Los caballeros que se enfrentan son escogidos al parecer del azar, sacando sus nombres de una pequeña bolsa. El destino se escribe así y no de otra forma dado que el duque no tiene interés en modelarlo a su parecer como podría haber hecho en cualquier otra situación. Confía lo suficiente en sus caballeros como para saber que los dos jóvenes principales a quienes se les había pedido en un principio participar van a llegar al final del evento y van a permitir que todos pasen un buen día viendo sus habilidades en escena. De esta forma, los ganadores de cada justa pasarán a la siguiente prueba, hasta que solo un ganador quede.
- Señor, si de tantos caballeros como en la mesa redonda usted quiere que batallen en este día, uno debe ser excluido y guardarlo para el final. -Min habla una vez ha conseguido deshacer el gentío que rodea al duque Seokjin. Hoseok, aún así, continua a su lado.-
- ¿Es así? No había reparado en ello. -Seokjin junta las manos a su espalda ovservando desde el piso superior del estadio los caballos que son en la entrada del edificio.- La yegua palomina, la que parece bailar entre el resto de caballos, ¿a quién pertenece? ¿quién es dueño de tan bello animal?
- De Kim Taehyun, señor, uno de los caballeros que le presenté ayer mismo y que han pasado la noche en la misma zona del castillo que usted. -Yoongi señala al muchacho recién nombrado, que conversa con unos cuantos plebeyos cerca de los caballos, fuera del recinto, probablemente esperando a que llegue su turno.-
- ¡Ah, sí, sí! Lo recuerdo bien. -El duque asiente con la cabeza en señal de aprobación y vuelve la mirada hacia el marqués capitán.- Que sea él quién solo sea en una justa y se bata en duelo con un único caballero.
- Como usted lo prefiera.
El capitán da unos pasos atrás con intención de acercarse al nombrado y contarle las nuevas para que vaya a sentarse mientras espera su turno, sin embargo es parado por la voz del otro marqués, que en silencio había contemplado la escena hasta el momento:
- ¡Capitán! No se vaya aún. -Dirige la mirada hacia el duque y el capitán repetidamente.- ¿No sería adecuado que usted también participara? No solo estaríamos hablando de una justa con los mejores caballeros que el reino pueda haber visto pues se volverá la justa de la que todos hablarán durante años, verán por primera vez las habilidades del capitán de la caballería más allá de solo oírlo decir. ¿No le parece, duque, que ello elevaría incluso más el tono de este evento? No es menos lo que alguien como usted merece.
Yoongi queda en completo silencio en ese momento. Sus oídos no hacen desagrado a la idea, sin embargo no es algo que le venga en gracia en este instante. No se trata de la valentía que el capitán pueda tener ante tal hecho, ni de desmentir o afirmar los rumores y las cuestiones sabidas por sus habilidades, no. Mira en silencio al marqués que tiene delante y este le devuelve la mirada por un solo instante, con ello le basta para que el capitán sepa las razones de sus palabras. No es para él la justa algo más que mover piezas en una estrategia: si él, Yoongi, queda por debajo de sus caballeros y pierde una sola de las justas, todos quienes lo vean lo considerarán una derrota y se mostrará, probablemente, otra debilidad. Ya no será su esposa la única que le gane, si no que también lo serán sus propios caballeros. Rechazar la propuesta es algo que sin duda no puede permitirse y de esto hay varios motivos: el primero es que el duque habla y hace por él, por mucho que en su día a día, en su hogar, Yoongi sea quien manda; el segundo es que el mismo rechazo ya lo considerarían, aunque fuera solo ante ellos dos, una derrota.
- Si así lo quiere el duque, me hallo completamente complacido de entretenerlos a todos también con mis habilidades. Sería, de hecho, un honor para mi hacerlo. -Yoongi vuelve sobre sus pasos, quedando de frente de ambos hombres.-
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El canto del caballero [bts]
Ficción históricaCurioso lector, de los tiempos que corren soy yo conocedor y partícipe, creador y producto. Es fruto de este prólogo volverte las preguntas en respuestas, la curiosidad en intensidad. Creando esta historia reconozco, quizá muy a mi pesar, que he am...