Capítulo 4

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El reloj marcaba las once y cincuenta cuando Jungkook se levantó para observar el bosque, hizo una vista panorámica y se detuvo en las colinas. Siempre quiso ir allí, se veían muy suaves, pronto el invierno llegaría y se llenarían de nieve. Comenzó a caminar hacia dichas colinas, estaba a punto de saber qué se encontraba del otro lado, pero, oyó la voz de Gemma.

—¡Jungkook! —gritó— ¡Baja ya, por favor! —sus ojos estaban cristalizados, se encontraba angustiada. El chico bajó, preocupado.

—Hey, ¿Qué pasa?

—¿Por qué estabas subiendo a las colinas? 

—Lo siento, tranquila.

—Sabes que no debemos subir, es peligroso.

—Lo sé, no pasa nada.

—Acabo de hablar con mamá, me habló de lo que hacen, son malos. Quieren quedarse con todo el país, piensan atacar los territorios de a poco.

—Espera, ¿Qué haces aquí?

—Ve-Venía para avisarte que el almuerzo está listo.

—Pues vamos. —la tomó de la mano— Deja de llorar, tonta. No me pasó nada.

—Debes entender, los indios no son buenos.

Al terminar el almuerzo Jungkook quiso volver a la casa del bosque, pero su madre le avisó que su primo Patrick vendría de visita junto a su madre. Cuando vino jugaron con un balón.

—Patrick, ¿Te puedo hacer una pregunta?

—Claro.

—¿Qué más sabes sobre los indios al otro lado de la colina?

Su primo picó la pelota una vez y luego clavó su mirada en él.

—He estudiado todo lo que pude de ellos, el año que viene tal vez me enliste en el servicio para poder enfrentarlos.

—¿Por qué?

—Porque son unos sucios, ladrones y satánicos.

—¿Puedes explicarte mejor?

—Mi padre me dijo que no se bañan hasta tener sus rituales malvados, que son una especie de fiesta para ellos en donde adoran al diablo. Planean tomar parte de nuestro territorio, ¿Puedes creerlo? —le pasó el balón. Jungkook se quedó recalculando un segundo— ¿Por qué tanto interés de pronto?

—Gemma dijo que de a poco tomarán estas partes. Pero no hay nada de qué preocuparse. —aclaró su garganta— Tenemos armas de fuego, ellos solo tienen bobas lanzas. 

Jungkook continuó pensando todo el día, por suerte, a Patrick le interesaba husmear la biblioteca de su padre, por lo que no se preocuparía en entretener a su primo. En la noche, cuando se encontraba a punto de dormir, comenzó a oír gritos, sus padres discutían.

—¡No pienso pasar esto otra vez, So Hin!

—¡Es una guerra civil, Francesca! ¡Tengo que estar ahí, soy uno de los soldados más importantes!

—¿¡Acaso no lo entiendes!? ¡Nos hiciste sufrir durante meses!

La puerta de su habitación se abrió, era Gemma.

—Ven. —se levantó de la cama.

—Alice se fue con ese chico que conoció en la fiesta. —dijo mientras se adentraba en la habitación y se acomodaba en la cama de su hermano— Papá se irá, otra vez.

—No sé porqué tanto escándalo. —caminó hacia la silla que tenía en la habitación.

—¿Cómo que no? ¿No lo extrañas?

—Me da igual, ¿No recuerdas que mamá nos dejaba hacer de todo?

—Cierto. —sonrió— Era muy divertido.

—Tranquila. —se sentó y trató de acomodarse lo mejor que pudo— ¿Recuerdas a Citlali?

—Muy poco, siempre me cuentas de ella.

—Era la mejor.  

—¿Qué le sucedió?

—No lo sé. —suspiró.

—¡Me tienes cansada! —se oyó un fuerte golpe. Eran las puertas de la habitación de al lado, la del cuarto de invitados.

—Yo jamás pelearé con mi esposo. —su hermana cerró los ojos.

—Eso espero, Gemma.

—¿Crees que están enamorados?

—No lo sé, —alzó sus hombros—, pero jamás trataría así a alguien que quiero.

—¿Alguna vez quisiste a alguien?

—No, nunca.

—¿Qué me dices de esa amiga de Patrick?

—¿Cuál?

—Poly.

—Oh, no. No la conozco.

La casa del bosque; J.JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora