×Quería agradecerles por leer, comentar y votar, de verdad lo aprecio. Ahora a leer.×
—Doctor, ¡son excelentes noticias! —Dijo Jimin con notable felicidad.
—Pero recuerda, no hay que forzarlo a que recuerde, sí comenzó así, debe terminar así.
— ¿Qué debo recordar? —Preguntó Jungkook.
—Nada, no debes recordar nada. —El doctor habló de inmediato. —Dejemos que descanse. —Miró a la enfermera y le hizo una señal con la mirada hacía la puerta. Y ambos abandonaron el cuarto, dejando a Jimin y Jungkook a solas.
—Jimin… —Dijo el menor en un susurro.
— ¿Sí?
—Quiero dormir.
—Entonces hazlo.
—Pero…
— ¿Pero qué?
—Quiero dormir contigo.
— ¿Hablas enserio? —Preguntó Jimin.
— Sé que suena raro, pero he estado… Uhm… Soñando con alguien que se parece a ti. —Desvió su mirada al suelo, no quería que Jimin notara el color rojo de sus mejillas. —Entonces… ¿Dormirás conmigo? —Haciéndose a un lado y palmeando el colchón.
—Claro que sí. —Yendo hacía la cama, con cuidado se acostó al lado de Kook quién abrazo a Jimin fuertemente.
—Esto es raro. — Oh no, el Jungkook de siempre volvía a aparecer.
— ¿Quieres que me aleje?
— Dije que era raro, no que te alejes. Tarado. —Inhaló profundamente y se embriagó con el aroma varonil que su niñero desprendía.
—Duerme, pequeño idiota. —Ambos rieron.
Querían estar así para siempre, era algo tan perfecto, Jungkook logró dormirse, pero Jimin no, acariciaba suavemente el cabello del menor, recordaba lo sucedido años atrás.
*
— ¡Jungkook no! —Gritó Jimin. —Jungkook regresa.
Pero el pequeño no obedeció, cruzó la calle sin haberse fijado, todo por apresurarse para ver la nueva figura de acción que se encontraba en exhibición.
Y el conductor de un taxi no lo vio, Kook fue brutalmente arrollado por el coche, terminó en el hospital con cuatro costillas, una pierna y el brazo derecho, rotos. Pero lo que más aterrorizó a Jimin fue el hecho de que cuando Jungkook logró despertar no lo recordaba, ¿pero por qué él era el único? Kook recordaba a su papá, a su madrastra, a sus tíos e incluso a la vecina con la cual tenía un bonito vínculo.
Pasaron días, semanas, e incluso meses, pero aún no lo reconocía, Jimin estaba triste, su pequeño Kookie no sabía quién era.
Decidió que lo mejor era alejarse, aunque el sólo pensar en separarse del pequeño le causaba ganas de llorar era lo mejor para ambos. Jimin no forzaría a Jungkook para hacer que lo recuerde. Y así fue que con siete años Jimin dejó su ciudad, dejando atrás a su familia, a sus amigos y a su pequeño amor. Fue a vivir con su madrina en Canadá.
Aunque era pequeño Jimin podía entender el dolor de los adultos cuando dejan a alguien que aman, sentía su pecho comprimirse y su corazón parecía detenerse. Cerraba los ojos y la imagen de Jungkook sonriendo tan tiernamente aparecía en su mente, cuando mostraba sus dientes blancos, Jimin le decía que parecía un conejo y esto hacía enojar al pequeño.
Adoraba pasar las tardes con él, cuando llegaba de la escuela lo primero que hacía era ir a jugar con el pequeño.
Agradecía al cielo por haberlo conocido, todo gracias a Carol, quién dos años más tarde de morir la madre de Jungkook se casó con el señor Jeon. La madre de Jimin era íntima amiga de Carol, por lo que cuando esta la visitaba llevaba a Jungkook para que juegue con Jimin.
La primera vez que se vieron no se gustaron.
— ¡Es feo! —Se quejó el pequeño Jungkook.
— Tiene dientes de conejo. —Susurró Jimin a su madre quien reía si parar debido a las quejas de los pequeños.
— Niños… Llévense bien ¿sí? —Pidió Carol.
— Yo solo juego con gente bonita. —Habló Jungkook mientras metía un trozo de pastel en su boca.
— Comes como un bárbaro. —Se burló Jimin.
—Tengo cinco años y soy mas alto que tú. —Se rió Jungkook.
— No te metas con mi altura. —Habló Jimin mientras apretaba una de las mejillas del pequeño.
—Tú no te metas con mis dientes. —Jungkook repitió la acción del mayor. — Oye… Tienes bonitas mejillas.
Carol y Kim, quien era la madre de Jimin, se miraron y sonrieron, como si un plan hubiese salido a la perfección.
— ¿Quieres jugar? —Preguntó Jimin mientras cogía todas las galletas que sus manos le permitieran llevar.
— ¡Claro!
*
— Extraño tanto esos tiempos. —Susurró Jimin. —Miro hacia abajo y se encontró a Jungkook durmiendo sobre su pecho.
— ¡Jungkook! —Gritó alguien desde la puerta. — ¿Tú aquí? —Se trataba de Taehyung. — ¿Qué haces abrazándolo así?
— ¿Tienes algún problema? —Jimin lo miraba despectivamente.