Poco más de un mes había pasado desde que Krista comenzó sus experimentos con cohetes para tratar de llegar hasta esa base Nephalem en Marte y muchos ensayos sin éxito se habían llevado a cabo durante esos días pero, en ese preciso momento, esa era la menor de las preocupaciones de Change. Tenía necesidades... digamos, más inmediatas. Y virtuales.
-¡Mierda, Nova, ¿otra vez?!- exclamó Basilio- ¡Es la séptima vez que me matas antes de que logre siquiera saber donde estoy! ¡Dame un respiro!
-A ver, ¿cuál es la palabra que busco? Ah, sí. No- contestó ella en tono burlón.
-No es divertido jugar contigo- comentó Amelia.
-Para la próxima prohibamos los fusiles de francotirador, así no se puede- añadió Aquiles.
Change soltó un suspiro pero no pudo evitar sonreír. Como no tenían mucho que hacer decidieron ponerse a jugar un poco en la sala de la Torre de Arxaeter en la que habían instalado un montón de computadoras. El problema era que cada vez que jugaban a un juego de disparos Nova se agarraba siempre el fusil de francotirador y no paraba de matarlos a todos, sin importarle demasiado si eran del equipo contrario o del propio. Eso generaba un montón de quejas pero a Change le divertía mucho, aunque estuviera perdiendo.
-Juguemos a uno de estrategia ahora- sugirió- Allí no hay forma de que ninguno pueda abusar demasiado.
-Meh, nunca se me dieron muy bien- repuso Amelia- Además, ya casi es hora de preparar el almuerzo. Si me necesitan, estaré en la cocina.
-¿Pero de qué hablas?- preguntó Basilio- Recién van a ser las once de la mañana.
-Que estaré en la cocina, dije- respondió Amelia antes de irse tan rápido como podía.
-No sé ustedes pero eso me sonó a excusa- dijo Aquiles en tono de broma.
-En fin, supongo que podemos dejarlo por aquí. Por cierto, ¿alguno vio a Elektra?- preguntó Change- Necesito hablar con ella.
-Creo recordar que me contó que iba a entrenar un rato en el gimnasio- respondió Nova- Quizás siga allí.
Change le agradeció con un gesto de la cabeza y salió de la sala de computadoras para dirigirse al gimnasio. No estaba demasiado lejos, tan solo un piso más abajo por lo que no tardó mucho en llegar. El gimnasio estaba ubicado justo al lado de la Arena y prácticamente eran zonas complementarias. El primero estaba equipado con toda la maquinaria imaginable para poder mantenerse en forma y entrenar cualquier parte del cuerpo por lo que aquellos, como Change, que solían depender más de la fuerza física a la hora de pelear pasaban bastante tiempo allí.
Sin embargo, cuando él entró en el gimnasio no encontró a Elektra allí y eso que buscó literalmente por todos lados. Estaba por ir a ver si la encontraba en otro lado cuando escuchó un ruido como de dos objetos de metal chocando el uno contra el otro proveniente de la Arena.
-Por supuesto, debe estar allí- se dijo Change a sí mismo.
Había una puerta que conectaba el gimnasio directamente con la Arena por lo que decidió ir por allí. Apenas llegó se encontró lo que ya se esperaba: Elektra se encontraba en medio de un duelo espada contra espada con Aiko. Ambas se movían a una velocidad asombrosa, tan rápido que por momentos parecía que desaparecían y no paraban de lanzarse ataque tras ataque, habilidad tras habilidad una y otra vez. Aiko usaba y combinaba los poderes de sus dragones de forma constante mientras que Elektra iba variando entre usar sus dos espadas o juntarlas para hacer uso de su pistola dependiendo de la ocasión pero cada vez que ella disparaba cualquier tipo de bala la samurai las desviaba sin dificultad usando su katana o la partía a la mitad.
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La Construcción de un Imperio
FantasíaEl fantasma de la guerra esta cada vez más cerca. Una vieja sombra cubrirá una vez a la Creación. Los Nephalem renacidos liderados por Change Pierce, tienen una difícil misión: proteger a este mundo y a todos los que lo habitan. Pero, ¿podrán relame...