~¿Qué es la vida sin un poco de riesgo?~ S. B
Dale un espacio a la imaginación y disfruta de estas ideas que salen de mi cabeza. Espero sean de su agrado.
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Varios golpes en la puerta de tu habitación te habían despertado por completo. Eran más de la medianoche, ¿quién estaría despierto a esa hora? Bueno, claro, además de ti. No era algo normal que alguien toque tu puerta ya entrada la noche.
"Tal vez ocurrió algo grave" Pensaste levantándote de tu cama calentita. Las plantas de tus pies tocaron el frío suelo y te abrazaste a ti misma cuando un aire fresco entró por la ventana. Procurando no despertar a ninguna de tus compañeras de habitación, caminaste lo más silenciosamente posible hasta la puerta.
Lo bueno de dormir con Marlene, Alice y Lily, era que aquellas muchachas dormían igual que un tronco.
Abriste con cuidado la puerta tratando de que no rechinara.
-¡Oh!- Exclamaste ahogando un grito. Sirius Black intentó sonreír de lado pero le salió más bien una mueca dolorosa; El pelinegro estaba lleno de lodo, ramas y hojas enredadas en su cabello, y con varias heridas abiertas de las cuales emanaba sangre. Realmente te asustó verlo de esa forma, así que no esperaste que el chico te pidiera permiso para entrar cuando lo jalaste de inmediato para adentro.
Lo dirigiste con mucho cuidado a tu cama vigilando que las chicas no se despertaran con cualquier movimiento en falso. Dejaste que se sentara en el suave colchón y cerraste las cortinas de inmediato. Después de colocar un hechizo silenciador en aquel área, corriste a buscar el botiquín del baño suplicando por que todavía se encuentre ahí.
-Algodón, alcohol, varias medicinas, pociones...Está completo- Murmuraste para ti misma al observar el interior del botiquín. Saliste corriendo de nuevo donde el pelinegro dispuesta a ayudarlo de su...situación.
-Idiota, idiota, idiota, idiota- Mascullabas tomando asiento frente a Sirius sin dejar de negar con la cabeza- ¿Acaso estás loco? ¿Qué fue lo que te sucedió?
El muchacho te miraba divertido, a pesar del dolor que tenía, sonreía coqueto a tu dirección, como solía hacer cada que te veía- Lamento despertarte- Dijo divertido- No creí que me abrieras la puerta.
Rodaste los ojos con fastidio mientras al mismo tiempo humedecías un pañuelo en agua para quitarle todo el lodo de su rostro- No respondiste a mi pregunta- Dijiste pasando el pañuelo húmedo con delicadeza por su rostro, evitaste tocar sus heridas pero era algo imposible.
-Estoy loco por ti- Respondió sonriendo de oreja a oreja. Su sonrisa se borró cuando pasaste el pañuelo por una de sus heridas- ¡Auch!- Se quejó.
-No esa pregunta, idiota- Espetaste con fastidio.
Sirius pareció pensarlo durante un rato, miraba a todas direcciones como en busca de la respuesta- Fui de paseo al bosque prohibido, no podía dormir- Explicó.
-¿Y cómo te hiciste todo esto?- Preguntaste con una ceja alzada dejando el pañuelo a un lado y tomando una bolita de algodón el cual sumergiste en un poco de alcohol.
