Capítulo 30: Cita.

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Dinamarca

Movía de forma nerviosa mi pierna, de arriba hacia abajo mientras que veía como Argentina pagaba la cuenta, una cuenta que yo pedí que compartamos, a lo que se negó.

—Ya está— aseguró Argentina acercándose a mi mientras que me sonreía con tranquilidad— vamos a pasear enano— pidió con tranquilidad mientras que me sonreía.

Yo asentí, estando de acuerdo con esa idea, empezando a caminar a su lado mientras que ambos nos sumergimos en un silencio cómodo y que ambos disfrutamos por igual.

El cielo estaba despegado y plagado de hermosas estrellas, estaban algo desoladas las calles pero aún así había personas caminando por la calle, quienes nos dedicaban una que otra mirada curiosa pero que volvían de inmediato sus ojos y dejaban de observarnos. Los humanos siempre fueron muy curiosos, y siempre llamábamos la atención estando entre ellos, era de cierta forma adorable ver como siempre volteaban a vernos.

—Gracias por lo de esta noche— asegure con tranquilidad, mientras que nos metíamos a lo que parecía ser una plaza.

—De nada, la paso bien estando con vos— dijo de forma relajada sin voltear a verme.

Mis manos sudaban, sentía que en cualquier momento iba a vomitar, y no porque me sintiera mal, sino que los nervios me estaban comiendo vivo, y juro que trataba de tranquilizarme pero me era imposible, sentía que mis piernas me iban a fallar en cualquier momento y ya no quería pasar más vergüenza de la que ya había pasado estando en el restaurante.

—Arge...— llame con suavidad, provocando que el voltee a verme— ¿podemos...podemos sentarnos por favor?

Argentina asintió mientras que sus ojos buscaban una banca, que la encontramos a pocos metros de donde estábamos.

—Lo que yo quería decirte en el bar era— me aclaré la garganta, buscando el valor suficiente para decirle, era más difícil de lo que pensé.

Ya me había declarado antes, no era la primera vez que me abría de esta forma delante de alguien, pero con Argentina todo se complicaba de una manera casi ridícula, ya que en mi mente aún rondaba la posibilidad de que sea rechazado y eso me causaba un temor gigantesco, el albiceleste demostró ser alguien inmaduro, molesto, burlista y también infiel, que me atraiga era absurdo, pero aún así ahí estaba, sentado en aquella banca a punto de confesarle que me gustaba.

Argentina

Mire el rostro sonrojado de Dinamarca, aquel pequeño país que me había causado algunos problemas desde que apareció en mi vida, era alguien divertido, nervioso y muchas veces parecía ser alguien muy tímido, era hasta divertido en ese estado, me recordaba a Perú.

Le temía al compromiso, no iba a negarlo, hacía más de una década que no salía con nadie y mantenía mis relaciones de la manera más esporádica posible, ya sea porque no me sentía listo para una relación o la persona que tenía al lado no era de mi completo agrado como para mantener una relación sentimental, Dinamarca era alguien dulce y sentía muchas cosas por él, pero aún así, me preguntaba ¿qué mierda hago sentado aquí? ¿En esta banca con él? ¿Qué me pasaba por la cabeza al momento de invitarlo a salir?.

—Bueno, la verdad es que desde que te conocí me llamaste mucho la atención, nunca había escuchado hablar de ti, siempre mantuvimos una relación muy neutral y apenas sabíamos algo del otro...y bueno, creo que sigue siendo de esa manera.

Él se veía muy lindo, y a la vez inalcanzable, Dinamarca era un buen chico, era simpático y también trataba a todos de una forma tan amigable que era hasta estúpido llevarse mal con él, y sólo él podía llevarse mal con el país más educado que conozco, a pesar de que desde mi punto de vista tengan tanto en común.

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