Nadie que tuviera un mínimo conocimiento sobre el Arte de la Guerra podía negar que la extraña formación geológica ubicada en el norte de Infernea que recibía el nombre de Arzk-Perc (Colinas Eternas en demónico) era un lugar estratégico importantísimo en cualquier confrontación bélica que se desarrollaste en la zona. No era una cordillera, puesto que no se extendía a lo largo, sino que parecía más bien la parte superior de un puercoespín, repleto de algunas de las montañas más altas del planeta, incluyendo la más alta que recibía el nombre de Arzka-Gertk o Colina Sagrada donde aún estaban las ruinas de un primitivo santuario construido por los demonios primitivos en honor a la diosa solar Igerana.
A lo largo de los más de doscientos kilómetros de este a oeste y los casi seiscientos de norte a sur que formaban la superficie donde se ubicaban las Colinas Eternas podían encontrarse los restos de centenares de fortalezas construidas por diversas naciones demoníacas a lo largo de sus eones de historia. La importancia estratégica de ese lugar siempre fue evidente para todos los demonios, quienes prácticamente nacían y vivían para y por la guerra. Solo había un problema.
Infernea era, por lo general, un mundo muy cálido cuyas temperaturas mínimas, hasta en invierno, rara vez bajaban por debajo de los quince grados pero en las Colinas Eternas eso no aplicaba en lo absoluto. Las temperaturas ya eran bajas en las montañas más pequeñas, ni que decir en las más grandes que estaban cubiertas permanentemente de nieve. A Satánica no le gustaba nada el frío. Nunca le gustó, desde niña siempre había tenido cierta aversión hacia todo lo que implicara una temperatura inferior a lo que ella consideraba tolerable. Pero ahora tenía que aguantar temperaturas por debajo de los cero grados y, para colmo, en lugar de estar cómodamente en la habitación que había tomado para sí en una de las fortalezas ya reconstruidas, tenía la obligación de "supervisar" las labores de reconstrucción de las demás fortalezas y el acondicionamiento de carreteras y otros métodos de comunicación que no implicará usar alas, puesto que a tanta altura y a tan baja temperatura el volar era casi mortal. Aunque, en el punto en el que estaban, tras poco más de un mes de haber arribado a ese lugar, "supervisar" se limitaba a quedarse quieta viendo cómo todos los demás trabajaban, lo cual solo hacía que Satania sintiera más frío todavía. Daba igual que se hubiera puesto tres abrigos encima de modo que pareciera mucho más rellenita de lo que realmente era, nada podía impedir que ese viento helado le entrara hasta los huesos.
Satania no podía ni suspirar para hacer notoria su frustración, sentía que si abría la boca se le iba a congelar todo hasta el estómago así que sólo podía quedarse quieta pensando en lo mucho que le gustaría estar en algún campo de entrenamiento haciendo ejercicio pero no, Belial había dicho que debía quedarse ahí parada y no tenía otra opción.
A ese punto sus oídos se habían congelado a pesar de sus esfuerzos por evitarlo y no pudo escuchar los pasos que se le acercaban por la espalda hasta que una mano le dio dos golpecitos en el hombro. Al girar se encontró de frente con el Capitán de los Diabólicos Guardias, Forneus, quien había traído consigo una taza llena de un líquido caliente que desprendía humo.
-Te vi sufriendo por el frío y se me ocurrió traerte esto- comentó- Virninio, tu favorito según Belial.
Satania le arrebató la taza de las manos y se tomó la infusión caliente de un único sorbo. De inmediato sintió una sensación cálida que recorría cada célula de su cuerpo y, aunque no duró demasiado, al menos ahora tenía menos frío que antes.
-Gracias, Forneus- dijo mientras le devolvía la taza- Lo necesitaba.
-No hay de qué, princesa- contestó él.
-No me llames así- ordenó Satania.
-Bueno, le guste o no, sigue siendo una de las hijas del último Rey Diablo, por más que no sea la heredera- repuso Forneus- El título de "princesa" es el más apropiado. Por cierto, Belial me comentó sus... opiniones al respecto.
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La Construcción de un Imperio
FantasyEl fantasma de la guerra esta cada vez más cerca. Una vieja sombra cubrirá una vez a la Creación. Los Nephalem renacidos liderados por Change Pierce, tienen una difícil misión: proteger a este mundo y a todos los que lo habitan. Pero, ¿podrán relame...