~¿Qué es la vida sin un poco de riesgo?~ S. B
Dale un espacio a la imaginación y disfruta de estas ideas que salen de mi cabeza. Espero sean de su agrado.
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-¡______!- Gritó un Remus bastante alterado y sobre todo agitado por haber corrido hasta donde te encontrabas. El chico parecía a punto de desplomarse sobre ti, después de varios segundos en los que logró regular su respiración, habló- Te necesitamos- Dijo con urgencia en su voz.
-¿Todo está bien?- Preguntaste levantándote lentamente de tu asiento.
-Te cuento en el camino- Dijo el chico tomándote del brazo y volviendo a echar carrera, contigo dando traspiés sobre sus talones. Se veía realmente desesperado, corría como si no hubiera mañana y tú apenas podías dar un paso cuando él ya daba tres.
Pasaban entre los grupos de estudiantes que se amontonaban en medio de los pasillos, habían empujado a algunos y casi chocado con otros, pero eso no era excusa para que Remus frenara.
Antes de que te dieras cuenta ya estaban subiendo las escaleras del dormitorio de los chicos. Remus frenó al estar frente a la puerta de su habitación- Muy bien- Suspiró- Te necesitamos- Dijo sin rodeos- Ha surgido un problema realmente grande allá adentro, tanto los chicos como yo no podemos más con él, creímos que seria buena idea que nos pudieses ayudar.
-Emm...Supongo que...- No te dejó terminar la oración puesto que abrió de golpe la puerta y salieron James y Peter corriendo de la habitación seguidos de Remus. Sin que pudieran decirte un 'gracias' al menos, los muchachos desaparecieron por completo de tu vista dejándote a ti sola frente a la puerta.
Con algo de confusión, entraste a la habitación de los chicos cerrando la puerta tras de ti. Observaste a tu alrededor, no había nada diferente a lo de siempre, el área de Remus bien ordenada mientras que la de los otros merodeadores completamente patas arriba.
Lo único que no concordaba con todo, era la cama de Sirius Black con las cortinas cerradas. Se te hizo muy extraño, por lo que supusiste que había algo ahí.
Te acercaste lentamente a la cama del pelinegro, si los merodeadores estaban realmente asustados era que se trataba de algo muy peligroso. Sacaste la varita de tu bolsillo, sea lo que sea eso pensabas enfrentarlo con o sin ayuda. Cada vez estabas más cerca, extendiste el brazo y tomanste la orilla de la cortina. Ajustaste el agarre de tu varita sin dejar de estar alerta...
Tres...dos...uno...
La abriste de un golpe alzando la varita amenazadoremente.
¡Achu!
Un estornudo bastante fuerte resonó por toda la habitación. Sirius estaba echo ovillo en su cama con la piel algo pálida y la nariz completamente roja. Se sorbió la nariz para luego mirarte con una sonrisa coqueta.
-Hola preciosa- Dijo sonriendo forzadamente. Se le veía realmente enfermo que hasta sentiste pena por él, porque si, el muchacho se la pasaba todos los días en tu búsqueda tratando de conquistarte. Por un momento sentiste fastidio al verlo a él y no a otro de tus amigos como tal vez James, pero después de verlo, te dieron unas ganas terrible de consolarlo y decirle que poco a poco iría curándose- Si vas a aceptar por fin una cita conmigo entonces vete, no quiero que me veas en mi lecho de muerte.
