—¡Dinamarca!— ante la mención de su nombre el pequeño país levantó su cabeza, viendo a sus hermanos esperándolo en la puerta del hotel, claramente preocupados.
Argentina decidido no dirigirle la palabra en todo lo que quedaba del camino y dirigirse directamente al interior del hotel, dejándolo a solas con su hermanos, lo cual no sabía cómo tomar, ni siquiera sabía cómo sentirse ¿Cómo podría gustar de alguien así? Era impensable.
—¿Qué pasó? ¿Estás bien?— Noruega fue el primero en acercarse a él, revisándolo de hito a hito, buscando seguramente alguna herida, pero lo único que se sentía herido era su orgullo— te quemaste con el sol.
Ante aquello Dinamarca presto atención a su piel, y luego a su mano, en la cual sostenía una pomada, provocando que una estúpida ira y nerviosismo se instalará en él.
¿Por qué se comportaba como un patán y lo cuidaba tanto? Ni siquiera recordaba cuando Argentina puso aquella pomada en su mano, ni cuando estaba enojado Argentina parecía olvidar los detalles.—Estoy bien, Argentina me cuido— le costaba un poco mucho decir aquello luego de que haya tenido una pelea con Argentina, y prácticamente lo haya acusado de desatento y grosero.
—Me alegra escuchar eso— aseguró Finlandia, suspirando con alivio, tomando su hombro con camareria— ¿Qué pasó contigo en la fiesta?
—Conocí a una chica, muy agradable— aseguró el país sonriendo con tranquilidad— bebí de más y me quedé dormido en la reposera del patio de Argentina, nada más— soltó una risita nerviosa y se despeinó ligeramente.
—Bueno ¡Países del primer mundo se me acercan y escuchen atentos!— grito Argentina atrayendo la atención de los hermano y también de todos los países que fueron al viaje— si alguien, un humano, un policía, quién sea, les pregunta la hora, como le pasó a nuestro querido Dinamarca ¡Ustedes le dicen que no tienen y salen corriendo! ¿Ok?— algunos latinos rieron debido a las palabras de Argentina, claro que algunos no le veían la gracia— porque lo más probable es que quiera robarlos, otra cosa, si alguien se les acerca mucho ustedes gritan mi nombre y yo voy corriendo a dónde están, no se manejen solos y tampoco se manden solos porque si se pierden no pienso salir a buscar boludos, hace calor para eso— algunas risas hinundaron de nuevo el lugar, haciéndolo agradable aunque estaban tratando temas serios— por último, si yo digo sigan al puto grupo y no se queden solos— sus palabras adquirieron un tono mucho más tosco y duro al pronunciar esas palabras, mientras que veía a todos los países sin detenerse en nadie en concreto, pero de todas formas Dinamarca sabía que era una indirecta muy directa para él— es ¡Sigan al puto grupo! Aclarado eso, sigamos, mañana vamos a capital y es un viaje largo.
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Todos los países siguieron recorriendo la provincia en la que ahora se encontraban, hacía algo de frío, frío que parecía no importarle demasiado a Argentina, ya que se veía bastante contento con el aire helado, Dinamarca tampoco se quejaba, esto era muy agradable, y mucho más soportable que las calurosas provincias que visitaron al principio, y el pequeño país se vía fascinado por la variedad de temperaturas que lo rodeaban.
—¡Papá!— ese grito, lleno de inocencia y aniñado hizo que los que estaban cerca de Argentina voltearan hacia el origen de la voz, viendo a una niña, con colores llamativos como bandera, que no dudo en saltar a los brazos extendidos de Argentina.
—¿Cómo está mi nena?— pregunto Argentina con una sonrisa gigante, con una mirada cargada de amor y aprecio que desconcertó a Dinamarca, hasta que comprendió que esa era su hija.
—¿Puedo ir con ustedes?— pregunto la niña con tranquilidad mientras que seguía sonriendo en grande, aferrándose al cuello de su padre como si la vida se le fuese en ello, de hecho era una escena muy tierna.
—Vos conoces mejor este lugar que yo— Argentina beso la mejilla de su hija, para luego agarra el cuello de la campera de la misma con delicadeza y tirar de ella, separándola de su cuerpo, para luego subirla a sus hombros, haciendo que la infante ría encantada— guianos petisa.
Dinamarca sonrió sin poder evitarlo cuando vio que la pequeña niña trataba de controlar a Argentina tirando del cabello salvaje de su padre, haciendo que esté suelte groserías y amenace con bajarlo si seguía golpeándolo, pero sabía que el argento no haría tal cosa, se veía encantado con la presencia de la menor.
Seguiría viéndolos, sin prestar demasiado atención a su alrededor, hasta que recordó las palabras de Argentina."[...] me ves todo el tiempo ¿O te pensás que no me doy cuenta?"
Cuando recordó aquel vergonzoso encuentro se volteó y decidio no verlo más, ya que a Argentina parecía incomodarlo, y es que no podía evitarlo, ese país tenía algo que le llamaba poderosamente la atención, e iba más haya de parecerle atractivo, sólo que no sabía qué, ni cómo frenarlo.
Supuso que lo mejor que podía hacer era mantener la distancia, evitar acercarse a él y estaría bien, con suerte aquellos estúpidos y confusos sentimientos se extinguirían sólos, todo a base del tiempo y la distancia.Sí, parecía un muy buen plan.
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Cortito, ya sé 😔 meperdonas?
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IMPACIENCIA
FanfictionNo sabía lo que exactamente le atraía de aquel ente tan grosero, maleducado y...hermoso, fuerte, considerado, caliente....¡No! Quiso decir valiente, sí, valiente, bueno, también era caliente. El punto es que Dinamarca no entendía cómo podía sentir...