Capítulo 2

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Era media tarde, los padres de Jungkook no se levantarían en todo el día pues se encontraban cansados por la fiesta de la noche anterior.

En el campo siempre habían cosas que hacer, por lo que el muchacho siempre buscaba algo para distraerse, ese día no había mucho. Terminó de almorzar junto a sus hermanas.

—Jungkook.

—Mhm. —dijo mientras terminaba de masticar su último bocado. Alice se levantó de la mesa.

—¿Crees que lo que dijo Patrick sobre los indios es verdad?

—No lo sé, ¿Por qué preguntas?

—Bueno... —observé la vista desde mi ventana. Gemma se acercó más a él y comenzó a susurrar—No había ninguna llama ni nada, tampoco ruido.

—De seguro todo es invento de Patrick.

—Le conté a Alice, dijo que es todo completamente cierto.

Jungkook frunció el ceño.

—Iré a investigar. —limpió la comisura de sus labios con la servilleta de tela— ¿Quieres acompañarme?

—¿Estás loco? Podrían hacerte daño.

—Solo es una broma, Gemma. —sonrió— Iré a la casa del bosque, desde que terminé con mis clases no he vuelto.

—Debes tener cuidado, Jungkook.

—Lo sé, tranquila, no cruzaré la colina. —depositó un beso en la frente de su hermana.

Él y Gemma eran muy unidos, demasiado. Se divertían juntos y se tenían mucha confianza, la muchacha a pesar de tener un año menos que Jungkook en algunos momentos parecía más madura que él, aunque eso era muy normal, Gemma debía comportarse como una señorita. Con Alice en cambio no era muy cercano, su hermana mayor constantemente lo corregía y lo trataba mal diciendo que era un chiquillo, él decía que ella era insoportable.

Salió del predio para dirigirse al verde y enorme bosque. Siempre le gustó estar ahí, era completamente tranquilo y hermoso, en el invierno solía haber nieve, a Gemma le encantaba, luego en la primavera había cualquier tipo de flores, pero su madre le prohibía ir pues eran venenosas, Jungkook siempre tuvo la tentación de acariciar y arrancar algunas, eran demasiado bellas. Ahora en verano no habían muchas, sería un milagro si las encontraba, sin embargo, en esa estación del año le entusiasmaba la idea de meterse en el río, pero ese día exactamente el clima no era muy adecuado, corría un poco de brisa, si se sumergía en esa agua se congelaría y atraparía un resfriado.

Faltaba poco para acercarse a la casa del bosque, en medio del camino había tomado un palo e iba golpeando ramas. Aquella casita la habían construido junto a Citlali y Gemma, estaba llena de libros, tazas, tenía también varios muebles, a sus padres les gustaba redecorar la casa cada cierto periodo de tiempo. Había una mesita con sillas a su alrededor, Citlali había tomado un colchón y como pudo lo convirtió en un hermoso sofá, era de madera y piedras, le encantaba estar allí. 

Al llegar se detuvo de golpe, la puerta estaba abierta, observó a su alrededor y no había nadie cerca, tomó del suelo un tronco delgado pero efectivo para golpear a alguien. Se adentró lentamente al interior de la casita sin temor. Se encontró con una muchacha que tenía el cabello lleno de rizos y de lleno de flores, al igual que su vestido, el cual le quedaba completamente holgado. Estaba acariciando los libros de la estantería, parecía no tener en cuenta de la presencia de él, hasta que se dio la media vuelta encontrándose con el ya nombrado. Jungkook retomó su posición de defensa. La muchacha gritó e inmediatamente alzó las manos.

—¿Quién eres?

Mba avelao aho handeha! —dijo en un idioma que no pudo detectar, Jungkook frunció el ceño.

—¿Me-Me puedes entender?

Cia kuv mus! —quería que la dejara ir. Tenía miedo.

—¿Eres una india?

La muchacha frunció el ceño.

—Tsy avy any India aho. 

Jungkook la escuchó y volvió a hablar.

—Sí entiendes. ¿Por qué tienes miedo? —la chica dirigió su mirada al tronco, Jungkook lo dejó a un costado— ¿C-Cuál es tu nombre?

—Soy Kalinda. —observaba a su alrededor, parecía buscar ayuda de alguien pero no había nadie.

—¿Me entiendes?

—Yo lamentar entrar.

—¿Cómo sabes...?

—Irme, irme ahora. —pasó por su lado sin tocarlo.

—¡E-Espera! —la chica se detuvo.

—No poder estar aquí.

Jungkook frunció el ceño.

—Lamento.

—No pasa nada, puedes... —aclaró su garganta— Puedes pasar cuando quieras. 

La chica continuó con su camino.

La casa del bosque; J.JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora