Avaricia y orgullo. |BillDip|

XXI. Bill.

La verdad no entendía muy bien de que se trataba aquello que ellos llamaban "La protesta". Se veía muy urbano para pertenecer a una familia como la Pinetree, un poco salido de la cotidianidad, sí, pero definitivamente algo a lo que ellos, la familia, no debía pertenecer. ¿Debía incluirme en ese ellos? No lo sé, tal pareciera que yo solo era un extra en la historia de los Pines.

—Deja de temblar.

—No estoy temblando—. Susurré al igual que ella. Una chica que no tenía idea quien era estaba a mi lado, como mi acompañante. Me agarró de la mano cual pareja, y seguimos a la multitud hasta un ring. Ella se llamaba algo así como Lorn, pero no estaba seguro, pues su forma de hablar era muy singular.

Al llegar al lugar, en medio había un ring de peleas callejeras, las cuales eran encabezadas por dos principales de cada bando. No estaba seguro para qué me habían llevado, pero ahí estaba, con una desconocida y sin tener idea dónde estaba Dipper.

— ¿Qué hay que hacer? —. Ella me miró, tenía unos hermosos ojos verdes que desentonaban con su cabello castaño. Aun así, era muy seria, parecía un muerto.

—Solo observar—. Entonces miré a los lados, encontrándome con Komaeda tomado de la mano con Hinata. Me sorprendí cuando lo hacían con tal naturalidad, caminando uno delante del otro entre la multitud, hasta perderse en una de los telones tras el escenario. ¿Cómo es que nadie sabía de la relación de esos dos?

—Oye...

—Calla, ya va a empezar—. Entonces una persona se paró en medio de la tarima y empezó a gritar, llamando la atención de todos. Cuando todos lo miramos, él sonrió, dejando ver un diente dorado entre su fila imperfecta de dientes amarillos. Me dio algo de grima, pero no me moví de mi puesto.

—Hoy tenemos un combate de muere o mata—. Todos gritaron, y a mi lado un hombre chifló, casi ensordeciendo mi oído. Miré a mi acompañante, la cual estaba encendiendo un cigarrillo, y volví a mirar por donde se habían ido los dos japoneses, y entonces noté a Daniel Colin, el sujeto que había secuestrado a Dipper, yendo a ese lugar.

Me separé de Lorn, y ella ni se dio cuenta. Pasé entre las personas con sumo cuidado de no tocarlas, y llegué a una pared donde dos tías se besaban con el mismo muchacho. Lo ignoré y me metí tras bambalinas, llegando a un cuarto que bien podría parecer un camerino.

—Eres un idiota—. Y escuché el sonido de una bofetada. Me escondí tras una mesa, mirando por uno de los lados. Wirt estaba en el piso sobando su mejilla, y frente a él, Daniel Colin, rojo de la furia—. ¿Perdiste a Dipper?

—Solo...

— ¡Solo nada! Necesito a ese muchacho, ¿sabes el riesgo al que nos estamos exponiendo por tu estupidez? —. O sea que Wirt realmente era el malo. Pensé por un segundo en salir y enfrentarme a ellos, que Wirt sintiera miedo por verme y traicionar la sincera fidelidad de Dipper hacía él. Aun así, me detuve.

—Déjame solo—. Y Daniel se fue, golpeando el suelo con sus pies. Entonces pensé en irme también, pero Wirt apareció a mi lado. Me asusté al verlo de repente, él era un fantasma tal cual decía Manson.

—Le diré a Dipper.

—No te detendré. No soy ese tipo de persona.... Pero, al menos escucha lo que tengo que decir—. Su mirada, melancólica y vacía, me hizo vacilar entre escucharlo o no. Al final, accedí, pues cual ser humano que era, tenía curiosidad.

—Bien.

—Tengo un hermano.

—Pero, ¿no eres de los Pines? —. Él negó.

—Al igual que a ti, me reclutaron, solo que cuando era niño me alejaron de mi familia y mi hermano. Ellos les dan un subsidio por mí, pero... Mi hermano enfermó—. Creo que tenía idea a qué llegaría—. Tiene cáncer de pulmón, terminal. Poco a poco se queda sin respiración, y no hay nada que detenga el avance... Solo una cosa.

—Dipper...

—Exacto. Me uní a ellos en secreto, con la condición de que en cuanto tuvieran ese elixir, mi hermano fuera de los primeros en curar.

—Quieres que torturen a Dipper por tu hermano.

—Dipper no sufre dolor alguno, o al menos lo sobrelleva mejor que un humano normal.

—Lo vas a traicionar.

—Voy a salvar a mi hermano.

—Si esa es la razón, dile, él entenderá.

—No lo entiendes... ¡Solo Daniel puede salvarlo! —. Y rompió en llanto—. Mi hermano va a morir si no llevo a Dipper con ellos. ¿No lo entiendes? —. Claro que lo entendía, yo no había nacido con lujos ni una vida tan fácil. No lo tenía todo ganado, era un muchacho corriente que jugaba a ser grande en un monopolio asesino. Entendía los sentimientos humanos, porque yo también era un humano, porque yo también había vivido con el miedo de perder a la única persona que me condena a este mundo.

Entonces cometí un error, de muchos que he cometido, y fue esconder que el topo era Wirt, y que, además de él, yo también necesitaba ese poder.