CAPÍTULO 7

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La prepotencia de Dominik me saca de mis casillas y su soberbia acaba por rematar el odio que ya le tengo. Apenas soy consciente del monólogo de Gregory pues Dominik no para de comportarse como un crío de cinco años.

—Tengo que comentarlo con mi equipo —intento acabar la reunión.

—Oh, disculpe —dice Gregory mirando el teléfono que desprende una melodía—.Tengo que contestar, perdonad.

Sale del despacho haciendo que pase lo último que yo quería, estar a solas con Dominik.

—Tienes agallas al traernos.

—¿Una fusión con Miller? ¿Des de cuando? —resoplo.

—Como todos, solo miro por el bien de mi negocio y Miller es estúpido. En menos de seis meses tendré su negocio —entrelaza las manos sobre la mesa y se acerca.

—Eres un buitre.

—No entraré en lo que eres tú —suelta una risa sincera y profunda—, pero estás jodida. No puedes rechazar a Miller si has sido tu la que ha ido detrás.

Puedo ponerle una cifra demasiado grande como para que alguien con cabeza no acepte. Pero no seré tan idiota de decírselo.

—Es mi problema.

—Dije en serio lo de tu fiesta de inauguración, no te guardo rencor.

—El sexo era tu vida —digo sin preámbulos—. Y Erika te quitó el juguete más preciado.

Sus ojos me muestran un ápice de dolor. Incluso yo tiemblo al recordar aquella escena.

—Yo maté a vuestro hijo, estamos en paz. También te quité algo de tu cuerpo —se encoge de hombros, y lo dice con tanta tranquilidad que la bilis me sube a la garganta.

—Eres un desgraciado —digo con desprecio y la rabia manando por todos mis poros. 

—Créeme, aquello está enterrado, al menos para mi —alza las manos—, estamos aquí para hacer negocios. Podríamos cerrar uno de esos tratos con una cena.

—¡Me parece maravilloso! —dice Gregory que acaba de entrar.

¡Este hombre tiene el don de la oportunidad!

—Miraré mi agenda —murmuro en tono tajante.

—De eso nada —ríe amablemente—. Preséntanos el contrato en una cena, los negocios se cierran con éxito con un buen plato de comida. Mi secretaria hablará con la tuya, señora Clark.

—Claro —les declaro mi sonrisa más profesional.

Gregory me estrecha la mano rápido y firme. Dominik se toma su tiempo. Me repugna.

Me tomo unos segundos a solas en la sala de reuniones, tiempo suficiente para que Dominik se marche de mi empresa y yo pueda calmarme. Estoy terriblemente agotada, he tenido en apenas unas horas un cúmulo de sentimientos y sensaciones tan contradictorias entre si que me siento asqueada. Y Erik podría habérmelo evitado. Sabía que era Dominik y que iba a venir.

—¿Te encuentras bien? —pregunta Chris des del umbral de la puerta.

—Quiero irme a casa... aunque pensándolo mejor —echo un vistazo al reloj de mi muñeca—. Pasaremos por Dagger's Trade.

—Como quieras —dice sin rechistar, pero sé que piensa que quizás me estoy volviendo loca.

El camino se hace ameno. Tengo unas cuantas cosas que decirle antes de volver a casa y disfrutar de mi familia. Tengo que poner los puntos sobre las íes con Erik porque parece que no se entera del asunto. Además ¿Qué pretendía al no decirme que el socio de Miller es ahora Dominik? ¿Qué gana con eso?

ESTE ES MI JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora