Celo

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Han pasado 3 semanas desde que se había recuperado del accidente, y hace un día que su celo había comenzado. Y ya hacía encerrado de nuevo en el calabozo retorciéndose en el piso de dolor, sosteniendo y apretujando su vientre bajo, que quemaba y ardía como un infierno. Sus gritos de dolor se escuchaban por todo el lugar de abajo, y estaba sudando como si estuviera en un asador.
Rosa tenía prohibido darle supresores y sin Ren que era su alfa, su celo dolía mucho. Desde ya años sus celos dejaron de mostrar excitación, o necesidad de sentir placer. Ahora todos sus celos se conformaban en retorcerse de dolor en el suelo de dolor, sin una pizca de placer. Y para colmo dolía como los demonios no estar con su alfa durante esos días era horrible, y a eso le sumamos que a pesar de eso, Tabiki, tenía que salir a trabajar. Sus jornadas eran difíciles y si decidía descansar, la persona que lo vigilaba le daba 5 azotes con un látigo, básicamente era tratado como un animal, no... a un animal lo tratan mejor... lo trataban como a una bestia, como a un monstruo que no siente.
Por otro lado, los celos de Ren eran fáciles de pasar, el alfa siempre contrataba a omegas y pasaba sus celos con ellos, eso afectaba a Tabiki porque al fin y al cabo, quisiera o no, era la traición de su alfa, SU alfa, ellos aún seguían unidos por esa marca que cada día estaba más dañada y ese lazo, cada día más roto junto con la nula relación que nunca tuvieron, Irónico, no?
Cuando Tabiki tenía su celo, Kakoru tenía prohibido ver a su madre en toda una semana, y el pequeño siempre preguntaba por su madre pero todos le decían que estaba bien y que no preguntará más, que era por su bien. Y en este caso también le habían dicho lo mismo. Pero Kakoru se estaba cansando de eso, quería ver a su mamá y si debía desobedecer y escabullirse, pues lo haría.
Ren y Rosa estaban atendiendo algunos asuntos sobre algún detalle de la manada, y los pocos empleados de la mansión generalmente no le prestaban atención al niño. Y esa fue la oportunidad perfecta para que Kakoru haga de las suyas ese día.
Kakoru entró en la oficina de su padre y en un cajón donde veía que Ren sacaba unas llaves para ir a ver a su mamá, así que cojio esa misma llave y fue corriendo al calabozo donde se encontraba Tabiki. Probó una llave en la cerradura de la puerta de entrada del lugar y no abría, siguió probando y la última fue la que abrió la puerta. Entró corriendo por el pasillo feliz ignorando olímpicamente el fuerte olor de su madre, se acercó a una puerta de donde sabía que estaba el omega y con una llave certera, la abrió topándose con Tabiki en el suelo gimoteando de dolor.

-Mami...?

El omega levantó la mirada sorprendido por escuchar esa vocecita que se le hacía tan conocida, esa personita que no debía estar ahí.

-Kakoru... ugh!
-Mami! Que pasa mami!?
-Mi vida... que haces aquí...? No deberías estar aquí... ah!
-Mami!! Que te duele mami!?
-Cielito... mi amor... no tienes que estar aquí... uf... tienes que salir mi vida.... solo estoy un poco enfermo.... corazón ah! No te preocupes... ahora vete....
-No! Mami esta enfermo! No puedo dejarte! Cuando yo me enfermo la abu Rosi o papá me dan medicina y me dan masajitos y me siento bien.... yo no quiero que mamá se sienta mal...

El omega río bajito intentando así disipar el dolor por escuchar a su cachorro que era tan inocente... tan tierno y bueno, "será un buen alfa", pensó el omega otra vez.

-No pequeño...no es necesario que hagas nada si tu papá se entera puede hacerte daño... y yo no quiero que te pase nada... porque soy tu mamá y mi deber es protegerte... no tu a mi... aaaaaagh!!

Tabiki se volvió a tirar al piso, abrazando su estómago tiritando de dolor... se estaba volviendo más fuerte al punto de ya no poder evitar gritar de dolor en frente de su hijo quien lo veía asustado.

-Mami....
-Kakoru.... sal de aquí rápido! Ah!!!
-No!! Mami! Mami!! Que puedo hacer mami!?
-Ugh!... Kakoru.... si te digo lo que me puede ayudar.... agh!!... te iras..?
-Si mami...
-Esta bien... Ufff!!!.... yo... lo único que necesito es a mi alfa.... aaaaaaaaaah!!!!!

Tabiki soltó un chillido de dolor, tan fuerte que desgarró su garganta, pero lo que más le dolió fue que en un instante sintió que algo en su interior se rompió... no era su lazo.. era su omega... su omega agonizaba en su pecho, y Tori... su lobo también estaba muriéndose... se desmayó, le dolió tanto quebrarse por dentro, y le sucedió lo que ningún alfa u omega desearía... su alma se quebró... su omega agonizaba y el como consecuencia entró en depresión.
Kakoru, el pequeño alfa con sus ojitos llorosos y asustado por ver a su madre tendido en el suelo con un par de orejas de lobo sobre su cabeza al igual que una cola que salía desde su coxis. Kakoru también dió el grito más desgarrador que podía hacer tan solo un niño de 7 años mientras movía el cuerpo de Tabiki desmayado.
Como arte de magia Ren y Rosa entraron al lugar encontrándose con esa escena que los dejo helados. Un tabiki en el suelo con Kakoru desesperado llorando. Rosa actuó primero amarcando a Kakoru afuera del lugar para llevarlo a su habitación y hablar con él tranquilamente para calmarlo, pero Ren seguía ahí, viendo el cuerpo inerte del que es su compañero, sin reaccionar, solo en shock por ver su estado, estaba sin palabras. Hizo lo primero que paso por su mente que le pareció medio coherente. Tomó a Tabiki en sus brazos sintiendo el liviano peso del contrario, tocando las sobresalientes costillas y escápulas.
Corrió al piso de arriba y entró en una habitación cualquiera de la casa y depósito el inerte cuerpo en la cama, observándolo mejor, además de sus orejas de lobo en su cabeza y una cola en su espalda baja, se fijo en el estado de su cuerpo, un rostro pálido y demacrado y la venda en su ojo izquierdo que cubría la herida de su ya inexistente ojo, por el accidente, los labios resecos pero rosados como fresas y sus mejillas con poca carne. Le arrancó la camiseta sin descaro y vio su pecho y estómago, sus botones rosados deformes por una gran cicatriz de garras que cruzaba por ese lugar junto a muchas más hechas por garras o por el látigo y sus costillas sobresalientes junto con sus caderas huesudas. Bajo su vista al estómago del omega, encontrándose con la fea cicatriz en su vientre bajo, reviviendo el día en el que Kakoru nació, esa cicatriz seguía ahí junto con unas pocas estrías que se perdían en el huesudo abdomen del omega. No le dió la vuelva al cuerpo del omega pero casi y podía jurar que ahí estaban las cicatrices de látigos por el trabajo. Vio sus piernas lampiñas que no tenían ropa, solo un short grande que le llegaba hasta los muslos, sus piernas sucias y raspadas, sus pies pequeños ya con callos por andar siempre descalzo sin medias ni zapatos. Volvió su mirada a los brazos del pequeño y vio desde sus clavículas que se notaban mucho, vio la marca de sus dientes en un lado de su cuello, la marca seguía ahí, roja, infectada, pero seguía ahí y él lo podía sentir; vio los brazos, huesos y feos, pero al tocarlos eran duros, por el esfuerzo de su trabajo en la mina, sus manitas con callos y ampollas por el mismo esfuerzo y las nuevas garras que asomaban nuevas por el acontecimiento. Vio sus orejas y cola que eran nuevas, lo que significaba que rompió el equilibrio entre su omega y su bestia. El omega soltó un quejido bajito, llamando la atención del alfa, quien observó la expresión adolorida de su omega y como su cuerpo temblaba y jadeaba bajito.
Una nueva ola de calor asecho al cuerpo del omega, junto con una explosión de olor del celo. El alfa se pasmó, esperaba un olor de excitación o un llamado de incitación para el sexo, pero no había nada de eso, solo había el olor a miedo, dolor, terror y horror, sin ninguna pizca de necesidad por placer. Ren se dispuso a tomar de nuevo al omega cuando la puerta se abrió dejando ver a una Rosa desesperada.
-Señor! Kakoru esta.....

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Continuara.....

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