Capítulo 22

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Jungkook estaba ahogado en sus pensamientos hasta que divisó un movimiento entre el camino de los árboles con flores, era Kalinda. Se puso de pie y caminó hacia ella.

—Kali, no deberías estar aquí. 

—Lo sé, pero...—observó uno de los árboles, este tenía flores de color amarillas— Voy a extrañar esto. 

—De seguro encontrarán un lugar mejor.

—Seguramente, pero, esto es hermoso... con lo que costó que crezcan tan lindos. —Jungkook caminó hacia ella y entrelazó sus manos.

—Vamos, te acompañaré hasta...

—No quiero. 

—Kali, es peligroso.

—Por favor, solo un momento. —continuaron el camino— Este es mi favorito. —lo rodeó— Tiene flores de muchos colores diferentes.

—¿Cómo es eso posible?

—No lo sé, pero me encanta. Mi papá dice que fue un efecto de la naturaleza, y no es desagradable. Nosotros creemos que la madre tierra jamás comete errores, todo lo que hace es por algo, este árbol creció para ser diferente.

—Al igual que nosotros. —la rodeó con sus brazos— Je t'aime Kalinda. | Te amo, Kalinda.

La muchacha quedó totalmente sorprendida ante dicha declaración, luego dio media vuelta y comenzó a besarlo. Kalinda se dejaba llevar por el movimiento que ambos labios realizaban. Tomó entre sus manos el rostro de Jungkook y así logró intensificar el beso. Al separarse por falta de aire decidieron recostarse en el suelo, él estaba encima de ella; el vestido que llevaba no tenía tiras, por lo que solo debía bajarlo, de a poco depositaba besos en su hombro, luego por todo su pecho. Luego de un tiempo ambos de habían desecho de sus prendas. Hicieron el amor en medio de hermosas y coloridas flores.

—Je t'aime Jungkook. —depositó un beso en su frente. El muchacho la acariciaba delicadamente hasta quedarse dormido por completo.

Al día siguiente parecía que hasta el propio clima sabría lo que pasaría, pues se encontraba completamente nublado. Jungkook abrió sus ojos e inmediatamente la despertó.

—Vamos, hermosa. Debemos volver. —ella asintió con la cabeza y comenzaron a vestirse, al terminar se pusieron de pie y caminaron hacia el tumulto de personas.

—¿Vamos, Kali? —preguntó Citlali.

—Ajá. —depositó un beso en la mejilla de Jungkook y tomó la mano de la mujer, acto seguido se alejó de él. Parecía estar algo soñolienta.

—Aquí tienes. —Adrien le extendió una tela.

Los rau nws lub sijhawm rov sib ntsib. | Vamos, es hora de la reunión. —gritó Newén y casi todos los hombres se acercaron, otros observaban la colina para avisar cuando estuviesen cerca—Estamos muy agradecidos con ustedes muchachos, su valentía es enorme, desde siempre hemos cuidado a nuestras familias, pero, si no fuese por ustedes, hoy no seríamos capaces de sobrevivir, y por eso serán siempre recibidos en nuestra comunidad como uno más.

—Muchas gracias, les deseo lo mejor siempre. —dijo Adrien.

—Gracias, muchachos...

—¡Newén! —gritaba uno de los hombres que miraba la colina— Lawv los txog! | ¡Están llegando!

Enalenala? | ¿Distancia?

Dimy metrata. | ¡Cinco metros!

—Mierda, están aquí.

—¿Ya?

—A cinco metros. —Jungkook comenzó a sentir nervios, de esos que nunca en su vida había sentido, de esos que se te pegan a la garganta y tienes el deseo de vomitarlos.

—Deben irse. ¡Ahora! —todos salieron lo más rápido de allí, ambos se encontraban de rodillas— Prepárate, Jungkook. —el chico se quedó petrificado— Vamos, hermano. —comenzó a envolver el torso de él con la tela que le había dado Citlali con toda la rapidez que le fue posible. Jungkook un momento lo apartó para vomitar a un lado, cuando terminó Adrien dijo:—Ya sabes qué sigue.

Tenían que simular haber sido atacados, por lo que Jungkook le dio un puñetazo en el labio a Adrien, el ya nombrado tomó una piedra y le raspó en la ceja izquierda, ambas lastimaduras no tardaron en sangrar.

—Mantente quieto hermano, sé que estás nervioso, pero hazme caso. —Adrien llevó sus manos a sus espaldas y le hizo un nudo con la cuerda que los hombres le habían dado como parte del plan, luego ató una cinta a su boca, acto seguido, él se hizo lo mismo.

—Cu-Cuida a mi hermana.—sus ojos se cristalizaron.

—Lo haré, también tú lo harás y nos reiremos de todo esto algún día. —ambos hablaban como podían, a pesar de tener la cinta en la boca.

—No...—negó con la cabeza, lagrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas.

—¿De qué hablas? —Adrien frunció el ceño.

—Yo...

—¡Alto! 

Varios militares—demasiados—se encontraban sobre la colina, todos con sus uniformes verdosos y armas dispuestas a ser usadas.

—¡Son de los nuestros! —dos de ellos bajaron inmediatamente, lo primero que hicieron fue quitarles la cinta de la boca.

—¡Huyeron por allá! —señaló el lado contrario al donde habían escapado, señaló el camino de los árboles coloridos. 

—¡Atacar! —dijo un hombre, quien, por las medallas, Adrien pudo reconocer que era el capitán— ¡Tú, quédate con ellos!

—¡Comprendido, capitán! —todos los militares emprendieron camino hacia la dirección señalada. 

—¡La encontramos! —un soldado aparecía con la muchacha.

—¡Kalinda! —Jungkook corrió hacia ella, el soldado que la tenía agarrada al verlo correr hacia él le disparó con su arma, para ese momento, el muchacho ya había caído encima de ella.

—No hay paz sin un poco de violencia, ¿No es cierto? —dijo Adrien.

—¿Qué dices...? —el rubio le disparó al soldado que tenía delante con el arma que llevaba y al que le había disparado a Jungkook.

La casa del bosque; J.JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora