Vacaciones con los Potter

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POV

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POV. SIRIUS

No era una mentira que me encantaba pasar las vacaciones de verano con mi verdadera familia, si, me refiero a los Potter. Desde que me aceptaron en su casa aquel día que me escapé de la pesadilla a la cual obligatoriamente llamaba casa, no pude sentirme más agradecido con ellos.

Las cosas eran un poco diferentes, a la hora de la comida, ya no sólo era el invitado, sino era como un 'Potter' más, una silla más en la mesa...Pero como siempre, otra vacía.

La pequeña Potter, como solía llamarle, era un caso totalmente perdido. Es tan parecida a James, pero a la vez tan diferente. Mientras que a mi amigo le encantaba la atención y pasar la vida buscando aventuras, ella solía pasarse todo el día encerrada en su habitación leyendo un libro. No mal piensen de mi, es sólo que su ventana da siempre al jardín por lo que sé más o menos lo que está haciendo.

Tanto ella como su hermano se parecen demasiado físicamente: el cabello azabache siempre alborotado, los ojos color avellana (que gracias a Merlín, ella no salió miope como James)...Otra diferencia que hay entre mi amigo y la pequeña Potter, es que el primero se roba la atención de todos siendo siempre el centro de atención mientras que _____, se limita a ir de la mano con la soledad buscando a alguien que la comprenda en las palabras que salen de sus libros. 

Nadie nota su presencia, así como su ausencia, ni siquiera sus padres están al tanto de las cosas que le pasan. Nunca se ha quejado, al parecer disfruta de su pequeño mundo lleno de libros y grandes historias, pero se le nota a leguas que envidia la gran habilidad de su hermano al lograr hacerse notar y llevarse la completa atención de todos hacia él.

Al ser verano, el jardín es el mejor lugar para disfrutar de los rayos del sol y la fresca brisa. Remus, James, milagrosamente y por acto del destino Peter y yo nos encontrábamos sentados en el pasto disfrutando de este día, los chicos se habían quedado en la casa a pasar las vacaciones antes de que volvieramos a Hogwarts, como era nuestra costumbre, hablábamos sobre nuestras aventuras pasadas y las grandes bromas que hicimos a lo largo del año. A pesar de que las risas eran estruendosas y la plática completamente interesante, mi atención estaba puesta en la pequeña _____.

Habían sido muy pocas las veces que la chica salía a que le de un poco de aire, éste era un día que realmente merecía la pena salir a disfrutar del clima. Como era su costumbre, leía tranquilamente bajo la sombra de un gran árbol ignorando olímpicamente nuestras risas; Algunos mechones de su cabello caían sobre su rostro haciéndola retirárselos a cada rato. Su atención se fue completamente a una mariposa que cruzaba cerca de ahí, revoloteando a su alrededor con suma delicadeza y los colores llamativos que decoraban sus alas no pudieron evitar llamar su atención.

Una sonrisa se dibujó en su rostro contagiándomela seguidamente a mi, no pude evitarlo. Verla sonreír de esa forma me hizo sentir...cosas muy raras.

-Hey, Canuto, ¿pensando en tus conquistas?- Dijo James algo pícaro empujándome juguetón el hombro.

-Claro que no- Dije un poco irritado.

-Obviamente si, ¿y esa sonrisa?- Rodé los ojos con fastidio. No se puede hacer algo sin que los chicos ya me estén fastidiando. Mamá Euphemia nos llamó a todos diciendo que ya estaba listo el almuerzo, le doy gracias por haberlo hecho porque no pensaba soportar más idioteces.

Como niños chiquitos, Peter, James y Remus salieron corriendo en dirección a la casa con el estómago rugiéndoles del hambre, sin siquiera esperarme. Me levanté de mi lugar sacudiendo mis pantalones, antes de que pudiera caminar a la casa, algo se activó dentro de mi.

Miré a ver a _____, ahí seguía ella, observando con atención a la mariposa que muy curiosamente estaba posada sobre su dedo. Se me hizo raro que no se dirigiera a la casa, ¿acaso no escuchó lo que dijo mamá Euphemia? Si ese era el caso, entonces podía ir a avisarle yo.

Metí las manos a mis bolsillos comenzando a caminar a donde estaba ella. No podía evitar no sonreír al verla algo distraída. Desde ese ángulo, era realmente linda. Sacudí levemente mi cabeza, que tonterías decía.

-Hey, pequeña Potter- Saludé al llegar. Su mirada se dirigió a mis pies, parecía no querer levantarla. No hubo respuesta a mi saludo- Emm...mamá Euphemia dijo que el almurezo ya estaba listo- Decía vacilante meciéndome en las puntas de mis pies- Creí que no lo habías escuchado así que vine.

-Si lo escuché, pero gracias de todas formas- Dijo en un murmullo casi inaudible. Su voz era dulce y tranquila, sin decir nada más, sus ojos volvieron a posarse en la mariposa volviendo a embelesarse con ésta. Con mucho cuidado, ella se levantó de su lugar y caminó hasta llegar a los claveles rojos que mamá había plantado, con suma delicadeza, dejó al insecto sobre una ramita para luego volver sobre sus pasos y tomar su libro.

Sus ojos se posaron en mi, me miraban como esperando algo más- ¿Todo bien?- Preguntó con una ceja alzada.

Por Merlín, ¿seguía aquí? Según yo ya me había ido. Me sentí algo avergonzado, el calor subía por mis mejillas. Sólo rezaba para que no tomaran color como el cabello de Evans.

Piensa, una excusa...

-Emm...si, todo está perfecto...yo...estaba apunto de preguntarte sobre, ya sabes, algún libro que pueda leer, uno que me recomiendes- Estúpido gran idiota, ni siquiera lees las cartas que te envían. Rogaba para que no supiera eso, no supe por qué demonios dije tal cosa. Agh, malditos nervios. ¿Por qué estoy nervioso?

Alzó las cejas con sorpresa, pude dislumbrar un leve destello en sus ojos, como un brillo de emoción o algo parecido- Ahh, claro- Respondió- Supongo que...Puedes leer Orgullo y prejuicio.

Sonreí forzadamente- Genial, ¿Supongo que podrías prestarme el...libro?- Dije aguántandome las ganas de decir asqueroso libro. Se mordió el labio inferior pasando seguidamente la mirada a la portada del libro que tenía en sus manos. Debo de admitir que se veía realmente sexi al hacer eso.

Extendió el libro a mi dirección con una sonrisa- Ten- Dijo dándome aquel maldito libro. Lo tomé entre mis manos, aún estaba tibio- Sólo...cuídalo bien, Sirius.

Con esas últimas palabras, ella se fue directo a la casa dejándome solo en el mismo lugar y con una sonrisa de oreja a oreja. No entendía qué era lo que me pasaba, pero me gustaba. Sin poder evitarlo, acerqué el libro a mi nariz aspirando el dulce aroma a canela que ella desprendía. Merlín, llámenme idiota pero creo que en serio intentaré hacer el intento de leer este libro.

[...]

-Canuto, apaga ya esa luz- Dijo somnoliento James lanzándome una almohada a la cabeza.

-¡Hey! Cuidado, vas a arruinar el lib...mi maravilloso cabello- Por Merlín, estuve a punto de revelar lo del libro. La noche había llegado y con ello el manto oscuro que impedía que mi visión sea clara. Los chicos y yo compartíamos habitación, por lo que fue algo difícil para mi encontrar el momento perfecto para comenzar con mi lectura.

No entendía por qué de pronto quería leer con ansias esta cosa asquerosa, pero sabía a la perfección que era un adicto a la fragancia a canela que desprendían las hojas de la porquería esta.

Sabía que si no hacía lo que Cornamenta me decía, él mismo se encargaría de obligarme a hacerlo, así que de mala gana, apagué la lámpara dejando que el miope descansara tranquilamente. Decidí esperar a que los chicos estén dormidos para poder empezar con la lectura, no tuve que esperar mucho puesto que sus ronquidos se escucharon unos minutos después.

Me escondí entre las sábanas con la varita en  una mano y el libro en la otra- Lumos- Murmuré haciendo que de la punta de mi varita apareciera una ligera luz. Respiré profundo, las tonterías que hago, y abrí lentamente la portada del libro comenzando con una ardua lectura. 

Sirius Black One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora