balcón y se acercaron a la mesa. Chris sacó su móvil e hizo una foto.
— No deberías beber más.
Aguanté su mirada y fruncí el ceño. Nadie me decía cuanto tenía que beber y menos él. Me acerqué a la mesa y apoyándome en el hombro de Max cogí uno de los chupitos.
—Brindemos, por la amistad y por nosotros.— Gritó Chris levantando el suyo. David se colocó detrás mía y cogió uno también. Me giré y aproveché un poco para mirarlo de cerca. Y de hecho había demasiada cercanía, incluso podía oler su colonia.
— Deja de ser un blandito Chris, brindemos por acabar esta noche follando.
Y todos levantaron su mano y chocaron los vasos, incluida yo, que no sabía ya ni mi nombre. Me lo bebí de un trago y cerré los ojos esperando que se pasara el sabor. Joder. Abrí los ojos justo para salir en la foto que nos hizo otro chico que no había visto ni entrar. No quería ni verla mejor.
— Bajemos todos a bailar. — Propuso Martha y tiró de mi brazo. Yo ni siquiera opuse resistencia aunque me costaba mantenerme en pie sin caerme. Bajamos como pudimos por las escaleras y nos mezclamos con la gente.
Saltos.
Bailes.
Risas.
Sudor.
Agarrones.
— ¡Me encanta esta canción! — Grité y entre Chris y Max me puse a bailarla. Los brazos de uno de ellos me sostenían la cintura, estaba haciendo la función de un cinturón de seguridad porque en cualquier momento con los tacones y el alcohol iba a desestabilizarme y no quería partirme la boca delante de tanta gente.
Martha se unió al centro conmigo y entre risas acabó la canción. La siguiente era aún más buena y nos pusimos a saltar y bailar.
¿Donde había ido David?
Como si lo invocase, él apareció con una chica desconocida y se dedicaron a bailar muy cerca. Hasta bailando era bueno.
Martha y yo le bailamos a Man que se estaba partiendo de risa sin sentido, y todo dio un giro drástico cuando se empezaron a besar. Intenté apartarme pero él me sujetó la mano.
¿Qué?
Rompieron el beso y tiró de mi acercándome. Nos movimos al ritmo de la canción.
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Los trillizos R
De TodoUn historia demasiado cliché. ¿Qué pasaría si una chica normal y corriente que tiene como hobbie leer se encontrase en la vida real a unos trillizos guapos, ricos y diferentes? Man, David y Christian son tres hermanos muy diferentes pero muy unidos...