Los días pasan con ambos muchachos continuando el camino como si no hubiera un mañana, como si fueran a un lugar exacto y como si algo los empujara en aquellas direcciones. A veces el bosque parece temblar ante sus pasos y otras parece querer atraparlos para que nunca marchen; o muy vivaz o devastadoramente muerto. Aquella percepción que había surgido en la mañana vuelve de nuevo a instantes y de igual forma sigue siendo Jimin quién ordena continuar. La espada del barón, después de eso, se mantiene desenfundada, preparada para entrar en batalla con aquello que hace que ambos tengan los pelos de punta. El riachuelo se abre hasta convertirse en un río de buen tamaño y el ruido que ahora los acompañaba, por tanto, es el del agua moviéndose y chocando con las rocas.
Jimin insiste varias veces con andar junto a Jungkook y no ser él quién va sobre el caballo pero la proposición es negada una vez tras otra al sacar las palabras de su boca. El río es un lugar peligroso, los bandidos probablemente se refugian cerca de él para poder abastecerse sin problemas y, siendo sinceros, estando en tal profundidad dentro del bosque, encontrarse alguna pequeña aldea llena de las familias de éstos no sería tan extraño como podría parecer en un inicio. Es por eso mismo que el caballero se niega a sí mismo el guardar la espada y permitir que baje del equino, porque para ser la casa de la no-ley, las cosas son demasiado tranquilas.
Sin embargo no ocurre nada en esos días ni en esas noches más hallá de volver a discutir con Jimin sobre el pan que el caballero había querido comer varias veces. El pan que la señora le había ofrecido y por el cual el muchacho herido parece volverse loco al verlo. No lo entiende y probablemente jamás llegará a entrar en su cabeza el porqué de la negativa, es simplemente pan y el mismo Jimin es consciente de ello. Pero no puede permitir que lo coma. De hecho, en una de esas discusiones, el muchacho había intentado tirar el pan al suelo para que desechara la idea de guardarlo pero no había conseguido nada, solo que el caballero alzara su espada hacia él y la pusiera peligrosamente en su cuello.
- Adelante, máteme, ya se lo he dicho. -Había contestado Jimin alzando sus manos a modo de derrota.
Pero Jungkook había vuelto a bajar la espada y guardado el pan, bufando por el cansancio mental que el contrario le propiciaba.
Jungkook se ve incapaz de silenciar el tema que da vueltas en su cabeza. ¿Cómo es posible que el muchacho parezca tan cuerdo mientras actúa tan ido de sí? ¿Cómo es posible que aún no se digne a decirle el camino hacia su hogar? ¿Cómo es posible que pierda tan rápidamente los papeles delante de él cuando él mismo es un aspirante a mejor caballero? Y por último, ¿cómo es posible que vaya a conseguir el amor de su dama si es incapaz de sosegarse ante tal problemática pequeñez?
Su dama, de la que casi no ha reparado desde que encontró a Jimin, porque este mismo ocupa demasiado sus pensamientos como para permitirle rendir culto a quien realmente lo merece. No puede decir esto en alto. No puede dejar que nadie sea consciente de que es capaz de no pensar en la que su corazón ha robado aunque la misma aventura que está llevando a cabo sea por ella. Se niega a sí mismo a permitirse pensar aquello y aún así la pregunta retumba en su cabeza una y otra vez, sumiéndolo en el temor de saber que no tiene aún el amor de la dama y que, en su lugar, tiene su desprecio por avergonzarla delante de tanta gente.
Si actuaba en pos de ella parece ser incapaz de pensar con claridad pero ahora, sin tenerla en sus pensamientos, es Jimin quien se inmiscuye en la sencillez de las respuestas a las que no es capaz de llegar.
Uno de esos días emprenden la marcha algo más tarde que el día anterior ya que se habían dado el lujo de descansar algo más sobre la hierba fresca que crece en el bosque y que sorprendentemente deja un suelo mullido en el que se duerme mejor. Jungkook está ahora más descansado, permitiéndose dormir de vez en cuando y es Jimin quién queda despierto vigilando, aunque de esto el caballero no tiene constancia. Mitheor parece agradecido con la presencia del muchacho ya que ello permite que los descansos sean más y prolongados y, aunque el caballo está hecho a las largas distancias y los viajes enrevesados, siempre prefiere el descanso antes que continuar. Se quedó cerca de Jimin esa noche, tumbado, sorprendiendo a ambos con aquella acción teniendo en cuenta que cada vez que paraban aprovechaba para separarse de ellos y Jungkook tenía que ser el que iba a buscarlo todas las veces aunque lo llamara una y otra vez.
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El canto del caballero [bts]
Historical FictionCurioso lector, de los tiempos que corren soy yo conocedor y partícipe, creador y producto. Es fruto de este prólogo volverte las preguntas en respuestas, la curiosidad en intensidad. Creando esta historia reconozco, quizá muy a mi pesar, que he am...