Finding Neverland ~ HalBarry Omegaverse

XIV Estrella

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Décimo Cuarta Estrella
Lullaby;
Demasiado dulces, demasiado tímidos
El sonido del canto de la lluvia y nuestros latidos,
Estábamos locos, estábamos perdidos
Y bailando en la tormenta no pudimos estar más unidos

En esos precisos momentos no sabía que era peor; si el hecho de que su mejor amigo lo llevara a las afueras de la ciudad a una base militar abandonada donde había una pista de carreras urbanas que incluía drogas, bebidas y apuestas clandestinas o el hecho de que siendo este la persona que más amaba en el mundo se había ofrecido voluntaria y amablemente a llevarlo a un lugar peligroso para arreglar las cosas con su novio rebelde que tenía días sin ver y que no atendía ninguna de sus llamadas. Quería que se lo tragara la tierra.

Barry odiaba poner en semejante situación a Hal sabiendo que Leonard Snart jamás había sido precisamente un santo de su devoción, pero este había tenido la mala suerte de escuchar cuando Iris le comentaba de la visita sorpresa que fue toda una "Misión fallida" de parte del Alpha. El castaño se había ido ardiendo en cólera por culpa de lo que había visto, y para bien o para mal muchas razones tenía. En realidad le sobraban y el Omega estaba consciente de eso y sabía que esta vez era su turno de arreglar las cosas.

Aunque jamás espero que Hal se ofreciera a llevarlo a aquel lugar, lo ayudara a buscar a Leonard y así mismo pusiera las cartas sobre la mesa antes de irse y dejar que ellos arreglaran las cosas como correspondía. Al principio Barry dijo que no había cuidado o problema, pues eso no era algo necesario y el debía resolver las cosas con su pareja cuando este atendiera alguna de sus llamadas o mensajes. No obstante, el Alpha era terco y no descansó hasta que se subieron a su moto y fueron rumbo a aquel lugar lleno de éxtasis y bullicio.

Sobraba decir que aquello no le gusto para nada al castaño que aseguraba la moto en el terreno del estacionamiento en lo que entraban en la gigantesca galería principal donde todos se estaban preparando para la carrera de esa noche. Por suerte no tardaron nada en encontrarse con el grupo que todos apodaron como "Los Rogues", ¿Porque? nadie lo sabía pero igual se quedaron con ese nombre. Lissa no se sorprendió de ver a Barry pero si a Hal, por lo que disimuladamente se apartó al igual que Rory, Walker y Mardon.

El rubio tras saludar a todos se acercó al auto y dio un par de golpecitos en la ventanilla para que su novio la bajara y así poder hablar como era debido. Por suerte el castaño lo hizo luego de dejar ir un largo suspiro y dedicarle una de sus miradas entre cínicas y coquetas tras bajas el vidrio. - ¿Podemos hablar Lenny? Por favor... - Pidió Barry con amabilidad esperando porque este aceptara y dejara correr a Mardon en su lugar esa noche como siempre hacía cuando el iba. Aunque solo había ido un par de veces más luego de su primera cita.

Para su suerte, solo faltó que el líder de "Los Rougues" viera a su acompañante, antes de pedirle en ese tono suave y grave que aún seguía haciendo estremecer su cuerpo a pesar de todo. Barry terminó por apartarse de la puerta y así mismo dejar que Leonard saliera del auto dándole una orden indirecta a Mardon con la mirada y un ademán para que se alistara. Puesto que esa noche iba a correr así que era mejor que se olvidara del limón y el tequila. - ¿Qué haces aquí Jordan? Es nuestro territorio y si no eres corredor, no eres bienvenido. - Sentenció el rebelde dejando en perfecta claridad que no lo quería en ese lugar, acto que si bien molestó al rubio e hizo sonreír con cierta sorna al piloto.

- No quiero estar aquí, de hecho tampoco quiero que Barry este aquí, pero era la única forma de que salieras del maldito auto. Ya lo hiciste, ya me largo. Mas de vale regresarlo a casa sano y salvo o yo te mato. - Sentenció el castaño en lo que se separaba para poder despedirse del rubio con un abrazo y le susurraba que si pasaba algo no dudara en llamarlo, pues vendría de inmediato. Realmente no quería dejar al joven forense allí, pero en esos momentos no tenía muchas opciones a su favor. Solo podía retirarse y con la amargura del mundo esperar.