El trío llega a los terrenos de la pareja de pastores al mediodía tras haber decidido ensillar sus caballos. Jimin había sido enviado por el caballero Kim a recorrer la ciudad en busca de cuantos rumores corrieran sobre monstruos asaltando pastos. Cuando llegaron allí, sin embargo, no existía esquina alguna que hubiera dicho la verdad. Jimin había dicho que, habiendo sido visto junto a ellos la noche anterior y aquella temprana mañana, todos decían necesitar ayuda. De esta manera, habían decidido que todas las palabras eran mentira ergo tenían la misma información tras hablar con el capellán.
Los cascos de sus caballos repiquetean en un suelo arenoso lleno de piedras y ambos caballeros prestan especial atención a no hacer poner las patas de los equinos en sitios complicados. El terreno, aunque una vez cuidado, revive sutiles momentos bélicos entre la mala hierba que intenta vencer y las manos de los dueños del camino sin descontar, por consecuencia, tantos animales como carretas. La casa principal a la que se dirigen no es extremadamente grande ni bella más, igual que el camino que transitan, muestran un contenido intento de conservación. Es rodeada por vallas bajas que delimitan el terreno principal y guían a visitantes y dueños hacia la segunda parte del terreno: la granja y los pastos. Jimin había observado en la lejanía un grupo de vacas pastando tranquilamente junto a un perro que descansaba algo alejado de éstas. "Tienen perro para las vacas" había dicho volviéndose hacia los caballeros y Taehyun había agradecido la información.
- ¡Oh, no puede ser cierto! -Una voz apareció en el camino dejándose vislumbrar poco después una figura femenina- No creí cierto que de tan presta forma pudieran los caballeros actuar. ¡Pasen, pasen! -Continúa ilustrando el camino cuya humilde casa se encuentra al final- No tenía preparado nada, discúlpenme, en seguida les prepararé algo.
- ¡No sufras, no sufras! -Dice Jeon dejando escapar una suave risa viendo como la mujer corre delante de ellos para abrir las distintas vallas y puerta de su casa.
Prímula y Mitheor esperan pacientemente mientras el campesino acompañante hace y deshace los nudos para atarlos a la valla sin ser prestado mucha atención pese a tardar más de lo esperado y ser observado momentáneamente por los caballeros y pastora. Entra tras ellos sin suceder nada más habiéndole dado, sin siquiera saberlo, unos segundos a la mujer para poder dejar en la mesa de la estancia principal un par de vasos de agua. Ofreciéndoles asiento, los tres protagonistas empezaron a conversar.
- ¿Dónde está tu marido? -Pregunta el caballero con la voz cantante sin rodear el asunto.
- Ah, discúlpenme por eso también. No ha tardado en salir con las ovejas una vez llegados a casa; está en el monte. Aún quedan horas para que vuelva.
- Dígame señora, ¿ha marchado sin su perro? -Cuestiona entonces Taehyun.
- ¿Sin el perro? -Repite ella algo confusa- ¡Ah! No, no. Es que tenemos dos, señor. Borís, el que quizá hayan visto; y Tatu, que acompaña estos días a mi marido. Tatu lleva mejor las vacas pero últimamente ha estado más cariñoso con la gente de paso, así que mi marido les ha cambiado en trabajo.
Ambos caballeros quedan en silencio durante un instante pensando en cómo decirle a la mujer delante de ellos que, en realidad, aún no habían conseguido ninguna buena información y que comentarles esos datos banales sobre los perros no iba a ayudar en nada. Jimin se adelante, sin embargo, dando un paso hacia la mesa:
- Disculpa mi intromisión, buena mujer, pero, ¿cómo puede ser que un perro guardián sea amistoso? ¿No es su trabajo espantar tantas gentes como animales y monstruos se presenten?
El muchacho mira, tras preguntar, a los dos caballeros esperando ser recriminado por su pregunta más al mirar a Kim, éste asiente aceptando la intervención.
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El canto del caballero [bts]
Historical FictionCurioso lector, de los tiempos que corren soy yo conocedor y partícipe, creador y producto. Es fruto de este prólogo volverte las preguntas en respuestas, la curiosidad en intensidad. Creando esta historia reconozco, quizá muy a mi pesar, que he am...