Capítulo 18: Despedida.

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Dinamarca veía salir el sol, no había dormido demasiado, de hecho tenía unas ojeras muy notables, y se veía bastante agotado, al igual que el resto de los países, menos Rusia, Rusia se veia tan fresca como una lechuga, y ahora hablaba tranquilamente con Argentina mientras que esperaban el vuelo que la llevaría de nuevo a Rusia.

-Me encantaría quedarme más tiempo contigo querido amigo, pero debo volver a seguir haciendo los preparativos cuando me toque a mí- habló Rusia con tranquilidad mientras que veía de reojo a los demás países.

—Vos tranqui, cuando vaya a tu territorio me voy a quedar unos días más, para que pasemos tiempo juntos, como antes— Argentina le sonrió por pura cortesía, pero Rusia no devolvió su sonrisa, se mantenía seria y distante.

Ese chico, Dinamarca, tal parece que te cae bien— opinó Rusia, viendo de reojo al país nombrado.

—Es soportable— murmuró Argentina, viendo también de reojo a Dinamarca— igual no me termina de caer bien.

—Dinamarca parece casi imposible que alguien le caiga mal— aseguró Rusia en un español algo dificultoso.

—Bueno a mi no me termina de caer— trato de dejar por terminado el tema, y pasar a otro— ¿Cómo está Moscú?— pregunto mientras que veía de reojo los tableros que anunciaban los vuelos próximos o los que estaban llegando.

—Me sorprende gratamente que no lo trates mal, como siempre tratas a los países como él— Argentina frunció el ceño con molestia, levemente agriado por lo que estaban hablando.

—¿Países como él?— pregunto sin comprender del todo a Rusia.

—No es un secreto para nadie que eres un hijo de puta muy gruñón, y que los países de apariencia... débil e inocente te temen hasta a veces sin razón sólo porque te gusta aterrar niños.

—No me hagas ver como el coco— rió Argentina con tranquilidad— tampoco soy tan malo.

—No, de hecho, eres más agradable y lindo de lo que te gustaría admitir.

—Dinamarca, es un país curioso, quizás demasiado, pero no entiendo tu interés en él, ni mucho menos la razón por la que lo ligas a mí— Argentina tenía enemigos peligrosos, como también amigos poderosos, Rusia era su amiga, pero eso no significaba que confiaba en ella al 100%.

—Veo más cosas que tú— murmuró Rusia, sin querer dar demasiadas explicaciones, jugando al misterio, Argentina también sabía jugar.

—Y yo sé más cosas que vos— Argentina hizo que ambos se detuvieran, se puso en frente de la chica y tiro levemente de sus hombros para darle un beso en la mejilla— nos veremos luego.

Argentina se despidió con tranquilidad, pero brevedad y se alejó de la chica mientras que buscaba con la mirada a Dinamarca, sabía que algo así podría pasar, pero aún así decidió ignorarlo, ahora aquel país rojo corría peligro sin siquiera saberlo, y todo porque no pudo mantener la distancia con el de habla danesa, si tan sólo lo hubiera hecho ahora nada, de lo que estaba seguro pasaría, afectaría la vida tranquila que llevaba el danés.

—Tenemos que hablar— le dijo nada más encontró a Dinamarca, tomando su mano y arrastrándolo lejos de sus amigos y el resto de los países chismosos, entrando al baño de hombres, mientras que el más bajo lo veía como si estuviese completamente loco.

—¿Y dónde quedó eso de mantener las distancias?— pregunto levemente divertido Dinamarca.

—Bueno parece que el destino quiere que te esté oliendo el culo, así que de momento lo voy a hacer— cortó de rápida manera el comentario, sin querer desviarse de la charla— quédate.

Dinamarca no ocultó su sorpresa ante la petición del argentino, y debía admitir que le desconcertaba demasiado ¿Qué se quede había dicho? ¿En su territorio? ¿A hacer qué? O ¿Para qué? Dinamarca lo pensó, Argentina no había hecho gran cosa por él, o bueno sí: le había comprado una pomada para sus quemaduras, había evitado que lo roben y también había ayudado a mantener lejos a su hermana de aquella capital de mala espina.

—¿Para qué?— se atrevió a preguntar, ya que aunque confiara en él aún así preguntaría, era parte de su naturaleza curiosa.

Argentina se veía dudativo, parecía estar debatiéndose internamente lo que recién había dicho, y parecía haber entrado en conflicto consigo mismo.

Luego de algunos segundos de debate, Argentina suspiró, derrotado, con los hombros caídos y miraba a Dinamarca con sus cejas fruncidas, y con su labios estirados en una mueca de derrota.

—Perdón— murmuró— por todo lo que te hice pasar desde que me conociste— era una verdad a medias, ya que si, desde que Dinamarca lo había conocido le habían pasado alguna que otra desgracia que de alguna u otra manera de vinculaban con él.

—Sabemos que no fue tu culpa— trato de hacer desistir Dinamarca, ya que aunque su disculpa lo tomaba gratamente desprevenido, no veía razón de disculpa.

—Si fue, bueno algunas cosas, y te quiero, de alguna manera, pedir perdón, no sé me ocurre nada que pueda darte así que te voy a mostrar las bellezas secretas de mi país— Argentina le sonrió de forma amigable a Dinamarca, dando un paso cerca suyo, tratando así de destruir la distancia que los separaba— sólo tenés que quedarte uno o dos días más, nada más.

Dinamarca lo pensó, y lo pensó y lo volvió a pensar. Con una disculpa de Argentina le habría bastado, era demasiado bueno como le exigir cosas a los demás, pero tenía curiosidad por aquellas "bellezas secretas" de las que hablaba, sin mencionar que eran dos días en los que podría pasar a solas con Argentina sin otras países de por medio, y quién sabe, quizás llegarán a ser amigos.

La idea de tener una especie de enemistad con aquel país albiceleste le resultaba absurdo, no le gustaba ni un poco tener malas relaciones con alguien, mucho menos tenerlas por cuestiones tan estúpidas como las que tenían con aquel argentino de sonrisa amigable.

—Si lo pones así, entonces no puedo rechazarlo, si quiero— terminó cediendo Dinamarca con una sonrisa— quiero que me muestres tu país.























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Bueno aquí llego yo diciendo que la historia se va a poner medio turbia, ahre no mentira JAJSJAJA XD

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