Y ahí seguía. Ahí seguía el instituto. Tenía la esperanza de que algunas de esas tormentas de nieve en Navidad hubiesen ocasionado algún que otro daño importante en el edificio.
Abrí las puertas del instituto con tranquilidad, las taquillas seguían con su color rojizo gastado, la gente abriéndolas y cerrándolas, metiendo sus cosas dentro, y yendo de un lado a otro, sin detenerse ni un segundo pero con un pésimo entusiasmo. Para no ser otro diferente, hice lo mismo, la abrí y metí mis libros y cuadernos dentro. Casi ni me dio tiempo a cerrar la taquilla que al darme la vuelta ya tenía a un grupito de tres chicas a mi alrededor con la baba colgando. Solo les falta un babero colgando del cuello.
—Hola, Ray.
—Esto...—me llevé la mano derecha a la cabeza pasándola hacia arriba por mi corto pelo.—Hola.
—¿Qué tal?
—Bien—no sabía que más decir.—Tengo algo de prisa...
Con esas simples palabras me deshice de esas tías pesadas que buscaban algo más de mi. Salí de allí escuchando sus risitas de fondo. Una de dos, o eran del primer curso o eran nuevas en el instituto. Las chicas que sabían cómo era, no se acercaban tan amistosamente, tal vez habían algunas excepciones.
Miré hacia otro lado, buscando a alguien que me llamara la atención. Allí vi a la chica que esa misma mañana despertó a mi lado. Parecía otra persona en ese momento. Sus tejanos largos y oscuros con el abrigo atado hasta arriba del todo y unas botas altas, muy altas. Verdaderamente, esos días eran muy gélidos, más de lo normal. En su rostro se podía notar cierto enfado y estaba algo seria. Decidí no ir por allí ya que no quería cruzarme con ella, así que me volví hacia la puerta, por donde cinco minutos antes había entrado, y vi como una chica con el pelo perfectamente ondulado y negro entraba por la gran puerta. Llevaba un abrigo largo y negro abierto dejando ver un top negro que se podía ver su ombligo. Llevaba pantalones largos y estos también negros. No parecía demasiado alta pero sí que tenía una altura perfecta. Esa ropa la estilizaba dejando ver la perfecta curvatura de su cuerpo delgado El color de sus ojos, azul como el cielo, resaltaban con el intenso maquillaje del mismo color que la ropa que llevaba y sus labios eran carnosos, cosa que le favorecía. Nunca antes la vi por este instituto, si no lo sabría. Varios chicos se giraban para observarla, al igual que yo, no me extrañó ya que era guapísima. Pero lo que sentí al ver como los demás la miraban fue un sentimiento de propiedad, como si yo fuese el único que pudiera mirarla. Fui yo el primero en mirarla y esa chica sería mía, antes o después lo sería. El timbre sonó y fue éste el que me volvió a poner los pies en la tierra, así que me dirigí al aula que había sido la mía durante este curso aun pensando en esa chica que ni siquiera conocía su nombre, pero que había llegado a captar mis cinco sentidos.

ESTÁS LEYENDO
Run away
Teen Fiction"Ambos eran el error en persona. Ambos intentaron huir del mundo. Ambos se unieron por necesidad" Diann, una chica fría y distante que ha sufrido muchos cambios durante el ultimo año y piensa que todo es culpa suya, puede que tenga razón y que una...