CAPÍTULO 27

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Por la mañana yo vuelvo a mi habitación para arreglarme y es Erik el que me acaba esperando. Cuando salgo de la habitación veo a Chris y Erik hablando.

—¿Va todo bien? —pregunto. Erik nunca ha querido que Chris cuidara de mí.

—Sí —sonríe dándome un corto beso en los labios— ¿Vamos?

—Hmmm. Erik, prefiero que vayamos por separado.

—¿Por qué? —frunce el ceño.

—Bueno, prefiero que...

Que mal suena decirlo "No quiero que nos vean juntos" y no por qué no le quiero o no esté segura, si no por qué tenemos que aumentar las precauciones . Así que mejor digo:

—Habrá demasiados paparazzis —me mira como si no lo entendiera—. Erik. Solo ha sido una noticia en la prensa rosa, si le damos material, será peor.

—¿Material? —resopla—. Me importa una mierda el material que les pueda dar. Mejor.

—Erik —le interrumpo.

—No.

Erik mira un segundo a Chris que sigue quieto delante de nosotros. Pero es su trabajo no opinar, ni con palabras ni con ninguna expresión.

—¿No quieres que te vean conmigo?

—No quiero que lo sepan esos demonios que nos quieren joder la vida.

—No puedes basar tu vida en ellos —me espeta—. Tengo el mismo miedo que tú pero eso no es vida.

—No voy a discutir esto ahora, vamos a llegar tarde —me mantengo firme— ¿Tú primero? ¿O yo?

Erik suspira, sé que para calmarse los nervios. Se dirige a Chris y le dice fríamente: "Cuida de ella"

—Es solo hasta el salón de conferencias —me quejo. Pero Erik ya se ha ido dirección al ascensor—. Es peligroso que nos vean.

—Claro —pero me está dando la razón porque soy su jefa.

—¿Qué opinas?

—Que ya os han visto juntos —dice—, y que el señor Dagger tiene razón, no puedes basar tu vida en ellos —carraspea—. Pero yo solo... es mi opinión.

—Vamos.

En efecto. La puerta del hotel está plagada de paparazzis esperando al lado de mi coche. Chris es el que me abre camino, pero escucho todas las preguntas.

—¿Es verdad que has vuelto con Erik Dagger?

—¿Os vais a casar esta vez? ¿Te ha dicho porque te dejo plantada en el altar?

—¡Amelia! Dicen que pasó años en las Vegas ¿Es cierto?

—¿Y el chico de los tatuajes? ¡Ese era tu novio!

En el coche las voces se apagan un poco, como el ruido del viento cuando es demasiado fuerte.

—Arranque —le pido al chofer.

A mi lado Chris me mira.

—¿Está bien?

—Tutéame —le pido—. Sí, estoy bien.

¿Qué le deben preguntar a Erik?

Mi teléfono suena en mi bolso de mano. Para mi sorpresa, es Oliver.

—Oliver —sonrío.

—¿Cómo estás? —intuyo cierta trampa en su voz.

—Bien... ¿Y tú?

ESTE ES MI JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora