XXIII. Bill.

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Estaba nervioso, acababa de darle no uno, sino dos golpes a Dipper. Lo había dejado llorando, en el suelo. Y, lo peor de todo, es que deseaba más. Dipper era alguien extremadamente orgulloso, y yo tenía la avaricia de querer absorberlo completamente.

— ¡Hey! —. Chaqueó los dedos frente a mí. Wirt estaba terminando su malteada mientras yo miraba por la ventana de su comedor el patio y la piscina, donde estaba Dipper con Mabel Pines haciendo competencias. Era raro ver como lo llevaba tan bien—. ¿Pasó algo con Dipper?

— ¿Por qué lo piensas?

—Porque estas pegado a la ventana desde que llegaste y no me has querido decir qué pasó.

—No quiero que pienses que te estoy apoyando, Maquiavelo.

—Qué pobre chiste—. Bufó, pero creo que le dio gracia mi falta de cultura general—. Aun así, no les has dicho nada.

—Simplemente no quiero meterme... —. Wirt miró por la ventana. Mi hermano estaba llegando a la piscina para saludar con una cordial sonrisa a Dipper. Era imposible que William le cayese mal a alguien, era una ternura.

—Tienes miedo.

—Qué dices, tío.

—No voy de coña. Siento tu miedo.

—Tus poderes no funcionan, soy inmune—. Él frunció el ceño y tomó de su malteada.

—No digo por poder. Solo... Creo que tienes miedo de que pase algo.

—Dipper no puede morir.

—No hablaba de Dipper—. Me quedé congelado, apretando mis puños encima de la mesa y levantándome de esta. Tomé mi chaqueta del perchero y le mostré el dedo índice a Wirt, antes de salir, tirando la puerta.

Es cierto, no le había dicho a Dipper por mis razones egoístas. William no estaba mejorando, su gripe cada vez era peor y creía que en algún momento... Eso empeorara. Yo le echaba la culpa a los cigarrillos que fumó en su época de adolescente rebelde. Pero... Era algo más. Él no me lo había querido decir, pero, encontraba seguido, sangre en las sabanas.

Llegué a la piscina, y me senté en la mesa que estaba allí. Dipper era saludable, no podía morir y además tenía dinero. Apreté mis puños. Él lo tenía todo... Él me tenía a mí. Estaba enojado porque él no era común, porque se llevaba toda la atención, y, porque, no tenía miedo a la muerte o a quedar solo.

Yo no tenía a nadie, solo a mi hermano que poco a poco iba muriendo y la fuerza bruta que de nada me servía. No era inteligente, era un bastardo sin corazón, y... Estaba solo.

.

Toqué la puerta dos veces, y esta se abrió, mostrándome la pequeña figura somnolienta de Dipper. Al verme, arregló un poco su cabello y me dejó pasar, cerrando la puerta tras él. Su cuerpo era delgado, largo, tonificado y bastante juvenil. Su rostro era pequeño y con rasgos de niño; pero lo que más me gustaba era su cabello desordenado y castaño.

—Quiero enmendar las cosas—. Me sorprendí cuando Dipper habló. Se oía tranquilo, cansado. Sus labios estaban rojos de tanto morderlos y sus ojos estaban agotados de pasar todo el día nadando—. Perdón por involucrarte en esto. Tú no deberías estar con alguien tan desastroso como yo.

No lo digas, por favor no lo digas.

—Soy imperfecto aun no siendo humano.

Eres un idiota, eres perfecto.

—N-no quiero terminar las cosas contigo.

Yo tampoco, pero me siento tan poca cosa a tu lado.

—Sé que no me perdonaras con estas palabras vacías así que...

Por favor... No sigas, no quiero caer en el amor nuevamente. Llegué a ese lugar por una razón, no iba a devolverme solamente porque me miraba... Me miraba como si realmente le importara.

—Pídeme lo que quieras. Lo haré. Así sea alejarme de ti. Porque... Yo te amo... No quiero lastimarte más con mis inseguridades de mierda y mi temperamento.

No era el único que tenía esos problemas.

—Limites.

— ¿Eh? —. Me miró extrañado, yo apreté mis puños, clavando mis uñas en la carne de mis palmas.

— ¿Cuál es tu límite? ¿Hasta dónde llegarías por amor?

—Y-yo... —. Lo tomé de los hombros, sacudiéndolo de estos. Sabía que lo estaba lastimando, pero había una bestia en mí que se había desatado, y creía que no podría detenerla nuevamente—. B-Bill... ¿Qué sucede?

—Eres un pedazo de basura. Eres inútil. Puedes salvar a tantos con tu talento y prefieres usarlo para la mafia. ¿Eso está bien? ¿Usar algo así para el mal?

—Qué... dices...

—Eso es—. Wirt tenía razón, Dipper era una víbora que te podía devorar, pero yo no dejaría que me comiera. Iba a hacer lo que Wirt no logró en tantos años—. Te perdonaré, pero serás una rata de laboratorio por los siguientes cinco años. Cuando ese plazo se cumpla, volveremos a como éramos. Pero... Si intentas escapar, olvídate de volver a ver mi jodida cara.

Su rostro era el de una persona que caía en la desesperación de no saber qué hacer, en ese momento, en el que eras tratado como humano, pasaste a ser un arma, y ahora, serías una rata de laboratorio.

A la mierda las historias felices, esto no es Disney, acá no existe ningún príncipe azul que te salvara de ser comida de otros. Solo te hundiré, para que sientas dolor, y después de ello... Renacerás. Porque no hay nada más hermoso que un final dónde eres destruido, para luego volver a nacer.

Desde las cenizas del infierno,

Y los tambores del inframundo.

Espero, Dipper Pines

Encuentres tu rumbo;

Porque al sonar la última campanada,

Tu carrosa no se volverá calabaza.

Serás comido por la avaricia,

Y quemado por el orgullo.

Que Peter Pan encuentre tu cuerpo,

En el país de nunca jamás,

Pues allá es dónde perteneces,

Un lugar donde solo puedes soñar,

Y del cual nunca saldrás.

Avaricia y orgullo. |BillDip|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora