Chocolate

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Nunca habías visto Honeydukes tan abarrotado de gente, normalmente siempre está lleno pero no tanto como hoy

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Nunca habías visto Honeydukes tan abarrotado de gente, normalmente siempre está lleno pero no tanto como hoy. Había salido un nuevo producto, todos estaban ansiosos por probarlo y por eso mismo se habían achocado en la tienda a tal punto de casi casi ni siquiera dejar que el aire fluya como siempre.

Te habías separado de tus amigas para poder ir a comprar una simple barra de chocolate, era tu dulce favorito al igual que un calmante, te gustaba aquella sensación cuando el chocolate se derretía en tu boca dejando una explosión de sabor en ésta.

Tal fue tu sorpresa al llegar y mirar la tienda completamente llena.

"Genial, sólo vengo por una simple cosa y tengo que hacer una fila de cien mil personas" Pensaste.

Colocaste tu mano en la perilla de la puerta, respiraste profundo y abriste la puerta dispuesta a entrar en la marea de personas. El ruido era increíble, murmullos, exclamaciones, gritos...Por Merlín, cuando salgas de ese lugar quedarás completamente sorda...si es que sales.

Pasaste por entre las personas dispuesta a conseguir tu chocolate, no avanzabas ni dos pasos pues la gente te daba empujones haciéndote volver al lugar de inicio. Esquivaste a varios estudiantes logrando avanzar un poco, ¡diantres! ¿por qué debían estar los chocolates hasta el otro lado de la tienda?

Literalmente parecía que te encontrabas en aquellos Reality shows en los que debías pasar varios obstáculos para llegar a la meta. Pasabas por entre las personas y también por los estantes, era algo difícil pues hasta sumías la panza y caminabas de ladito cuando se trataba de pasar por ambos al mismo tiempo.

Miraste a ver la fila que se formó para pagar los productos, era demasiado larga y sólo rezabas para que cuando sea tu turno al menos haya bajado un poco.

Te faltaba poco para llegar, un metro no era tan largo, pero a ti te parecía casi un kilómetro debido a la gente que se encontraba ahí. Seguiste con tu camino logrando esquivar a aquel grupo que impedía tu paso, lo único que te hacía falta era estirar la mano para tomar la barra de chocolate frente a ti.

Pero algo pasó, alguien había llegado en el momento exacto en el que tú estirabas la mano para tomar la barra, él fue más rápido y logró tomarla antes que tú. Observaste el estante, ¡¿YA NO HAY MÁS?! Aquel chico de gafas se había llevado la última.

Sin fijarse siquiera de ti, el chico caminó a donde se encontraba su grupo de amigos y le dio la última barra de chocolate a uno de sus amigos, exactamente a aquel de aspecto enfermizo.

Lo miraste con algo de tristeza y decepción, pero te tranquilizó saber que tal vez aquel chico de aspecto enfermizo lo necesitaba más que tú. Frunciste los labios y con la cabeza gacha, volviste sobre tus pasos yendo a la salida de la tienda.

[...]

El día era nublado y con un denso frío acercándose, en el Lago Negro no había muchos alumnos debido a aquel helado tiempo, por lo que habías decidido ir a disfrutar de un pequeño paseo a la orilla del Lago esperando tener un rato de paz y soledad.

Caminabas entre las rocas de la orilla con las manos dentro de los bolsillos de tu túnica, una ligera brisa levantó algunos mechones de tu cabello mientras que al mismo tiempo tu piel se erizaba por aquel escalofrío que recorrió todo tu cuerpo.

Cruzaste los brazos por tu pecho intentando obtener un poco de calor; Pudiste escuchar unos pasos detrás de ti por lo que agudizaste el oído tratando de descifrar que no haya sido sólo tu imaginación, pero volviste a escuchar aquellos sonidos y fue cuando decidiste voltear a ver.

Un chico corría hacia tu dirección, tenía la respiración agitada y trataba de llamar tu atención- ¡Hey, espera!- Dijo entre jadeos. Al llegar a tu lado, alzó la mano pidiendo un poco de tiempo para regular su respiración- Uff, ya está- Suspiró, el chico te miró con una sonrisa, como si se conocieran de toda la vida.

Por tu mente pasaban miles y miles de preguntas, ¿Acaso era tu pareja en algún proyecto? ¿Lo conocías de algún lado?

-Emm...¿Eres _____ _____?- Preguntó señalándote con el dedo. Te habías quedado muda, ¿y si trataba de jugarte una broma? o...¿qué tal si se trataba de un violador? Merlín, necesitabas quitarte esas ideas de la cabeza. 

-Si- Asentiste sin abandonar esa expresión de incredulidad.

-Genial- Exclamó el chico ensanchando su sonrisa. Comenzó a hurgar dentro de sus bolsillos en busca de algo, trataste de estirar el cuello para saber de lo que se trataba, pero no lograste ver nada. No fue hasta que de ellos sacó un pequeño paquete algo arrugado que trató de alisar con sus propias manos- Ten- Te dijo tendiéndote aquel paquete.

No sabías si tomarlo o no, te sentías insegura respecto a este raro chico que de pronto te daba un 'regalo'. Al notar que no lo tomabas, el chico tomó tu mano y puso sobre esta aquel paquete. Intercalaste la mirada entre el muchacho pelinegro y lo que tenías en tus manos.

-Yo...emm...- Balbuceabas sin saber muy bien qué decirle, al parecer, por la expresión confusa de tu rostro o tal vez era que podía leer tu mente, agregó:

-Te vi en Honeydukes. Ibas a tomar la última barra de chocolate pero mi amigo se te adelantó, perdón por eso- Dijo frunciendo un poco los labios- Digamos que "tomé prestado" ese chocolate y aproveché para dártelo. Créeme, reconozco a una maniática del chocolate con sólo verla- Guiñó uno de sus orbes grises a tu dirección tomándote por completa sorpresa.

No podías creerlo...

Aquel chico te regalaba una tableta de chocolate por el simple hecho de verte salir de la tienda sin lograr tu objetivo, sentías como tu corazón palpitaba a toda prisa. Tenías la boca entreabierta de la sorpresa y a pesar de que tratabas con todas tus fuerzas, no pudiste articular ni una sola palabra.

El chico te miró a ver con una sonrisa para luego darse la vuelta y regresar al castillo, al parecer sólo eras tú la loca que disfrutaba estar en aquel clima tan violento.

Miraste a ver de nuevo el paquete en tus manos, ¡Merlín! No le preguntaste su nombre. Alzaste la mirada colocándola de inmediato en aquel chico que se hacía cada vez más y más lejano- ¡Hey! No me dijiste tu...nombre- Susurraste eso último al darte cuenta que el muchacho ya estaba demasiado lejos y no podía oírte.

Sin esperar más tiempo, decidiste abrir el paquete encontrando en este la barra de chocolate que tanto habías anhelado estos días. Sonreíste inconscientemente pensando en lo afortunada que habías sido.

De pronto, un pequeño papel cayó del sobre; Antes de que el viento se lo llevara, lo tomaste entre tus manos comenzando a desdoblarlo.

"Torre de Astronomía. Sábado a las diez en punto. No faltes.

Sirius Black"

Casi pegabas el grito al cielo al leer esta pequeña nota, después de todo, valió la pena ir a Honeydukes y salir sin nada en las manos.

Sirius Black One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora