CAPÍTULO 1O

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Evito a los hermanos García tanto como puedo. Voy al trabajo con Chris, que como siempre, no parece estar.

El escándalo de anoche aparece en una veintena de revistas, pero intento que no me distraiga del trabajo... ni tampoco las explicaciones que voy a tener que dar. Por no hablar claro, de que anoche casi me acuesto con Daniel y no sirve de nada echarle la culpa a las copas de vino de más.

—Mia... está aquí el señor...

Dagger, que entra al despacho sin ningún permiso.

—Gracias —le dice a Gia claramente echándola del despacho—, buenos días, Clark.

—Buenos días, Dagger —le escruto con la mirada.

¿Porqué diablos está aquí? es horario de trabajo, es casi medio día solo.

Pero del mismo modo, él me mira fijamente, pone las manos en los bolsillos del pantalón y se apoya en la puerta con aire despreocupado. Sonríe de lado y a mi me fallan las piernas, por suerte estoy sentada.

—¿Qué puedo hacer por ti? —murmuro con la boca seca.

—Muchas cosas —responde—, pero quiero pedirte algo en concreto ¿Tienes planes para esta noche?

—Es viernes... —murmuro.

Analizo mi agenda mentalmente, pero si que es verdad que analizo que puede pedirme y si debería poner una excusa.

—No tengo nada —niego.

—He invitado a Bruno y Samara a cenar a mi casa, ellos me han pedido que te lleve conmigo y no ocultaré que a mi también me apetece, pero es tu decisión y tu ritmo. No tenemos porque jugar.

Trago saliva y noto mi cuerpo responder con un SI a todo volumen. Claro que quiero.

—Sí —contesto— ¿Iré cómo ama o cómo sumisa? señor Dagger.

—Sabes que deberías venir como sumisa —contesta, la sonrisa se rebaja un tanto—. Sabes tan bien como yo que te mereces un buen castigo.

El corazón se me acelera ¿Sabe lo de Daniel? ¿Se refiere a eso? no puede ser, no lo puede saber. Una comida con Daniel no significa nada y él lo sabe.

—...pero podemos verlo cuando llegue el momento —termina.

—Iré —aseguro tranquila—, no he hecho nada malo, vas de farol.

Sonríe aún más. Ahí está, va de farol. No sabe nada y no quiero que lo sepa, le dije que no había exclusividad.

—Bien, dejo que continue con sus asuntos, señorita Clark.

Me centro en mis asuntos, pero una emoción que se centra en mi estómago con cosquilleos continuos no me deja estar tranquila. Pienso en Erik y en la posibilidad que cabe de que juguemos... de que vuelva a poseerme o de que yo le posea a él.

Esa necesidad cada vez es más grande y siento la necesidad de calmarla, es como si estuviera sedienta y delante tuviera una gran jarra de agua fría. Pero no debo beberla, no debo hacerlo...

—Pero de todos modos debería...

Salgo del despacho y me dirijo a Gia.

—Anula mis citas de hoy, lo que necesite atención urgente envíamelo por mail y lo revisaré este fin de semana.

—Por supuesto, que pases un buen fin de semana —me sonríe abriendo la agenda.

Chris me sigue y espera que le informe del cambio de planes.

ESTE ES MI JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora