No todo puede ser calma

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-Mejor regresa a la habitación, arregla el desorden que hiciste por estar como perra en celo.

Tabiki no podía levantarse y Ren lo llevo jalando por el brazo hasta la habitación importándole muy poco su estado, lanzándolo dentro.

-Y mas te vale arreglar ese desorden, ya!!!
-Si señor...
-Y ventila el cuarto, tu asqueroso aroma se siente en todo el maldito lugar.

Tabiki solo dio un asentimiento de la cabeza aún sollozando de rodillas, la cabeza baja, con las orejas agachadas y su apachurrada cola en el piso destrozada. Ren le había pedido desarmar el nido que se encontraba en la cama, y la verdad no quería.
De por si le hacía sentir bien el aroma cálido de su alfa a pesar de que este no lo quisiera, y el nido estaba lleno del exquisito olor, y desarmarlo iba a ser una tortura.
Se subió a la cama y comenzó quitando la primera prenda una camisa del alfa, la quitó del nido, sus manos temblaban, no quería soltarla, quería aferrarse a toda esa ropa que estaba en la cama, donde hicieron el amor hasta dormirse. Donde el alfa le demostró amor por primera vez, donde le acarició el cuerpo, las cicatrices, el alma con delicadeza y cariño, donde hizo que se olvidará de todas las cosas malas que el mismo alfa le había hecho, y solo querer pensar que todo cambiaría con solo esa noche... así que no quería separarse de ese lugar que fue su refugio así que solo se aferró a él bajo la atenta mirada del alfa, no tenía la valentía para enfrentar a Ren que se encontraba cerca de él pero tampoco quería dejar su nido, era importante para él, si se separaba de ese lugar podía sentir que se iba a desvanecer, al fin y al cabo era como su propio refugio.
Poco le importo que el alfa le estuviera viendo, se volvió a acostar en la cama donde estaba el nido de ropa y se quedó ahí abrazado a esa camisa que ya había sacado del montón, llorando a mares soltando hipidos y olfateando la ropa, sintiéndose cálido pero asustado, no quería que nadie le separase de ese lugar, sintió como Ren comenzaba a tironear de él, le jalaba para que soltara la ropa y saliera de ese espacio, pero no... Tabiki seguía bien aferrado al nido, se sujetaba con sus garras de la cama y cuando el alfa lo sacaba un poco del lugar volvía a gatear hasta volver. Nuca había dejado de llorar, le dolía mucho todo; que su alfa le tratará mal después de esa noche de amor, que querían separarlo de ese nido que era su salvación y su refugio.

Todo mundo sabía gracias a las clases de biología, que nunca hay que sacar a la fuerza a un omega de su nido, ademas de peligroso era doloroso para ellos. Cuando alguien hace un nido era para sentirse protegido y cálido uno de los actos muy íntimos que pueden hacer una pareja enlazada, solo las crías, el omega y el alfa pueden estar en el nido, otra persona que se acerque a este, es considerada una amenaza. Pero en este caso Ren estaba haciendo todo lo contrario.

-Que te sueltes he dicho!!
-No! Por favor no!!
-Y a mi que me importa si quieres o no!
-No... por favor no
-HE DICHO QUE NO ME IMPORTA!

En un movimiento brusco por parte del alfa sacando de la cama al omega.

-No!
-He dicho que no me retes! Por que no entiendes!
-No quiero! Déjame volver...
-NO! AHORA ARREGLA LA PUTA CAMA O TE IRA PEOR QUE AHORA!
-No.... por favor no...
-HE DICHO AHORA!

Con la cabeza baja el omega comenzó a desarmar la barrera de ropa, con sus manitas temblando y su ojito lagrimeando, comenzó a doblar las prendas como podía pero la mano del alfa en su muñeca le detuvo, regresó a verlo, con la esperanza que le dijera que podía descansar en el nido un momento más pero no fue así.

-Mejor lava la ropa, se impregnó de tu asqueroso olor, no me voy a poner nada con tu hedor. Pero no la laves tú, eres inútil, no podrás hacerlo, pídele a Rosa que lo haga.
-Si...

En una tomó la ropa y la fue poniendo poco a poco en una canasta. Caminó fuera de la habitación y fue a las escaleras, la canasta era muy grande como para tener una mejor visión del camino así que tropezó y rodó las escaleras, la ropa se regó y rodó junto a ella, intentó protegerse al caer pero igual siguió rodando hasta llegar al primer piso. Ren solo veía desde el segundo piso con burla, pero no se detuvo a ayudarlo, solo se dió media vuelta y volvió a entrar a su habitación, importándole poco la situación en la que se encontraba el omega.
Tabiki en cambio, estaba escaleras abajo entre consciente e inconsciente, se había golpeado la cabeza con el filo de las gradas y al parecer se había hecho una herida, y le dolía el cuerpo por los golpes de la caída.

Luna de sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora