XIII. Dipper. +18.

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Bill se había metido al baño, seguramente estaba bañándose. Por otro lado, estuve un buen rato buscando en internet algo sobre el tal David Colin. Mi celular comenzó a sonar, y contesté. Era Gleeful.

—Pines, ¿ya te recuperaste? —. Después de vomitar casi diez balas, sí. Aunque mi garganta sabía a metal y sangre. Ignoré aquello, seguramente no le interesaba—. ¿Qué fue lo qué pasó?

— ¿Wirt está bien?

—Sí, volvió a la mansión. Los que te secuestraron no eran muy inteligentes, soltar a un testigo. ¿Qué querían? ¿Dinero? ¿Territorio?

—Mi "Poder"—Manson se quedó callado. Creo que se había dado cuenta lo grave que resultaba el asunto—. ¿Conoces a David Colin? —. Escuché como tecleaba en un computador.

—Es un farmacéutico, ¿no?

—Ese hombre sabe qué pasa conmigo. Creo que pertenece al grupo Estela, al cual apoyan personas de dinero ganado en lavados.

— ¿Te secuestraron por tu poder? Pero, ¿por qué? Se supone que saben que eres prácticamente intocable.

—Pues, al parecer, tienen esa droga estéril con la que una vez una bomba casi me mata. Supongo que han investigado mucho sobre mí.

—Nadie sabía eso...

— ¿Qué sugieres?

—Hay un topo entre nosotros—. Nos quedamos callados, y después de un rato, decidí hablar.

— ¿Quién crees que sea?

—No lo sé—. Si sabía, pero no parecía querer contarme—Por el momento, no podremos sacar información con nadie. ¿Entiendes? Ni con ese pseudo-novio tuyo.

— ¿Sugieres que es Bill? —. Fruncí el ceño, enojado. Confiaba en Bill, aunque si me parecía extraño que hasta el momento pasara aquello, pero... Bill no podía ser. Miré instintivamente al baño—. Él no puede ser. Él no sabe de la bomba.

—Dipper, es solo una suposición.

—Suposición o no, Bill no puede ser, él me es fiel, yo a él... —. Me mordí la lengua. No era necesario ver a Gleeful para saber que sonreía—Adiós—. Y colgué.

Bill salió del baño, en bóxer, con su cuerpo mojado del agua y su cabello escurriendo gotas. Me sonrió al verme. Yo temblé. No sabía que pasaba conmigo, con Wirt esto no era así. Yo lo manejaba fácilmente, pero Bill... Él me provocaba alguna reacción en mi cuerpo, aquella que me impulsaba a cuidarlo de todo y tenerlo solo en mis brazos.

—Hay una tina—. Dijo cual niño emocionado. Sonreí con ternura.

—Deberíamos bañarnos juntos.

—Me acabo de bañar—Me levanté de la cama, caminando hasta llegar a su lado. Era un chico fresa, pero era muy atractivo y me resultaba tierno, aunque fuera completamente masculino. Una tira de vello rubio bajaba de su ombligo hasta perderse en su ropa interior. La recorrí con mis dedos y comencé a besar su cuello.

—Bañémonos juntos—. Él se tapó el rostro con las manos.

—Eres tan lindo.

Lo sabía, y era un don mío dominar a los hombres.

.

—Dipper...

— ¿Qué? —Lo miré, antes de meter a mi boca nuevamente su enorme hombría. A penas cabía en mi garganta, y eso me encantaba. Era demasiado bueno aquel hombre para ser verdad. ¿Por qué seguía solo? Tal vez por su avaricia de desear un amante millonario.

—No sigas. Me voy a venir—. Chupé con más intensidad. Quería que eyaculara en mi boca, quería que me marcara como se marca un territorio. Entonces lo hizo, su semen cayó en mi boca y el resto en mi rostro. Su cara estaba roja, y buscó en algún lugar papel. Lo detuve.

—Me gusta que me marques como tuyo—. Su miembro volvió a despertar—. Vaya, que buena salud—. Reí. Él se levantó de la taza y se agacho a mi lado, abrazándome.

—Te adoro, Dipper—. Y mordió mi cuello. No fue una mordida normal, fue completamente agresiva, sentí como la sangre comenzaba a chorrear por mi hombro, y yo me ahogué de la excitación que sentí al desesperarlo de esa manera.

Al dejar de morderme, caí en sus brazos. Me había chupado la energía. Era extraño, nunca había sentido aquello ni cuando me mordían los perros. Me había vuelto completamente débil. Mis ojos estaban idos, y veía borroso su rostro.

—Qué.... ¿Qué está pasando?

—Dipper—. Lo vi sacudirse— ¡Dipper!

Y caí desmayado en el suelo. Tengo que decir que era la primera vez que me desmayaba por algo así.

Bill Cipher no era normal.

.

Comencé a abrir los ojos, sin poder enfocar la figura rubia que se cernía delante de mí.

— ¡Está despertando!

—Ya era hora—. Era la voz amargada de Mabel Gleeful, y vi como al lado de la figura rubia, una figura negra abrió uno de mis ojos y me alumbró con una linterna.

— ¿Está bien?

—Sí—. Suspiro. Entonces vi de quienes se trataban. Seguíamos en el cuarto de hotel: Bill y los hermanos Gleeful. Me levanté con lentitud, sentándome en el colchón.

— ¿Qué pasó? —Todos se miraron.

—Dipper... —. Bill comenzó.

— ¿Qué?

—Bueno... —Siguió Manson.

— ¡¿Qué?!

—Idiotas—. Murmuró Mabel—. Bill es igual que tú—. Dijo sin más rodeos. Abrí los ojos a más no poder y este esquivó la mirada que le di.

— ¡¿Como?!

—Bueno, no es inmortal. Es más bien... ¿Súper fuerte? —Era la primera vez que veía a Manson tan confundido—A diferencia tuya, que eres casi inmortal, Bill es fuerte, además de tener la habilidad de drenar energía.

— ¿Me chupaste la energía? —. Miré mal a Bill.

— ¡No! Yo no sabía. Solo tuve la necesidad de morderte—. Llevé mi mano al cuello, encontrándome con la marca sin cicatrizar.

—Él es tu pedazo de kriptonita—. Dijo Mabel, con una sonrisa orgullosa—. Si Bill te hace daño, tú puedes morir.

Bill tenía en sus manos mi vida, yo moriría si él elegía que muriera. No sabía cómo tomarme aquello, era demasiada información... Pero, no me molestaba. Porque sabía que Bill no me haría daño...

O eso creía.

Avaricia y orgullo. |BillDip|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora