Capítulo diez

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Allí volvió aparecer la voz de Lauren y a continuación ella misma. ¿Cómo había entrado? La puerta estaba cerrada y el chico rubio se interponía entre ella. Miré su rostro burlón empezó a decirme lo mismo que me había dicho minutos antes y más cosas despectivas hacia mi persona.

Se aproximó cada vez más a mi susurrándome de aquella manera que tanto odiaba.

"Sabes que no eres perfecta"

"Él quiere lo que quiere"

Ella ya no estaba allí aunque su voz continuaba estando conmigo. Aquella horrible voz que me hacía estremecerme y que perdiera los nervios. La piel se me puso de punta y sin poder contener la rabia, comencé a golpear todo lo que había a mi alrededor hasta que llegué a la pared y mis nudillos se volvieron colorados con un tono azulado. En pocas milésimas de segundo los brazos del chico hicieron detenerme a pesar que ejercía una fuerza sobre la de él hasta que me dejé llevar para caer al suelo. Ya no escuchaba nada, solo mi respiración y la de él pegada en mi oído. Pronuncié mi nombre sin pensar, dejándome llevar por la voz de ese joven.

* * *

El agua fría calmaba el escozor de mis nudillos pero aun así no se bajaba la hinchazón. Él siguió esperando en la puerta mirándome a través del espejo y fue en ese instante cuando nuestras miradas se encontraron a través de éste. Agité las manos para sacudir el agua de ellas tras cerrar el grifo. Ya volvía a ser yo misma, solamente me había entrado un bajón que no me dejaba ser yo misma.

-¿Piensas quedarte mucho tiempo más aquí?

-No voy a dejarte sola, Diann.

-No necesito a nadie.

-Sí que necesitas. Necesitas ayuda.

-¿Que estas insinuando?

-Algo como que deberías de ir al médico o psicólogo.

-¡Yo no estoy loca! ¡No necesito a nadie salvo a mí misma!

-Sí.

-No, ni siquiera sé quién eres. ¡Tan solo eres un tío que necesita echar un polvo y no sabe cómo hacerlo!

-Yo soy Ray. Ven.

Vino a mí para cogerme de la muñeca y arrastrarme de ella recorriendo los pasillos aún vacíos hasta llegar a una sala con la puerta cerrada. Llamó a la puerta y una voz femenina sonó detrás de ella. Ray abrió la puerta dejándome paso antes que él.

Una mujer de unos cuarenta años estaba sentada detrás de un escritorio con mil folios desordenados encima de él. Se quitó las gafas que llevaba puestas y las dejo encima del teclado del ordenador. Preguntó porque estábamos allí y fue el chico quien habló. Le informó de mis reacciones anteriores mencionando también a Lauren... ¿Qué pintaba ella en esta conversación?

Ray abandonó la sala y la enfermera llamada Dra. Wood me hizo tumbarme en una camilla al lado de una silla dónde se sentó ella.

-Vamos a ver... ¿Tu nombre era Diann...?

-Diann Clawson.

-Cuéntame que ha pasado antes.

-Eh... no lo siento, yo no debería de estar aquí-me levanté de la camilla pero la mano de la enfermera me detuvo tirando de mi hacia abajo.

-Cuéntame.

Me miró seria y no tuve otra elección que hacer lo que me pidió. Cuando acabé de relatar los hechos que habían pasado tiempo atrás, vi una página llena de palabras ilegibles.

-Tu amiga, Lauren. ¿Desde cuándo la conoces?

-Hará un año y medio, dos como mucho. ¿Por qué?

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¡Hola!

Muchas gracias a todas esas personas que me leen, votan y comentan en esta historia como en las demás. Quería informaros que hace unas semanas subí una historia basada en poemas que explican una historia corta llamada "Roma al revés no es amor". Me gustaría que os pasarais por allí y dejarais vuestra opinión en los comentarios más votos. Verdaderamente me gustaría conocer lo que pensáis de ella.

También estoy pensando en escribir otra historia sobre un tema que tal vez a más de algún seguidor le gustará. ¡Os iré informando!

Besos,

_LifeIsBooks_


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