23. EMMA

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ADRIEN:

La espera nunca se me había hecho tan agobiante. No tenía informes por más que me acercara en recepción a preguntar.

Casi dos horas y no sabía nada.

Tenía a mis amigos en la sala de espera conmigo, Alya les había dicho lo que paso mientras yo le decía a Sabine y a mi padre, este último llego a los quince minutos de mi llamada exigiendo la mejor atención para mi pequeña y su nieto o nieta.

Cómo si yo no lo hubiera hecho ya.

Solo me quedaba seguir esperando.

Me levanto de golpe cuando el medico se hace presente en la sala de estar, refiriéndose a mi exactamente.

-Señor Agreste, hubieron algunas complicaciones en el parto ya que la paciente se encontró en estado inconsciente, pero permite felicitarlo, tiene una hija completamente sana- dice el doctor con una sonrisa ladeada- en estos momentos se encuentra en la incubadora.

¡Una niña, es una niña!

La emoción de mis amigos no se hace esperar, hasta que hago la siguiente pregunta.

-¿Y Marinette?, ¿cómo se encuentra?- de nuevo ese nudo en el estómago que tanto detestaba.

-Su esposa se encuentra en recuperación, después de la intoxicación y cirugía debe reposar, esta sedada pero estable, estará bien- las palabras del doctor me alivian, tanto que no resisto el impulso de darle un abrazo.

-Muchas gracias doctor, ¿puedo verlas?- cuestiono rogando par mis adentros obtener autorización.

-A su hija sí, le pediré a una enfermera que lo lleve a la zona prenatal, y a su esposa podrá verla en cuanto la suban a piso- dice para después llamar a una enfermera- con permiso- se retira después de que le vuelva a agradecer.

Les dedico una última mirada a los chicos antes de seguir a la enfermera, la cual me da un traje especial en cuanto llegamos y me deja pasar.

Miro las incubadoras a mis lados hasta que doy con la de mi otra pequeña.

Mi corazón da un vuelco y creo que podría llorar de felicidad.

Hay una pequeña escritura al pie de la incubadora donde se lee perfectamente las palabras "Agreste Dupain".

Levanto la vista para poder ver a mi pequeña, se ve tan adorable e indefensa. Mantiene sus ojos cerrados pero con solo verla una sonrisa de felicidad se instala en mi rostro.

Es mi hija, mi pequeña Emma.

Así quiere que se llame Marinette, y el nombre es precioso.

No era el tiempo en el que tenía que nacer y me alivia tanto que haya nacido sana, ahora solo me faltaba ver a Marinette para que mi dicha sea completa.

Cuando me indican que debo salir lo hago duras penas sin dejar de verla, no quería apartarme de su lado.

pero lamentablemente tengo que hacerlo y solo podía pensar en que ya tendría tiempo para recompensarlo.

Me quito el traje y regreso a la sala de estar, donde sin aguantar más mi felicidad les cuento cómo es mi pequeña.

Alya suelta una exclamación de emoción enternecida y sé que mueren por conocerla, y ya llegara el momento.

[...]

Tardaron media hora en dejarme ver a Marinette, pero al fin podría verla después de tanta espera. Entro al cuarto que me indican y mi ritmo cardíaco se acelera cuando la veo, recostada en una cama con varias agujas e intravenosas conectadas a sus brazos, al igual que una mascarilla de oxígeno en el rostro.

WHY?//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora