Capítulo 3

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Cuando la noche comenzó a caer, Jungkook decidió volver a su casa. Al llegar la cena se encontraba lista.

—Ve a lavarte las manos, Jungkook. 

El chico le hizo caso a su madre y fue hacia la cocina, una vez allí se lavó las manos. Observó la ventana de la cocina y fijó su vista en las colinas, al igual que ayer había una fogata. ¿Kalinda era de ahí? ¿Hacía rituales satánicos como decía Patrick? 

—¿Vienes o no? —habló Alice. Jungkook sacudió su cabeza intentando escapar de sus pensamientos. Cerró el grifo de rosca y luego caminó hacia el comedor. 

—Hola. —depositó un beso en la mejilla de su hermana menor.

—Es un día complicado. —susurró Gemma. Jungkook frunció el ceño.

—¿En dónde está mamá? 

—Durmiendo, no está de humor.

Su padre tenía la mandíbula tensa, la cena transcurrió en completo silencio. Al terminar las personas que trabajan en la casa comenzaron a levantar la vajilla, su padre fue hacia su despacho sin decir ninguna palabra. 

—¿Jungkook?

—Dime.

—Ven, mira lo que he investigado. —tomó su mano y lo guio hacia la sala de estar, en donde habían varios libros abiertos. Gemma encendió una vela y le enseñó las páginas que había marcado.

—¿Qué es esto?

—Los indios.

—Creo que no deberías...

—¿Por qué? Mis clases terminaron, tengo que distraerme con algo. Mira, papá me dio estos libros. —observó las imágenes en los libros, mostraban a los indios como personas con poca ropa. 

Recordó a la muchacha que se encontró en la casita del bosque, no era para nada parecida a lo que mostraban en los libros, era bella, con una preciosa piel morena, y cabello rizado color negro. Cuando la vio parecía que la naturaleza se había puesto de acuerdo para hacer que su silueta se vea perfecta pues el sol la iluminaba perfectamente, sus ojos con el reflejo se transformaban en color avellana. 

—Me voy a dormir. —se levantó.

—Pero, Jungkook...

—Lo siento, estoy cansado. —subió las escaleras. 

Al llegar a su habitación se quitó toda la ropa, quedándose solo en ropa interior. Se adentró en su cama, tenía un brazo por encima de su cabeza y el otro en su abdomen. Hasta ese momento no se había dado cuenta de lo mucho que había observado a la muchacha, quiso observar más allá de la colina pero la vista de su cuarto no daba para eso.

Jungkook sintió un pequeño rayo de luz en su rostro y se levantó de la cama. Se cambió la ropa y bajó inmediatamente.

—Me voy a la casa del bosque. —dijo cuando pasaba por el comedor, vio que su padre no estaba.

—Desayuna algo por lo menos, Jungkook. —tomó el huevo de cada mañana. A él le gustaban un poco crudos, por lo que comenzó a darle pequeños golpes con la cuchara y al romperlo se tomó el líquido que había en su interior.

—Eres asqueroso. —Jungkook miró a Alice, frunció el ceño y derrochó el líquido que quedaba en su desayuno.

—¡Mamá!

El chico rió.

—¿Quieres ir, Gemma? —la chica negó con la cabeza— Está bien, adiós. —tomó la tostada que había allí.

—Vuelve para el almuerzo.

Salió de la casa e hizo el mismo recorrido que el día anterior, le había dicho a la muchacha que podía volver si es que así lo quería. Esperaba encontrarla allí ya que no podía dejar de pensar en ella. Al llegar se adentró en el lugar, comenzó a ordenar todo mientras la esperaba, no sabía exactamente cuándo iba a llegar, pero la esperaría. 

La casa del bosque; J.JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora