III Estrella

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Tercera Estrella
Inefable;
Algo bello, muy hermoso
Un viejo sentimiento recordado
Porque me perdí en este mundo hace mucho
Pero acabo de encontrar al fin mi camino de regreso

Barry se había acostumbrado a mudarse una o dos veces al año por el trabajo de su tío Jay. Tras la muerte de su madre y el encierro de su padre fue aquel hombre quien quedó a su cuidado ya que la familia Allen se negaba rotundamente a acoger al "Hijo de un asesino". Por suerte el castaño no creía una palabra y abogaba por su inocencia ayudándolo en todos y cada uno de los juicios hasta el final y aún en la actualidad. Sin embargo, cuando el veredicto fue dado y el final dictado, aquel Omega castaño tuvo que ver por lo mejor para el niño que se quedaría con el. Sabiendo que un traslado muy lejos como podía ser Nueva York o incluso Ciudad Gótica, no era precisamente de las mejores opciones, pero un año en esos lares fue necesario hasta un nuevo traslado a su verdadero destino.

Fue cuando Coast City se volvió su hogar por los mejores dos años de su vida. Al Omega rubio realmente le encantaba, pero una noche luego de una cita con Alan, Jay llegó hecho una fiera y tras pagarle y despechar a Jazmine; quien era su niñera, le pidió que recogiera sus cosas y de pronto avisó que se irían sin más, ya que iban a regresar a casa. Esta vez fue su tío el que pidió un traslado de regreso a Central City para variar, y Barry no podía estar más encantado con la idea de visitar su ciudad natal. Volver a pisar y vivir en su casa (La que aún era de sus padres), pero también era cierto el hecho de que no quería irse de ese hermoso y cálido lugar que había aprendido a amar por mil razones y una más en especial.

La razón tenía nombre y apellido; era un precioso niño de cabello castaño y ojos pardos que lo había salvado de una pelea, invitado una malteada y hasta ayudado y curado sus heridas, volviendo a cubrir sus piernas de coloridas curitas que habían ocultado sus rodillas azules. - Deséame suerte Hal... - Pidió mientras se colgaba su mochila y veía una foto que tenía en su mesa de noche. Una en la que estaban Hal y el abrazados usando unos suéteres tejidos de navidad a juego, con gorro de Santa y unas astas de reno. Solo unas horas antes de su primer beso, el cual aun seguía tan vivido en sus recuerdos que podía sentir los labios ajenos aún contra los suyos mientras era robado su aliento.

Cualquiera diría que estaba loco, pero esa foto en un colorido porta-retrato navideño junto con algunas fotos más, un diario de aventuras, y un viejo mapa gastado con cientos de postales, entradas de la feria, boletos de cine, y conchas de mar eran su mas grande tesoro oculto en un cofre. Sobre todo uno que siempre llevaba consigo como su amuleto; un caracol que había pedido arreglar en un brazalete tejido. Uno de sus mayores tesoros, ya que se trataba del primer regalo que le dio Hal cuando visitaron la primera vez "La Laguna de las Sirenas", en aquel verano tan lejano en el que aun eran un par de niños soñando.

Tras tomar sus cosas y guardar su amuleto escondiéndolo debajo de la manga de un suéter rojo, bajó para desayunar con su tío, quien curiosamente estaba de buen humor y eso le alegraba en demasía. Nunca supo lo que había pasado aquella noche en Coast City, pero algo le decía que al igual que el, su corazón también tenía un dueño. El hecho de que no estuviera casado y buscara alguna relación podía dar a entender que aún esperaba al Alpha que había dejado en aquel lugar que fue su hogar tiempo atrás. Por lo menos eso quería pensar Barry. Creer un poco en el amor y los cuentos de hadas una vez más, aunque jamás había dejado de hacerlo en realidad.

Tras despedirse de su tío quien por igual estaba por retirarse a su trabajo, tomó su bicicleta y se dispuso a pedalear lo más rápido que pudo hasta llegar a la extensión de la "Academia Gótica de Central City". No podía decir que no estaba nervioso ya que al fin y al cabo se había transferido a mitad de la carrera. Pudo hacerlo gracias a sus notas y sometiéndose a un par de clases avanzadas de las que tuvo que pasar un par de exámenes. Eso era lo malo de ser un nómada eterno y a duras penas pasar más de un año en algunas de las ciudades a las que era enviado Jay por su investigación acerca del "agua dura". No obstante, la verdad era que Metrópolis y Ciudad Gótica fueron en las que vivió por más tiempo y ganó un gran amigo.

Finding Neverland ~ HalBarry OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora