MI HIJA PERDIDA || SAGA: MHP UNO ||✓

||16||

Michael

Chicago se fue de aquí y no me dió tiempo de alcanzarla, había transcurrido un día y estaba muy preocupado.

No contestaba mis llamadas ni mensajes, pensé que podría haber sido Vannesa que le quitó el móvil pero tampoco existen rastros de ella. lo que hizo que me alarmara más... Su mejor amiga Alexis tampoco contesta el móvil.

Estaba desesperado, tenía que saber algo de ella lo más posible.

—Michael, cálmate—.

—No Frank, no entiendes ... Está desaparecida y no hay rastros de su mamá y amiga.

— Tranquilo—.

— ¡No, no me calmare!—grite—Una niña de 12 años está desaparecida incluyendo su mamá y amiga. No me calmare sabiendo que estaba a punto de describir algo y de la nada desaparecen.

—De acuerdo, solo digo que si te tranquilizas un poco y piensas las cosas con calma podremos hallar una solución al problema.

Frank tiene razón, hay que pensar con calma.

Me senté en la silla y puse las manos en mi cabeza.

Estuvimos un rato en silencio hasta que mi móvil sonó, inmediatamente me levanté rápidamente de la silla y coji el móvil. Número desconocido.

—Hola—Contesté.

— ¡Michael, ayúdame por favor! .

Chicago....

—! Chicago! ¿Dónde estás?—.

— En mi casa yo... ¡Oh no ahí viene por favor Michael ayúdame!— colgó la llamada.

¡Mierda!

—¡Chicago está en problemas Frank, hay que salvarla! .

—¿ En dónde está?— dijo preocupado.

—En su casa, alguien la tiene ahí y no creo que sea Vanessa.

—Pero no sabemos su dirección—El dijo—aunque si ella tiene un iPhone podremos ver en dónde está, si se encuentra en su casa su móvil debe de estar ahí.

—¡Si tiene uno!—.

Gracias a la grandiosa app "única amigos" pudimos ver la dirección de Chicago.

—Esta a 15 minutos de aqui—dijo Frank— Pero si nos ven... recuerda que solo tienes dos guardaespaldas y yo.

—Me arriesgaré—.

—De acuerdo—.

•••

Chicago

Escondi el teléfono lo más rápido que pude. la puerta se abrió dejando ver a una figura mediana.

Mi abuela.

Ella camino adentro de la habitación y se detuvo en frente de mi. Sonreía con gracia mientras yo solo tenía ganas de matarla.

—Hola mi niña— se rió maliciosamente— solo quería saludarte y saber cómo estabas.

¿Cómo estaba? Acaso está mujer no podía ser más cínica. Estoy encerrada en el sótano y tenía una cama para poder dormir, mis manos estaban atadas pero podía moverlas y así pude usar un móvil que encontré. mi estómago rugía de hambre.

—Se que tienes hambre, dentro de un rato te traeré comida— se acercó más a mi y acaricio todo mi rostro— no quiero que te mueras de hambre.