XI Estrella

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Décimo Primera Estrella
Evanescente;
Estira y afloja una vez más
Quería confundir amistad con amor
Aún cuando sabía que esto era imposible
Podía correr y volar, pero jamás esconderme de la verdad

Una de las frases que más le gustaban a la Beta azabache era "En el Amor y la Guerra todo se vale", solo por el simple y llano hecho de que podría jugar tan sucio como quisiera para obtener lo que más deseaba. Sin importarle nada ni nadie, sin pensar en las consecuencias que alguna vez podrían traer sus actos en su presente o futuro. Dejando de lado lo que las personas sentían o pensaban, todo aquello simplemente la tenía sin cuidado ya que su amor por Hal Jordan y su relación era lo único que realmente le importaba. Por suerte, jugar sucio era algo que la chica sabía que el Omega rubio no haría. Solo porque este era demasiado íntegro, honesto, sincero e incluso inocente para dañar a alguien. Pero esa era su gran diferencia con Caroline Ferris, quien estaba dispuesta a usar todo su arsenal y una carta de triunfo que iba a alejar a aquel Omega de su Alpha para siempre. 

Como toda joven estaba enamorada de la idea del amor; de tener su propia historia donde el príncipe valiente y encantador venía a salvarla de la torre, rompía el hechizo que la tenía cautiva y cabalgaban juntos hacia el "Y vivieron felices para siempre", siendo su príncipe ni más ni menos que aquel hermoso chico de castaños cabellos que se la pasaba soñando con volar. Su primer y único amor, la persona con la que quería pasar su vida entera de una o otra manera. Por lo que sin importar cuantas veces terminaran en el transcurso de los años, siempre buscaba y encontraba la forma de volver. Tanto que no se percató sino hasta ya muy tarde que ese sentimiento tan puro de cuando niños lentamente se había corrompido y contaminado hasta convertirse en algo blasfemo. Una obsesión.

Una que la llevaba a hacer locuras y escándalos para mantener a todo posible prospecto lejos de Hal. Aún recordaba a esa rubia de nombre Jessica en la secundaria; bastó con encerrarla en uno de los cubículos del baño de chicas y mojarla hasta el alma para que comprendiera a lo que se enfrentaba si seguían en esa relación. En preparatoria vino Layla, una pelirroja que vivía cerca del castaño porque ambos entrenaban y practicaban juntos en un gimnasio local. Como era de esperarse su clásica amenaza hecha berrinche no fue escuchada y tiempo después la chica fue expulsada del equipo de esgrima por consumo de drogas y esteroides. Aunque su peor golpe fue Arisia, una amiga en común  de ambos y compañera en el equipo de animadoras que se vio en la obligación de dejar en su lugar. Algunos rumores de su persona, una noche de chicas en su casa y un corte de sus largos cabellos dorados fue algo que jamás olvidaría. 

Sin embargo, nada en la vida la preparó para el reencuentro de Hal y Barry hace unos meses atrás, la forma en que se habían unido a pesar de los años y más aún; el eterno recordatorio de sus castas y naturalezas que parecían haber sido creadas para estar juntos. Un maldito vínculo que definitivamente le jugaba en contra. La Beta no era para nada tonta, sabía muy bien que bajo esa excusa barata de "Mejores amigos de la infancia", se encontraba un gran amor oculto. Al igual que el hecho de que si se hacía a un lado o les daba si quiera el suficiente tiempo para hablar a solas de sus sentimientos, iba a perder todo por lo que había luchado durante años. Estaba consciente que a la hora de la verdad ella siempre había estado en último lugar luego de ese Omega rubio y por ello tenía que buscar la forma de sacarlo del juego.

Barry Allen siempre había sido su peor enemigo, puesto que era la única persona en la vida que podía ganarle sin si quiera jugar su juego. Vaya que maldecía el hecho de que si llegaba a hacer algo en contra de ese Omega rubio y su Alpha castaño se enteraba, iba a perderlo para siempre. Por lo que tenía que ser aún más lista y cuidadosa que nunca con sus próximas jugadas para sacarlo del juego que ella misma se había inventado y coronado como Reina. De esa forma, la noche del partido la azabache estaba más que dispuesta a dar los golpes finales antes de su carta de triunfo. No había tiempo que perder y mucho menos podía darse el lujo de que el Omega y el Alpha estuvieran a solas.

Finding Neverland ~ HalBarry OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora