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 El sonido de la flecha clavándose en el cuerpo del conejo llena el vacío que el silencio perpetua en el lugar. Rápido y mortífero, ocupa un sonido completamente distinto el resto de día y noche y en cierta manera, Jungkook traga saliva viéndose obligado ante la experiencia de quitarle la vida a un animal. Lo ha hecho muchas veces y aunque de todas ellas ha salido impasible, siempre guarda dentro de sí un susurrante malestar. Nunca crece más allá, esta vez no es distinto a ello. Cuando el caballero arranca la flecha de su cuerpo y agarra el animal por sus orejas, no queda nada de lo que el sonido de la flecha hubiera podido crear en él. Coloca la flecha dentro del carcaj y re-ubica el arco para tener sus manos libres y examinar el conejo. Es marrón, nada especial, pero de buen tamaño. Tras llevar un par de días consciente de su importante escasez de alimento que iba en aumento, había preparado algunas trampas que el capitán les había enseñado para cazar pequeños animales. Aunque era positivo en creer que en poco tiempo conseguiría recuperar una parte de sus enseres y aunque se había apropiado de algunos frutos que crecían en unos arbustos cercanos al río, las trampas habían sido inútiles. Supuso que su práctica carecía de experiencia y que por eso todos los animales que pudieran caer en las trampas eran más capaces de él y huían. Por ello había optado por el arco y las flechas.

Días. Han pasado días y sigue dentro de Extente, buscando la salida sin encontrarla, sintiéndose a veces observado pero jamás encontrado. Sintiéndose completamente solo y al mismo tiempo, rodeado de tanta vida que parece ahogarse. Da vueltas sobre el mismo tema una y otra vez, deja marcas para orientarse y aún así, cada camino que toma vuelve al inicio y la desesperación empieza a hacerse presente dentro suyo. Además, también hace días que se separó del muchacho herido, de Jimin y, aunque sigue molesto con él y su osadía, permite que la preocupación y sus pensamientos atraviesen su mente como cascadas. Así, al menos, puede rellenar el vacío con algo que es tormentoso.

Sabe también que no fue honroso de su parte obrar con tanto desdén y que las consecuencias pueden haber sido algo desastrosas. Le resulta, aún así, muy curioso no haber hallado rastro del muchacho en todo este tiempo. Ni el río guarda huellas de su paso, ni las trampas son manipuladas por su mano. En ese caso, es casi seguro que se trataba de un bandido y el caballero discute en su cabeza la estupidez de la que fue preso para enredarse en sus supuestos problemas. Con toda posibilidad puede deducir qué era lo que había estado pasando: el muchacho se haría pasar por atacado para llevarlo a una emboscada en el que siguiera saliendo como víctima y, tras matarlo, se harían con todo lo que es suyo. Pero eso no había pasado y la única razón que Jungkook ve más propicia es el arrepentimiento que debió sufrir mientras el plan era el marcha. Sin Jimin dando su señal, el resto de bandidos no iba a atacarlos pero, como es lógico, los estarían vigilando noche y día. Ello también explica porqué se siente observado constantemente.

Aquello que queda aún fuera de su comprensión es su circular camino que no le permite avanzar. ¿En qué falla él para cometer el error una y otra vez? ¿Cómo solventar el problema?

Mitheor observa atentamente al caballero, siendo él el único punto de acción en el tan vacío bosque. Lo observa atar el cuello del animal cazado a una cuerda que cuelga de la cruz del caballo. Lo observa coger las riendas y tirar de él, animándolo a caminar en una dirección.

Había encontrado un lugar bien resguardado del frío nocturno en el que podía encender una hoguera sin temor a ser atacado por nada ni nadie. El conejo iba a servir como cena.





Algo con lo que no cuenta Jungkook mientras despelleja al animal, una vez asentado y con hoguera hecha de nuevo, es escuchar tanto movimiento como de repente ocurre.

El canto del caballero [bts]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora