CAPÍTULO 28

2K 152 34
                                    

—Ah —soy capaz de decir. 

Erik me mira con cara de preocupación. 

—Víctor, ahora no pedo hablar.

—Bueno, pero ¿Estás bien?

—Sí, claro, tranquilo. Víctor, luego te llamo. 

—¿Todo bien?

—No ¿Qué hacías con Dominik? 

—Que estuviera lejos de ti —se acerca con delicadeza y me da un beso en la sien rodeando mi cintura con sus manos— ¿Ha ido bien?

Noto cierta tensión en su voz, no creo que presionarle ahora para que me explique qué ha pasado exactamente sea buena idea, lo dejaré para más tarde.

Sin separarnos parece que disfrutamos juntos de lo que queda de velada. Todo se vuelve más informal. Yo me pido un agua con gas mientras que Erik parece necesitar whisky. 

—Erik, si sigues bebiendo así te tendré que llevar en brazos al hotel yo misma. 

—Lo siento. 

—¿Puedes decirme qué pasa?

Niega. 

—¿Volvemos al hotel? —sugiere. 

—¿Ya? —consulto la hora en mi reloj—. Si nos vamos demasiado pronto no va a quedar muy bien.

—Lo sé, pero quiero tenerte solo para mí. 

—Vale —miro a mi al rededor, Chris nunca se aleja demasiado y cuando ve que lo busco se acerca—. El coche, volvemos al hotel —miro a Erik—. Lo siento, pero creo que sigue siendo mejor que vayamos en coches distintos. 

Asiente. Se acerca a mi y me da un corto beso en la mejilla. 

—Te quiero —susurro.

Me devuelve una sonrisa bonita. 

—Yo también te quiero, nos vemos en el hotel —mira a Chris—. Cuida de ellos. 

Me despido de mi equipo inventando una pequeña jaqueca y que mañana tengo que estar al cien por cien para todo lo que tenemos por delante. Alex quiere acompañarme, insisto en que se quede con los demás. 

El viaje al hotel es tranquilo. Agradezco el silencio que Chris me brinda y que el murmullo de la ciudad me deja. En la entrada del hotel queda algún paparazzi rezagado que pregunta de nuevo lo mismo; por qué Erik me dejó plantada en el altar, si hemos retomado la relación...

Erik me espera en el vestíbulo. 

—Bff —resoplo molesta—. Buitres. 

—Yo tampoco me acostumbro —tuerce la boca—, sigue siendo novedad para mí pertenecer a la prensa rosa. 

Analizo su expresión. Algo no va bien. Pero no sé que es. 

—Erik, dime qué pasa. 

—Te lo diré en la habitación. 

Me tranquiliza un poco cuando coge mi mano camino del ascensor. Al entrar, el hilo musical nos envuelve, él rompe el silencio sin importarle que Chris esté tras nosotros. 

—¿Has pensado si lo quieres? 

Me pilla totalmente desprevenida. 

—¿Eh? —contesto intentando ganar tiempo. 

—El bebé —hace un gesto con la cabeza señalando mi vientre. 

—Ah. Ya sabes que me da miedo —contesto brevemente. 

—Sí. 

—Y no quiero basarme en un test. 

—Tienes razón, deberíamos ir al médico. 

Asiento todavía sintiendo el ambiente muy raro. 

Llegamos a nuestra planta. Despido brevemente a Chris y él me recuerda que estará al otro lado si necesito algo. Erik y yo entramos en mi suit. 

—¿Y bien? —insisto. 

Erik se desabrocha la corbata y resopla ¿Nervioso?

—Erik. 

—Mc Mad ha muerto —coge aire—. Bueno, a decir verdad lo han asesinado, brutalmente. 

—No se merecía otra cosa —suelto. 

—Lo sé. 

—¿Cómo lo sabes?

—Dominik —me mira por primera vez des de que hemos entrado—. Le han interrogado, me ha advertido que podrían hacer lo mismo con nosotros. 

—Bueno —me encojo de hombros—. Todo lo que diré es que me alegro. 

¿Pero no debería estar contento? ¿Más tranquilo?

—¿Cuál es el problema?

—Mia, nadie sabe quien ha sido. Dominik me ha explicado que han hecho con él y nuestros nombres iban relacionados con él. 

—No tenemos nada que ver con él —nos defiendo. 

—Bueno, Mc Mad pensaba demasiado en nosotros —me recuerda—. Ajuste de cuentas, venganza... no sé. Pero no quiero que nos salpique su mierda y que puedan... 

Matarnos. 

—No, no me tendría que alegrar por la muerte de alguien, pero Mc Mad nos ha quitado demasiado. Que le jodan. 

Pero sigue con esa expresión. Lo entiendo y creo que ahora él entiende porque quería ir en coches diferentes, porque no podemos darle a la prensa rosa lo que quiere. 

—¿Por qué te ha avisado Dominik? ¿No nos odia?

—Te odia a ti —esboza una media sonrisa burlona—. Pero creo que no quiere que a mi me pase nada. 

—¿Y si es mentira? —insisto. 

—Si es mentira seguiremos con Mc Mad a las espaldas y quizás ningún loco nos descuartiza. 

Me siento en la cama algo agotada. 

—¿Entonces? ¿Me alegro o no? —suelto una risa nerviosa. 

—Eh... —Erik se acerca, se pone de cuclillas frente a mi—. No os va a pasar nada —lleva su mano a la mía que descansa sobre mi vientre. Tenemos que esperar. No hay ninguna noticia todavía. 

—¿Cuando ha pasado? 

—Dominik me ha dicho que ayer, hoy lo han interrogado. 

—Lo podrían encerrar. Dos pájaros de un tiro.

—Sí —sonríe—. Venga. Vamos a dormir. 

Es una de esas noches que necesito solo llenas de Erik y no hablo de sexo. No hace falta que se lo pida. Se acuesta conmigo en la cama y me abraza después de darme uno de los besos más dulces des de que nos hemos reencontrado. Sé que va mezclado de miedo, ganas, nervios... 

Nuestras manos descansan sobre mi vientre. 



ESTE ES MI JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora