Narrador omnisciente
Dinamarca miro de forma avergonzada al argentino, mientras que dudaba terriblemente en si dejarlo pasar o no, ya que no sabia si Argentina querría ello, después de ir al parque, cuando Dinamarca bostezo, el albiceleste decidió que era suficiente de vida nocturna y llevo a Dinamarca al hotel donde se alojaba.
Ahora mismo Dinamarca estaba delante de su puerta viendo al albiceleste con timidez y nerviosismo, algo ya muy típico suyo.
—Disfruté mucho de esta noche— aseguró Dinamarca mientras que sonría, tratando así de ganar tiempo y pensar sobre lo que debería hacer, dejarlo pasar o no.
—Yo también— aseguró Argentina sonriendo, notando el nerviosismo y la duda en sus ojos, le seguía resultando adorable, pero su personalidad juguetona no le dejaba pasar esa oportunidad de burlarse un poco de Dinamarca.
"Es tan descansable".
Argentina se agachó un poco hasta estar a la altura de Dinamarca y beso sus labios con suavidad y tranquilidad, dejando que Dinamarca marque el ritmo, no quería presionarlo a hacer nada, el tampoco solía hacer algo más haya de besos en la primera cita.
Dinamarca notó que aquel beso no era llevado por Argentina, pues el solía besarlo con algo de brusquedad, sus labios siempre buscaban tener el control, llevaba su propio ritmo y lo acostumbraba al suyo, y Dinamarca tenía que admitir que le gustaba su ritmo, le gustaba demasiado, ahora sentía que a pesar de que el beso era igual de bueno que los anteriores, quería que Argentina se dejara llevar y lo besé como solía hacerlo.
Argentina se separó del danés a pesar de sus protestas y lo miró a los ojos con una pequeña sonrisa.
—Invitame a pasar forro— ordeno de forma burlesca el argentino, haciendo a Dinamarca reír de una forma nerviosa.
—¿Por qué siempre me insultas? Eres un grosero— dijo de forma divertida, acostumbrándose a su forma de ser tan volátil.
—Es de cariño, ahre.
—Odio cuando usas expresiones en español que sabes que yo no entiendo— habló en danes Dinamarca, torciendo un poco la boca debido a lo molesto que le resultaba a veces.
—Te vas a tener que acostumbrar porque el danés no es mi punto fuerte.
Dinamarca sintió sus piernas temblar, y lo único que tuvo que hacer el argentino fue hablar con aquella voz tan característica suya, tan grave y desgarbada que era capaz de hipnotizar lo siempre, le gustaba demasiado su voz.
Argentina se sentía levemente indignado, pues notó que Dinamarca había desviado el tema, y que muy probablemente no quiera invitarlo a entrar, y no porque le moleste en realidad, sino que era un golpe a su ego, pues Dinamarca lo acaba de rechazar discretamente sin darse cuenta.
—Hablas demasiado bien como para que no sea uno de tus puntos fuertes— murmuró Dinamarca con algo de vergüenza.
Argentina no opino nada al respecto, pues sabia que no era el mejor hablando danés, aún le hacía falta su tan característico acento y era bueno solo hablando neutral.
—Anda a dormir enano— le ordeno con diversión el argentino mientras que le sonreía con pereza.
Dinamarca asintió, pero ni siquiera se movió de la puerta o hizo algún intento de cerrarla, se quedó congelando viendo fijamente los labios, todos los besos que tuvieron hasta el momento fueron por iniciativa de Argentina, y el país rojizo quería tenerlo por primera vez, pero primero necesitaba encontrar el valor para hacerlo, ya que el argentino era tan contradictorio y bipolar, tan inestable cuando se trataba de él.
—¡Ya besalo!.
Ambos países se voltearon en dirección a una puerta, pero sólo alcanzaron a ver como Noriega arrastraba hacia el interior a Islandia y cerraban la puerta detrás de ellos, evitando que los vieran, o bueno, evitando que la situación se torne incómoda.
—¡Lo siento!— grito desde el interior del mismo cuarto Finlandia, arrancando a ambos países una risa.
—Estoy algo confundido ¿Me lo dijeron a mi o a vos?— pregunto Argentina con una sonrisa, haciendo a Dinamarca reír de forma nerviosa.
Sabia que sus hermanos eran unos metidos pero jamás pensó que llegarían a espiarlo solo por mera curiosidad y morbo.
—Como lo siento, yo...mis hermanos no son así en realidad— trato de justificar, pues no quería que Argentina piense mal de ellos.
Argentina se encogió de hombros con desinterés, pues para el no le resultaba molesto, sus hermanos latinoamericanos eran mucho peor, y ni siquiera le incomodaba ma presencia de los hermanos de Dinamarca, pues a pesar de que los había tratado muy mal cuando los conoció, muy en el fondo les caía bien, hasta Noruega a pesar de que siempre tenía esa mirada asesina puesta en él.
—No importa, estoy seguro que se preocupan mucho por vos, más al saber que saliste conmigo, yo fui el que te trajo casi moribundo después de pasar unas horitas conmigo.
Dinamarca rió de forma nerviosa otra vez, recordando muy bien aquel día, fue una locura, pero por lejos fue una forma muy interesante de empezar a conocer a alguien, descubrió todo un mundo de secretos y máscaras con Argentina, y mentiría si dijera que incluso en ese preciso momento el chico no le resultará un total misterio.
—¡Es que ese día casi nos asesinas!— trato de justificarse, haciendo reír al argentino.
—Cualquier día puedo poner de nuevo tu vida en riesgo, nada más tenes que animarte de nuevo a subirte a una moto conmigo.
Argentina le guiño un ojo y acarició el cabello de Dinamarca como si se tratase de un niño, se agachó y besó con delicadeza sus labios, en un suave roce que duró tan solo unos segundos, luego se separó y se despidió con un movimiento vago de cabeza, le dio la espalda y se alejó del cuarto en el cual Dinamarca se alojaba en ese momento en el territorio chilense, pero no por mucho tiempo.
El país rojizo se apoyó en el marco de la puerta y suspiro mientras que sonreía al verlo alejarse, y cuando ya no fue capaz de ver su gran espalda o su mata de cabello celestino, se propuso cerrar la puerta e ir a dormir, pero antes de que la puerta terminara de cerrarse por completo, Noruega y Finlandia, junto a sus hermanas por detrás, interrumpieron en el cuarto empujando la puerta para pasar dentro del cuarto.
—¿Cómo te fue?
—¿A dónde fueron?
—¿No hizo nada estúpido o sí?
—¿Le dijiste lo que sentías?
—¿Qué te dijo?
—Vi que se besaron ¿son novios?
Esas y más preguntas incómodas volaron en dirección a Dinamarca, todas expulsadas de las bocas de sus hermanos que estaban ansiosos de información.
El pequeño país rojizo entendía por qué, hace más de tres años que no sale con nadie, cuando su relación con Grecia terminó se propuso estar por un tiempo solo y no ser molestado por nadie, deseaba estar en paz y dejar atrás lo ajetreado que podría ser mantener una relación, y sus hermanos se encontraban no tan gratamente sorprendidos de que el argentino le llame tan poderosamente la atención, después de todo, el país albiceleste resulta ser todo lo que Dinamarca detesta, algo desordenado, malhumorado, impuntual y con el historial de li que parece ser un fuckboy ¿por qué le llamo tanto la atención?
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.Nadie sabe, nadie sabe, hasta yo quiero saber, pero no sé xd
Espero que les haya gustado este capítulo, no olviden votar y comentar, me encanta leerlos y saber sus opiniones sobre las historias, prometo publicar más seguido.
Namas que no sé muy bien como continuar con esta historia, la voy a terminar, pero no sé cuando 😔
Que tengan un fantástico día, nos veremos en otro capítulo.
Posdata: me van a odiar en el siguiente capítulo.
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IMPACIENCIA
FanfictionNo sabía lo que exactamente le atraía de aquel ente tan grosero, maleducado y...hermoso, fuerte, considerado, caliente....¡No! Quiso decir valiente, sí, valiente, bueno, también era caliente. El punto es que Dinamarca no entendía cómo podía sentir...