Capítulo 22: Campeón del Olimpo

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Había pasado una semana, Argentina no me llamaba y trataba que eso no me alterará tanto como me estaba alterando, pues había un tiempo muy largo del momento que ONU me dio el mensaje, uno taaaaan largo que en ese lapso de tiempo pudo haberle pasado algo grave, y de nuevo me encontraba preocupado por su estado.

¡Deja de morder ese maldito lápiz o juro que yo te lo meteré en lo más profundo de tu garganta!— gritó Noruega, ya harto de mi más reciente tic, morder los lápices con los que escribía, mientras que hacía un ruidoso sonido con mis dientes al chocar contra la madera del lápiz, a Noruega lo exasperaba tanto que estaba seguro que cumpliría su promesa si no dejaba de hacer eso, y por mi seguridad, deje de hacerlo.

No seas tan cruel con el Noruega ¿No vez que extraña a su enamorado? ¿Quieres mi bolígrafo? Me ayuda cuando estoy estresada— ofreció Islandia, dándome un bonito bolígrafo azul que tenía la punta reversible, oh eso era una adicción.

Di las gracias por la pluma y empecé a apretar el botón de forma repetida, disfrutando del sonido que la pluma hacía, pero un sonido placentero o una sensación de relajación temporal y mínima para mí, era una cosa muy estresante para Noruega, y lo demostró, cuando de una forma muy grosera me arrebató la pluma que tenía en manos y la tiro lejos de mi alcance.

¡Esa era mi pluma!— reclamó Islandia con molestia a Noruega.

Sí, ¿Y viste cómo se alejó? Fue glorioso, así como se alejó tu pluma, también mi estrés, funciona muy bien tu método querida hermana.

Obviamente el sarcasmo y la burla estaba tan presente que Islandia tuvo que pelear con él, como la típica pelea de hermanos que no se soportan pero se aman, muy en el fondo.

Decidí en está ocasión ser un espectador, no me convenía meterme con ello cuando estaban enojados, Noruega muchas veces es insoportable inclusive cuando no estaba molesto, e Islandia se convertía en toda una bestia castradora devoradora de almas cuando alguien la hacía enojar, ay pero qué linda familia.

Mire hacia el frente con indiferencia cuando la pelea carecía de lógica, viendo que justo en frente mío pasaban dos países hablando tranquilamente, me disculpo por lo que pasará.

—¿Ya hablaste con Argentina? A mí me llamó ayer...— juro que ni siquiera reconocía al país que dijo aquello, pero fue suficiente como para despertar una parte de mi que juraba que había abandonado en lo más recóndito de mi mente.

Literalmente, llevado por una adrenalina casi bestial, me puse de pie en mi silla y pise mi escritorio, para cazar del cuello de la camisa al país que había dicho ello, interrumpiendo su charla con otro país, y el país, desorientado por lo que pasaba, no tuvo la destreza como para resistirse a mi agarre en su cuello, quién se veía confundido y hasta casi aterrado al toparse con mi rostro.

—¡¿Cómo que llamó?! ¡Dime qué está bien!— admito que no fue muy sutil ni delicado de mi parte, pero situaciones drásticas requieren de medidas drásticas.

—¿Pero qué chingados?— exclamó el país, sosteniéndose con sus palmas apoyadas sobre la mesa, ya que, como el 75% de los países aquí ¡Era más alto que yo!.

¡Dinamarca! ¿Qué estás haciendo?— ni siquiera sabía cuál de mis hermanas había dicho eso, pero no importaba.

—Ora ¿Y éste enano quien...?

¡Dime o te arrancaré la maldita cabeza!— oh Dios mío perdóname ¿En serio acabo de amenazar de muerte a un país?

—¡¿Qué te diga qué?! Pinche loco.

Iba a utilizar de nuevo la fuerza bruta, a exigirle que me diga dónde putas estaba Argentina, y de paso preguntar si estaba bien, porque no puede ser que haya tenido el tiempo de hablarle a éste país y no haya tenido tiempo de enviarme aunque sea un puto mensaje, pero no lo hice, y no lo hice porque las puertas fueron abiertas nuevamente, y junto a ello una exclamación digna de estar en la pantalla grande.

—Pero la puta madre, siempre lo mismo con el lugar de estacionamiento Chile, a ver si entendes de una vez que ese lugar ¡Es mío forro!

Sentí como si mi cuello hiciera como el de el exorcista, porque en ese momento, vi cómo Argentina entraba, tan despreocupado pero apuesto, siendo el puto campeón del Olimpo, entrando como uno, invencible e inalcanzable.
Y cómo siempre, el desgraciado se veía guapo.

Llevaba unos zapatos de vestir marrón claro, junto con un pantalón también de vestir negro que le hacía justicia a sus piernas altas y bien formadas, su pecho estaba cubierto por una remera blanca de lo más normal e informal adornada con un saco marrón del mismo color de sus zapatos, que le quedaba bien, joder, juro que algún día lo voy a vestir con una jodida bolsa de papas a ver si le queda bien.

Toda la sala se quedó en un silencio mucho más incómodo que en el ya estaba sumergió cuando yo arme semejante escena al acorralar de esa manera a aquel país, y nadie se atrevía a romperlo cuando me vieron caminar directamente a Argentina, y yo, personalmente creía que tiraba humo por las orejas.

Nada más llegar a su lado Argentina me miró, sonrió, casi no estaba nada mal, si no fuese porque me preocupo su bienestar por demasiado tiempo.

—Hola Norue...— no lo resistí, antes de que terminara aquel saludo burlesco hacía mi persona, patee su pierna con fuerza, provocando que el diera un pequeño grito y empiece a quejarse por ser golpeado por mí— ¡La re concha de la lora y la puta mama hija de re mil putísima madre que te re contra mil parió enano!— más algunas malas palabras que decidí que no quería conocer.

¡Eso te pasa por no haberme dicho que estabas bien! Idiota.

No espere a que se defendiera de ningún modo, sólo me di la vuelta y me marché de la sala, dejando que hable solo, porque esto no se lo iba a perdonar tan fácil, se acabo de recibir malos tratos de parte de Argentina y bajar la cabeza como si nada.








































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Argentina be like: chale ya la cague verdad.

Se nos puso salvaje Dinamarca. Igual me parece una cosita re tierna 😆🥺

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