Capítulo 25: Bésame

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Argentina había arrastrado al país rojizo hasta una mesa  mucho más cerca del escenario, pero a su vez uno masa oscuro y privado, una mesa sólo para dos y que no tardaron en ocupar.

—¿Qué es lo que...?— sus palabras quedaron a medio terminar, pues sus labios fueron sellados por el beso apasionado que Argentina le dio.

Los labios del argentino se movían con calma y lentitud sobre los suyos, pero a su vez de una forma dominante y excitante, demostrando una vez más, que Dinamarca no tenía el control sobre lo que sucedía entre ellos, pero de todas formas se dejó llevar, saboreando los labios del argentino quien mantenía a Dinamarca agarrado de la nuca, evitando así que el más bajo se separe de él.

—Perdón— murmuró el albiceleste con una pequeña sonrisa mientras que se separaban— te quería comer la boca desde que te vi entrar al bar.

Dinamarca se sonrojo, mientras que desviaba su vista  a otra parte que no sea el argentino, quien lo seguía poniendo muy nervioso, pero sobre todo, le avergonzaba lo que pensaba.

No, no, no te disculpes, hazlo de nuevo por favor.

¿Por qué ambos estaban en ese bar? Los viajes y estudios de los países con tal de construir más cedes a lo largo del mundo seguían con normalidad, y el segundo país que tocaba visitar era Chile, el país vecino de Argentina, y por lo tanto, luego de un día de haberlo recorrido, la chilena y anfitriona había decidido llevarlos a un bar para que conozcan un poco de la vida nocturna chilena.

—Se ve que ya estás de buen humor— murmuró Dinamarca, viendo como el albiceleste se apoyaba sobre la mesa con tranquilidad.

—Seh, y se ve que vos ya no me querés matar— Dinamarca sonrió mínimamente por aquello, ya que sí, había sido muy injusto con el argentino.

—Lo siento, yo...

—Me lo merecía— interrumpió Argentina con tranquilidad— supongo que sí debí llamarte.

Dinamarca sonrió, con tranquilidad y alivio al saber que Argentina había recapacitado y le había dado la razón, una pequeña -gran- victoria teniendo en cuenta lo orgulloso que siempre se mostraba el argentino.

—Oye— llamó Dinamarca con algo de vergüenza, ya que era hora de poner límites a su...lo que sea que eran.

Dinamarca era un tipo tranquilo, feliz y simple, quería una relación con Argentina, quería intentar conocerlo y ver como iba, pero también quería saber lo que Argentina pensaba con respecto a ellos dos, no sería su amigo con derechos, pues no le iban muy bien ese tipo de relaciones, y en serio se sentía muy interesado en  ese país como para dejarlo pasar.

—¿Qué pasa?— pregunto el albiceleste mirando al escenario, notando que Chile se subía al mismo con una sonrisa.

—Quería preguntarte sí...

—Esta canción va dedicada a alguien muy especial para mí, espero que lo disfruten— interrumpio la chilena las palabras de Dinamarca al haber hablado mediante el micrófono, anunciando que ella iba a ser la cantante.

La música empezó a llenar el ambiente, mientras que luces frías se posaban sobre el escenario, dejando en penumbra el resto del bar, Dinamarca pensó en seguir hablando, hasta que notó como la chilena miraba a Argentina, lo miraba de una forma tan fija y coqueta, que no supo cómo reaccionar, pues no le gustaba.

Hoy volví a dormir en nuestra cama
Y todo sigue igual
El aire y nuestros gatos
Nada cambiará
Difícil olvidarte estando aquí, oh-oh-oh

Te quiero ver
Aún te amo y creo que hasta más que ayer
La hiedra venenosa no te deja ver
Me siento mutilada y tan pequeña, ah-ah-ah


Los ojos de Chile parecían brillar mientras que cantaba, mirando de forma tan fija a el país albiceleste que hasta los países que no sabían lo que sucedía sabían que la chilena estaba cantando para Argentina, ella estaba dedicandole una canción de amor, y por la letra, Dinamarca se dio cuenta que había una historia detrás.

Dinamarca miro a Argentina, se veía tan sorprendido y atento a la chilena que pareciera que sólo existían ellos nada más.

Ven y cuéntame la verdad
Ten piedad
Y dime por qué, no, no no
Cómo fue que me dejaste de amar
Yo aún podía soportar tu tanta falta de querer

El país rojizo sintió como el corazón se le hundió, y no tan solo por la voz tan melodiosa y hermosa que tenía Chile, sino por los sentimientos que transmitía, ella claramente lo seguía amando, y era tan evidente que muy pronto el pequeño país se sintió abrumado, como también apartado, se sintió un intruso en aquella burbuja, porque mientras la chilena cantaba con sus sentimientos a flor de piel mirando a Argentina, el país albiceleste se veía tan sorprendido e hipnotizado que Dinamarca no evitó sentirse desplazado.

La música seguía, como también en canto de la chilena, cada estrofa era más dolorosa que la otra, Dinamarca no sabía qué era lo que haría, porque cuando tenía pensado declarar a Argentina lo que sentía, venía la chilena y le cantaba una serenata en medio de un bar, eso sí que era injusto.

Hace un mes solía escucharte
Y ser tu cómplice
Pensé que ya no había nadie más que tú
Yo fui tu amiga y fui tu compañera, ah-ah-ah

¿Era cierto? ¿Ambos antes salían? Lo venía venir, pero ¿por qué le dolía tanto?

Ven y cuéntame la verdad
Ten piedad
Y dime por qué, no, no no
Cómo fue que me dejaste de amar
Yo aún podía soportar tu tanta falta de querer

Y cuando Dinamarca pensó que no podía empeorar, la chilena empezó a descender de forma lenta los peldaños del escenario, caminando directamente al argentino. El pequeño país no sabía qué hacer, sus ojos se sentían aguados, su estomago era un revoltijo total y ni siquiera podía reaccionar adecuadamente, ni siquiera podía moverse, estaba completamente pasmado y sacado de lugar.

La chilena seguía cantando, y cuando llegó delante de Argentina, justo al final de la canción, acarició el rostro del argentino con tanto cariño y amor que Dinamarca quiso vomitar allí mismo, y mientras todos aplaudían y vitoreaban lo que parecía ser una pareja de enamorados, Dinamarca luchaba por agarrar suficiente coraje, ponerse de pie, e irse de ese lugar, pues ya no se sentía lo suficientemente valiente para nada.

Chile acercó su rostro peligrosamente al de Argentina, provocando que el país albiceleste por fin reaccione, y antes de que siquiera pudiera acercarse más y besarlo, se puso de pie tomando las muñecas de la chilena, arrastrandola fuera del bar y fuera del alcance de Dinamarca.

Esa fue, sin duda, una de las noches más desastrosas del viaje.






























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Verga, se fue todo un poquito a la mierda ¿no? Jsjsjs.

La canción es de la poderosisima Mon Laferte, que por cierto es Chilena, por lo tanto me pareció correcto que sea Chile quien lo cante, presten mucha atención a la letra, entenderán mejor cómo Dinamarca se sintió.

Comentario del día:

No sé que pasara pero estoy muy nerviosa JAJSJAJA

Nos veremos mañana en el siguiente capi que será de vital importancia para la posible relación o no de Arge y nuestro querido país Dinamarca bb.

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