XV Estrella

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Décimo Quinta Estrella
Melifluo;
Tan dulce como el cielo
Tan ardiente como el infierno
Lo que pasa cuando odias el pecado
Pero irremediablemente te enamoras del pecador

Estaban tan empapadas como cuando nadaban en la Laguna de las Sirenas. Tan emocionados como cuando corrían por el Bosque Tiki y cantaban canciones en el Campamento Indio. Ni hablar de la existente magia en sus fijas miradas que no podían comprarse por nada, si quiera con Pixie Hollow y todas sus hadas. Ni el Capitán Garfio y sus piratas podrían podrían asaltarlos y robarles los tesoros que llevaban o ese momento que disfrutaban. Menos cuando ya no podrían volar de regreso y ocultarlos en la en la Isla Calavera, pues lo cierto era que está se había transformado y solo existía en sus corazones.

Estaban en la cubierta del mismo barco encantado en lo que el cielo se despejaba dejando ver un mar de luz de estrellas. Se detuvieron solo un momento, pero antes de que alguno de los dos pudiera decir algo, Hal beso a Barry de una forma tan dulce como necesitada que fue correspondida con gran ternura y devoción. Un beso fogoso y profundo que despertó por completo sus instintos, sus deseos y dejo en evidencia todas y cada una se las cosas que alguna vez intentaron ocultar. Estaban completamente expuestos y solo con un único pensamiento; culpar al alcohol y locura que esa noche los consumía No sabían como habían podido vivir, pero ahora solo querían lanzarse al mar y así mismo volver a amar y respirar.

"La dicha que resuena en tu presencia
Tan suavemente,
Enciende el fuego que irradia en lo profundo mi corazón,
Desde el eco de las palabras te susurre,
Desde el parpadeo de tus ojos"

Entraron a la casa, atrancaron la puerta con seguro y volvieron a cerrar los ojos y comerse la boca a besos en lo que sus manos inquietas se deshacían de toda la ropa mojada que traían encima. ¿Cloroformo? ¿Éxtasis? ¿Afrodisíaco, quizás? Ninguno de los dos tenía idea de lo que pasaba en realidad en esos momentos, pues estaban perdidos en el sabor de sus morros y la droga de sus besos que parecía que no iba a extinguirse aún con el pasar de las horas. Sin embargo, sabían que a partir de esos momentos sería más complicado, doloroso, irremediable y caoticamente hermoso como lo que habían estado viviendo.

Estaban conscientes de que se estaban jugando la vida al tiempo que se arriesgaban en el amor que sentían. Si, aquel sentimiento que habían tratado de negar, dejar a un lado, eclipsarlo con otro y demás tretas ocurrentes para segurar su futuro mutuo. No obstante, al final era demasiado cierto que estaban tan enamorados el uno del otro como el hecho de que el sol se ponía la corbata y volvía a brillar en la mañana tras darle a su esposa un beso de "Buenas noches". Mientras la luna se calzaba los tacones y el brillo en su mirar, para darle un beso de "Buenos días" a su esposo y salir del hogar para regresar a la rutina. Un matrimonio tan disfuncional como maravilloso.

Barry tuvo que hacer todo en su poder para contenerse un poco apartar suavemente a Hal que por un momento pensó que había hecho algo terriblemente mal. Por lo menos fue así hasta que el rubio señaló dentro de la casa y el lugar donde estaban las escaleras, haciendo que el castaño cayera al instante en lo que quería decir; "No estamos solos". Por lo menos no tanto como les gustaría ya que Alan y Jay seguramente estarían acurrucados y dormidos en su lecho, mientras estos habían robado la medianoche para ellos y sus afectos. Fue así que el Omega los vio desnudos aún mojados y con la ropa tirada en la entrada y la alfombra y el deseo creciendo.

"Sentí un movimiento leve y diferente,
Desbordado de emociones,
Ese resplandor tuyo es tan brillante"

Finding Neverland ~ HalBarry OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora