Tan solo llevaba tres días en la ciudad pero Vaela ya estaba harta. Los gritos y súplicas retransmitidos desde la Torre Prisión eran simplemente insoportables. No podía entender cómo los habitantes de Ilianis eran capaces de vivir sus vidas con normalidad y cierto grado de tranquilidad teniendo que escuchar esos gritos desgarradores un mínimo de tres veces al día, casi como si fueran una parte más de la comida familiar. Si hubiera dependido de ella, habría llevado adelante un asalto general contra la Torre Prisión en el momento en que escuchó la primera transmisión pero Asariel era mucho más prudente y, en opinión de Vaela, demasiado cauto.
Durante ese tiempo se habían limitado a no hacer otra cosa más que observar y esa era otra cosa de la que Vaela se estaba hartando. Detestaba quedarse sin hacer nada. Se escondían durante el día y salían por la noche tratando de cubrirse con el manto de sombras que ésta les proporcionaba simplemente para ver cómo se movían las patrullas alrededor de la Torre Prisión y cómo cambiaban las guardias en las entradas inferiores. No era como si pudieran entrar por allí, en cada puerta había un mínimo de cinco guardias con cámaras de vigilancia que estaban encendidas todo el tiempo y sistemas de seguridad automáticos con ametralladoras.
Era casi la medianoche del cuarto día cuando Vaela regresó de su ronda nocturna al edificio abandonado en el que habían establecido como su base en la ciudad, al menos temporalmente. Lo primero que hizo, tras deshacerse de su equipo de vigilancia, fue preguntar a los demás miembros de su resistencia dónde se había metido Asariel. No sé molestó en ocultar el enfado que sentía y, apenas descubrió en que habitación estaba el Ángel Gris, se aseguró de azotar la puerta tan fuerte como le fue capaz a fin de llamar su atención.
Asariel se encontraba revisando un mapa holográfico tridimensional del exterior de la Torre Prisión construido en base a las observaciones que habían estado realizado durante esos días aunque no estaba completo puesto que la Torre Prisión se elevaba más allá de las nubes y allí, tan alto, volar resultaba complicado por la falta de oxígeno, por no decir peligroso.
-Has regresado- observó Asariel- Bien.
-¡Estoy harta!- exclamó Vaela- ¡Hemos estado aquí casi una semana y no hemos hecho nada de nada más que sentarnos a admirar el paisaje! ¡Hay gente inocente sufriendo dentro de ese lugar mientras nosotros nos quedamos aquí sentados!
-Si, ya he escuchado esa queja al menos una decena de veces desde que llegamos- dijo Asariel con tranquilidad- Te diré lo mismo que te dije todas las otras veces: no seas imprudente. Actuar de forma impulsiva y sin ningún plan provocará no solo que no logremos liberar a nadie sino que, además, puede que termine con nosotros encerrados allí mismo. Por ahora lo mejor que podemos hacer es trazar un buen plan y ponerlo en ejecución cuando llegue el momento.
-"Cuando llegue el momento", "a su debido tiempo", "cuando las circunstancias lo ameriten"- comentó Vaela tratando de imitar la voz de Asariel- No haces más que repetir esas palabras una y otra vez y parece que jamás llega el "momento". Nunca pensé que fueras un cobarde, Asariel.
El aludido levantó una ceja y empezó a acercarse a Vaela, con sus ojos grises firmemente clavados en ella. La Arcángel no pudo evitar dar un paso hacia atrás, no por miedo sino por... otra razón. Una que Vaela no era capaz de explicar.... y no estaba segura de si quería que fuera explicada. Asariel no se detuvo hasta que la distancia entre ambos no era más que de unos centímetros.
-Puedo ser muchas cosas, Vaela- afirmó- Quizás la mayoría sean negativas. Pero cobarde no es una de ellas. Trato de ayudarte, por más que no lo veas. Aprende algo de tu primo y empieza a aceptar los consejos e ideas que las personas a tu alrededor sugieren, aún si van en contra de lo que tú crees que es correcto. Si pretendes liderar esta rebelión esto es algo necesario.
ESTÁS LEYENDO
La Construcción de un Imperio
FantasiaEl fantasma de la guerra esta cada vez más cerca. Una vieja sombra cubrirá una vez a la Creación. Los Nephalem renacidos liderados por Change Pierce, tienen una difícil misión: proteger a este mundo y a todos los que lo habitan. Pero, ¿podrán relame...