Finding Neverland ~ HalBarry Omegaverse

VI Estrella

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Sexta Estrella
Incandescencia;
Cuanto lo anhelaba
Esa abrumadora alegría
Que sentí al encontrarme contigo
Después de estar tanto tiempo separados

Fue así que el tiempo de la clase paso y se les permitió ir a la cafetería para comer algo antes de ir a su siguiente clase. Barry esperaba a Iris y a Bruce en uno de los pasillos cuando escuchó un pequeño bullicio. - ¡Te ha rechazado viejo! ¡Hal jordan a sido rechazado! - Chilló Guy quien por fin tenía algo con que molestar a Hal, aunque aquello iba de la mano de John quien no podía evitar reír de una forma más disimulada, pues se cumplía justo lo que había dicho y ahora cierto Alpha azabache le debía el almuerzo.

Vaya que eso hizo sentir horrible al Omega rubio, pero cuando escuchó ese peculiar nombre y más combinado con ese apellido, todos y cada uno de sus sentidos se mostró en alerta para volverse y así observar a aquel castaño que estaba siendo molestado y de la misma forma no lo vio sino hasta que una persona lo llamó o mas bien dos.- ¡Aquí estas Barry Allen! Vamos a comer, muero de hambre y quiero robarle el postre a Bruce. - Chilló Iris, una Beta pelirroja que se había convertido en la mejor amiga y hermana del rubio, y la única que junto al Omega azabache sabía de todo su pasado.

- "¡Oh, Dios mio! ¿¡Es Hal!?" - Barry seguía con la mirada fija en el castaño por un momento, pensando en todas y cada una de las posibilidades de que una persona pudiera tener el mismo nombre y apellido. Era una muy grande, pero también estaba la posibilidad de que realmente fuera su primer amor. Aquel tierno chico vivaracho y aventurero con el que había compartido tanto y cada recuerdo quedaba perfectamente marcado en lo mas profundo de su ser. No supo en que momento exactamente, pero deseaba que aquel joven fuera su adorado duendecillo que había perdido al verse obligado a crecer y dejar "Nunca Jamás" en el proceso.

- ¡Vamos! ¿¡Pueden callarse!? Me han hecho perder el apetito bola de tontos. - No le gustaba ser rechazado, y mucho menos que se burlaran por eso. Iba a tirar todo y golpear a cierto pelirrojo que se estaba pasando de la raya cuando escuchó la voz de una chica. Iris era una especie de "Amienemiga" de Lois, ya que trabajaban muy bien juntas, pero eran rivales al momento de los encabezados y premios, pero eso era lo de menos. Fue el nombre que dijo lo que lo hizo volverse, encontrándose de nuevo con aquel rubio que lo rechazó. - "¡Demonios! ¿¡Es el!?" - Se preguntaba el castaño rogándole al destino, apostando por su suerte, pidiéndole a aquellos Dioses que pensaba que lo habían abandonado al quitarle a Barry y luego a su madre, porque aquel rubio que tenía frente a el fuera su pequeño y dulce Bear.

Hubo un momento en el que todo el mundo se perdió frente a ellos, en el que todo desapareció sin dejar rastro como una página que era consumida en el fuego. Ninguna voz se escuchaba salvo un par de llamados a sus nombres antes de quedar en el olvido, los reclamos por tener que "Apresurarse" que en realidad no importaban y el tiempo mucho menos. Puesto que estaban asegurándose de que la persona que tenían justo al frente fuera la que tanto deseaban. Ahora lo que pasaba entre ellos tenía todo y nada de sentido al mismo tiempo, desde el hecho que eran extrañamente familiares el uno para el otro, pasando por los "Rechazos" que de cierta forma habían dolido en demasía aún con todas las razones del mundo al ser completos desconocidos hasta hace poco.

Y terminando en que sin poder evitarlo, ya fuera por impulso o simple inercia se buscaban y se acercaban sin comprender muy bien el porque. Disfrutando de su compañía aún sin hablar, también de esos gestos que hacían el uno o el otro antes de ser "Atrapados" con la mirada fija en su compañero de al lado antes de desviarla y actuar con "Naturalidad". La manera en que disimuladamente inhalaban el aroma del otro o percibían su calor, resultando algo tan íntimo como extraño hasta al final que tuvieron que dar un alto para separarse y llegar por fin a ese momento que los llevó al que ahora tenían entre manos con la incertidumbre y los nervios a flor de piel.